La obligada transformación del turismo, y cómo todos somos parte de ella

La obligada transformación del turismo, y cómo todos somos parte de ella

Viajar, como lo hemos hecho hasta ahora, va a cambiar para siempre.

.Oskar Kadaksoo (Unsplash)

El sector del turismo siempre ha sido algo que podríamos encajar bajo el concepto de perenne. Por norma general, siempre es temporada alta en algún lugar del mundo y siempre hay millones de personas planificando su siguiente viaje. Especialmente la famosa generación de millennials y Gen-Z, entre los cuales me incluyo, soñamos despiertos constantemente pensando en ir a nuestro próximo destino. Y entonces llegó 2020 y cambiaron las reglas de juego.

Pese a todo, si algo está claro es que la industria turística no va a desaparecer. Viajar es parte de lo que somos, y habrá que adaptarse. Habrá cosas que permanezcan, como el uso de gel obligatorio en todas partes o las mascarillas en aviones y lugares muy concurridos, pero cuanto más hablo con expertos en este mundo de los viajes más percibo un rumor de fondo que avecina cambios de gran calado. 

Y esto es algo que probablemente no te sorprenda ahora mismo. Se trata de un sector complejo, del que dependen muchos otros (hostelería, restauración, cultura, e incluso patrimonio), y este cambio necesario le va a permitir adecuarse a la nueva realidad; no solo la provocada por el virus, también la realidad climática y las nuevas demandas de los consumidores.

Para que nos hagamos una idea de la dimensión del problema, entre marzo y junio de este año circularon un 96 % menos de aviones. Son muchos los profesionales de la salud que llevan meses, e incluso años, advirtiendo de que los viajes necesitan más preparación. Maite Azuara, experta en salud pública y directora del Área de Sanidad y Política Social de la Delegación del Gobierno en Madrid, insiste en un “sentido común sanitario” que también implica la elección del destino asumiendo los riesgos de cada uno.

En un escenario en el que las cosas cambian de un día para otro es muy difícil saber cuándo se resolverá la situación provocada por el COVID-19, pero el verano de este año nos ha demostrado que cuando el virus está más o menos contenido el turismo es posible y positivo para todos. Aunque falta bastante para que volvamos a la normalidad, los viajes con medidas de precaución desde el origen van a ser la tónica habitual hasta que esto pase.

Paco Nadal, reconocido periodista de viajes, recuerda que siempre que surge este tema hay defensores que abogan por volver a otro tipo de turismo:

“¿Y cómo decide usted quién entra y quién no a Barcelona? A Venecia ya le han puesto puertas, pero esto no es algo fácil. Si algo podemos aprender de esta pandemia es a ‘desestacionalizar’ el turismo. Si descontextualizamos en el tiempo los datos de visitantes a los grandes destinos, la situación no es tan terrible; pero tenemos que viajar de otra manera”.

¿Y qué tiene un experto de la industria que decir aquí?

Maite Azuara y Paco Nadal se expresaban así en un vídeo publicado por Enrique Alex, un creador de contenido que decidió dejarlo todo en 2016 y, junto a su pareja, hizo la maleta y decidió recorrer el mundo sin un billete de vuelta. 

Su vuelta al mundo duró dos años y medio, en total 906 días. Cuatro años después del primer vuelo, hoy su canal de YouTube es el más grande de viajes de España, trabaja con marcas y departamentos de turismo, además de ser uno de los mayores referentes públicos sobre viajes.

  Enrique Alex.

Daniel: ¿Crees que hemos sacado alguna lección sobre la situación, en lo que a viajar se refiere?

Enrique Alex: Siempre que hay una crisis de algún tipo se escucha esto de las lecciones aprendidas, y luego acabamos volviendo a lo mismo. Ojalá, pero no lo creo. Lo que sí siento que está más a la vista que nunca es el hecho de que tenemos que cambiar la forma en la que distribuimos nuestro tiempo. No tiene sentido que vayamos todos al mismo lugar a la vez. El turismo tóxico que llega a ciudades como Venecia o Barcelona lo es por la propia aglomeración, que incita un turismo sin valor añadido de foto y adiós. Desestacionalizar el turismo llevará tiempo, y por el camino habrá que revisar los modelos laborales y seguramente escolares para poder vivir en un mundo más flexible, pero en un escenario en el que cada vez más personas tenemos acceso a viajar esta es la única forma. Muchos de los lugares repletos de turistas en agosto están vacíos en marzo, y no tiene sentido. No creo que nada vuelva a ser como antes hasta el verano de 2022, como pronto, así que tenemos tiempo y una oportunidad para transformar la industria del turismo.

Daniel: ¿Cómo puede el turismo ayudar a quienes han perdido su trabajo o se han empobrecido por el COVID-19?

Alex: Esto es importantísimo. Los que llevamos años hablando de turismo responsable y sostenible tenemos que continuar haciéndolo. Ser un turista responsable no es solo aprender del país que se visita y no subir a elefantes o promover actividades destructivas. También es entender que viajar es la mejor ventana al mundo que tenemos, y que como viajeros es nuestra responsabilidad contribuir a su mantenimiento y mejora. El turismo destructivo, el de los grandes cruceros y tantas otras actividades con huella negativa, tiene que transformarse, y solo lo hará cuando dejemos de demandarlo. Este cambio de cultura hacia la apreciación de lo local y el mundo natural es una oportunidad enorme hacia la transformación del sector y la creación de nuevos puestos de trabajo. Por supuesto que estos cambios tienen que venir desde la Administración y el sector privado, pero nosotros como “consumidores” finales somos quienes tenemos que dar el primer paso.

Daniel: Ya que has recorrido tanto mundo, ¿en qué país se está haciendo un esfuerzo por esta transformación?

Son muchísimos, cada uno a su manera. Tailandia está empezando a preocuparse por los plásticos de un solo uso, porque allí el uso y abuso es increíble, Filipinas está por fin tomando medidas para proteger la biodiversidad marina, y México y otros países de Latinoamérica están poniendo en valor el turismo experiencial, protegiendo a comunidades originarias y dándoles una nueva vía de desarrollo controlado. Es complicado, pero como viajeros tenemos que ser nosotros los que nos adelantemos a estos cambios. Insisto en el ejemplo de los elefantes en Tailandia, estando allí uno recibe la misma oferta una y otra vez, pero una simple búsqueda en Internet nos explicará la terrible industria que tienen detrás. No se trata de buenos y malos, sino de tomar decisiones conscientes estando lo mejor informado posibles.

Un cambio en nuestro comportamiento

Es muy probable que, al leer este artículo, te hayas estado bombardeando con preguntas sin respuesta. Pero tranquilo, es lo mismo que yo hice cuando lo escribí, ya que todavía no estamos seguros de cuáles serán las advertencias cuando viajemos dentro de un año. Ni tampoco si tendremos que comenzar a cambiar nuestro habitual calendario vacacional para respaldar un nuevo programa que no se ajusta a ninguna estacionalidad.

Lo que sí está claro es que viajar, como lo hemos hecho hasta ahora, va a cambiar para siempre. Y ahora es cuando vamos a tener que adaptarnos y entender cuál será el nuevo concepto de “normalidad” a la hora de viajar.

¡Que tengáis un buen vuelo!