La eutanasia en Europa: desde quien ampara el derecho hasta quien lo penaliza con cárcel

La eutanasia en Europa: desde quien ampara el derecho hasta quien lo penaliza con cárcel

En España, la ley reconoce el derecho de los enfermos a rechazar la atención médica y expresar sus deseos en forma de testamento en vida.

VOISIN/PHANIE via Getty Images
VOISIN/PHANIE via Getty Images

Este lunes, dos familias van a entregar en el Congreso de los Diputados 280.000 firmas para pedir que se desbloquee la ley de regulación de la eutanasia y se eviten situaciones como las que han vivido y viven en sus hogares. Este debate, presentado por el PSOE, fue tomado en consideración por el pleno de la Cámara Baja el pasado 2 de julio pro sigue en proceso de tramitación, estancado, ya que tanto PP como Ciudadanos siguen solicitando la ampliación del plazo de enmiendas, según denuncian los socialistas.

Estamos ante un derecho sin regular plenamente en España, al contrario que sucede en otros países europeos, donde nos llevan una delantera importante. Holanda fue el primer país del continente en legalizar la eutanasia. La ley entró en vigor en 2002, aunque esta práctica era ya tolerada desde 1993. Le siguieron Bélgica y, más tarde, Luxemburgo. Suiza y Finlandia también tienen una legislación favorable a esta práctica, pero solo aprueban el suicidio asistido. Sin embargo, hay países que aún penalizan esta práctica hasta con cárcel, como Polonia.

En España, la eutanasia no está autorizada, pero la ley reconoce el derecho de los enfermos a rechazar la atención médica y expresar sus deseos en forma de testamento en vida. La eutanasia y el suicidio asistido se consideran un delito según el artículo 143.4 del Código Penal.

Esta es ahora la radiografía de la situación.

Holanda es el país más avanzado, lleva 30 años debatiendo abiertamente del rema y regulando el ejercicio de ese derecho. Legalizó la eutanasia en abril de 2002. Desde entonces, esta práctica se ha incrementado un 73%. La ley holandesa considera legal la intervención directa y eficaz del médico para causar la muerte de un paciente que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con padecimiento insoportable. El paciente debe residir en Países Bajos y la petición de eutanasia o de ayuda al suicidio debe ser reiterada, voluntaria y producto de la reflexión. No es, por tanto, una decisión sin filtros ni tomada a la ligera.

Los sufrimientos deben ser intolerables y sin perspectivas de mejora, añade la ley. El paciente debe haber sido informado convenientemente de la situación y del pronóstico. El médico que vaya a aplicar la eutanasia está obligado a consultar el caso con un compañero (o dos, en el caso de que el sufrimiento sea psicológico), que tiene que emitir el correspondiente informe.

Las peticiones de eutanasia las pueden hacer incluso pacientes menores de edad, en algunos casos con el consentimiento de los padres (entre los 12 y 16 años inclusive) y sin el consentimiento, aunque participando en la decisión final (entre los 16 y 17 años).

(Puedes seguir leyendo tras el vídeo...).

La eutanasia es legal en Bélgica también desde 2002; el país dio el paso pocos meses después que su vecino. Debe ser solicitada conscientemente por una persona mayor de edad o menor emancipado, que sea capaz, con pronóstico de enfermedad irreversible, que padezca un sufrimiento físico o psíquico constante e insoportable o una enfermedad grave incurable.

La solicitud de eutanasia debe realizarse por escrito, de manera voluntaria y reiterada, escrita y firmada por el paciente o por un adulto designado por él. El facultativo, además, debe dejar pasar un mes entre la petición y la realización de la eutanasia, para garantizar que la decisión es firme y no hay vuelta atrás.

Los médicos tienen -entre otras- la obligación de consultar a otro especialista en la patología correspondiente en cada caso, y ese segundo experto también debe redactar un informe. En la legislación belga está prevista la eutanasia para pacientes no terminales. La ley belga, a diferencia de la ley holandesa, no regula el suicidio asistido, que por tanto, sigue siendo un delito penal.

Fue en febrero de 2008 cuando Luxemburgo se convirtió en el tercer país del mundo en despenalizar la eutanasia, aprobando la ley sobre el derecho a una muerte digna. Para las personas que se encuentran inconscientes es necesario un certificado anticipado de su voluntad. Además, los médicos están obligados a conversar varias veces con los pacientes sobre su decisión y a pedir asesoramiento a otro médico. Los pacientes de entre 16 y 18 años pueden pedir la eutanasia con la aprobación de sus padres o representantes legales.

En Finlandia, se permite la eutanasia pasiva, pero no la eutanasia activa aunque el suicidio asistido es tolerado, misma situación que en Suecia. En ambos casos, desde hace más de una década.

La ley es confusa o parcial en países como Dinamarca y Alemania, donde sí está permitida la eutanasia pasiva, es decir, suspender el tratamiento por cualquier vía.

El parlamento alemán, en concreto, aprobó en 2015 una ley que permite la eutanasia por “causas altruistas” y la prohíbe por motivos “comerciales”. La eutanasia activa, aquella por la que el médico induce deliberadamente a la muerte a su paciente administrándole una dosis letal, sigue estando prohibida y castigada con penas de hasta cinco años de prisión. La eutanasia pasiva, que contempla métodos para prolongar la vida del paciente como la ventilación asistida, es legal, pero la ley no concreta si la asistencia al suicidio se contemplaba como un acto criminal en todos los casos. El debate se ha reabierto tras varios casos polémicos de suicidio.

En Suiza, la eutanasia no está permitida legalmente, pero existe un vacío legal que autoriza el suicidio asistido. A diferencia de la eutanasia, en el suicidio asistido es la propia persona la que efectúa la acción, estando médicamente asistida. No hay una ley específica sobre ello, pero sí jurisprudencia del Tribunal Federal, que dijo en noviembre de 2006 que el suicidio asistido era legal y se derivaba del derecho a decidir de las personas, independientemente de su estado de salud. Para llevarlo a la práctica, el paciente debe ingerir una dosis letal de barbitúricos recetados por un médico o aplicarse una inyección intravenosa por sí mismo. El requisito ineludible del auxilio al suicidio en Suiza es que detrás de la actuación de quien ayuda no haya ninguna motivación egoísta ni de tipo personal o económico. En la asistencia al suicidio pueden intervenir personas ajenas a la profesión médica y suele quedar en manos de ONG especializadas.

En Reino Unido, se permite la eutanasia pasiva y la sedación paliativa y/o terminal, pero no la eutanasia o el suicidio asistido aunque desde febrero de 2012, la justicia suaviza la persecución de personas que han ayudado a morir a un familiar que lo ha solicitado.

Luego están los casos como Francia, Grecia o Austria, en los que la eutanasia activa y el suicidio asistido están prohibidos pero sin esas penas de cárcel. En Italia añaden un matiz: la ley reconoce el derecho de los enfermos a rechazar la atención médica, igual que en la República Checa. En Portugal, el Consejo de Ética admite suspender el tratamiento en algunos casos, pero la eutanasia es considerada por el código penal como homicidio según los artículos 133 y 134 del Código Penal. En Estonia, se permite la eutanasia pasiva, pero la eutanasia activa es ilegal; no hay, sin embargo, legislación específica. Lo mismo pasa en Hungría.

Eslovaquia es uno de los países con un ordenamiento más duro en Europa. La eutanasia y el suicidio asistido no están permitidos, se consideran homicidios de acuerdo con los artículos 145 y 154 del Código Penal y conllevan una pena de prisión de 15 a 20 años y de 6 meses a 3 años, respectivamente.

En Polonia la eutanasia es ilegal y está penada con hasta cinco años de cárcel, de tal manera que se entiende como un asesinato. En Bulgaria está prohibida expresamente desde 2004 y es punible, con prisión de 1 a 6 años. De 1 a 8 años se fijan en Croacia, donde el Código Penal prohíbe la eutanasia activa bajo el tipo de delito "asesinato a petición".

En Eslovenia, la eutanasia tampoco está permitida. Aunque no existen leyes específicas sobre la eutanasia y el suicidio asistido, se consideran delitos, como asesinatos y asistencia suicida.