La pérdida de olfato puede ser síntoma de enfermedades del cerebro

La pérdida de olfato puede ser síntoma de enfermedades del cerebro

Este es uno de los sentidos que más memoria utiliza.

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Nota aclaratoria: La pérdida de olfato puede ser temporal, como consecuencia de un catarro, alergia o sinusitis que te impide oler bien. Este estado de irritación de las mucosas no tiene nada que ver con la pérdida de olfato como problema neurológico (porque empiezan a fallar las neuronas que gestionan la captación de olores) a los que se refiere este artículo.

El olfato es uno de los sentidos que más memoria utiliza. El olfato se suele ir deteriorando con la edad. Además, en personas con una enfermedad neurodegenerativa (alzhéimer, párkinson) la pérdida parcial o total de olfato suele ser un síntoma temprano. Algunas investigaciones han demostrado que el grado de deterioro del olfato pueda ser un signo de padecer riesgo de demencia.

Perder olfato seis años antes de tener Párkinson

Un reciente estudio científico elaborado por diversas universidades de Estados Unidos incluyó más de 2.400 participantes con una media de edad de 75 años. Se evaluó en estas personas la capacidad olfativa.

Para ello, tenían que distinguir entre distintos olores comunes (limón, cebolla, canela, gasolina, etc.). Según el grado de acierto, los participantes se calificaban en olfato bueno, medio o flojo.

Luego se hizo un seguimiento de esas personas durante varios años. Entre los participantes, 42 desarrollaron en ese tiempo párkinson. Sorprendentemente, todos ellos habían sido calificados de “olfato flojo” al menos seis años antes.

Por lo tanto, se concluyó que la pérdida de olfato puede predecir el riesgo de padecer párkinson unos años después.

El género y el color de la piel también influyen

Otra conclusión de la investigación es que la correlación de olfato flojo y riesgo de padecer párkinson era más alta en personas de raza blanca frente a personas de raza blanca, y en hombres más que en mujeres. Es decir, que la predicción más acertada era en hombres de raza blanca.

La investigación futura nos dirá si el grado de olfato puede servir entonces para el diagnóstico de esta enfermedad.

El olfato como termómetro de la salud y la longevidad

Algunos investigadores como el Profesor Honglei Chen de la Universidad de Michigan afirman que el olfato puede ser indicativo de cómo está el sistema inmune y la posibilidad de enfermedades psiquiátricas.

Pero además, los datos recientes sugieren que el grado de deterioro del olfato y la dificultad para distinguir olores distintos se correlaciona con la longevidad de la persona, con independencia de la edad que la persona tenga.

En un estudio efectuado en EE.UU se reclutaron 2.289 voluntarios de entre 71 y 82 años, y se hizo un seguimiento hasta 13 años después. Estas personas hicieron un análisis de la calidad del olfato. Tenían que distinguir 12 olores distintos como por ejemplo el olor de la fresa.

Según los resultados, los participantes se clasificaban en “buen olfato”, “moderado” o “pobre”. Posteriormente, analizaron las causas de las muertes de las personas en el transcurso de esos 13 años.

El olfato pobre se correlaciona con una menor longevidad, en particular asociado con enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares.

Los investigadores llegaron al a conclusión de que uno de los factores que determinaba la longevidad era el sentido del olfato. Aquellos que tenían olfato pobre tenían mayor mortalidad por enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares (hasta un 22%).

Los científicos concluyeron que el olfato pobre se correlaciona con una menor longevidad, en particular asociado con enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares.

Por otra parte, ejercitar el olfato puede contribuir a mantener una mejor memoria. Es interesante poner a prueba el olfato intentando identificar los olores y catando nuevos sabores y aromas. Quizás así estés aumentando la longevidad del cerebro.

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MOSTRAR BIOGRAFíA

Raquel Marín es neurocientífica y catedrática de Fisiología. Coordina el grupo de investigación de «Señalización celular en enfermedades neurodegenerativas», de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, en la que también da clases. Estudió Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid, y fue allí donde se inició en la investigación médica. Máster y doctora en Biomedicina por la Universidad Laval de Quebec, sus tesis se centraron en investigar el sistema nervioso. Con posterioridad, y antes de llegar a La Laguna, trabajó en la Universidad Rockefeller de Nueva York. Investigadora de excelencia Ramón y Cajal durante cinco años, a lo largo de toda su carrera académica y profesional ha centrado su línea de investigación fundamentalmente en enfermedades neurodegenerativas asociadas al envejecimiento. Es autora de varias monografías y de casi un centenar de artículos científicos publicados en revistas internacionales referentes de su ámbito de estudio, ponente invitada en una treintena de congresos internacionales y conferenciante y divulgadora científica. Ha recibido el Premio a la Mujer Investigadora en Biomedicina en la Universidad Laval (Canadá), el Premio de Investigación Agustín de Bethencourt de la Fundación Caja Canarias, la Medalla Europea al Trabajo de Economía y Competitividad, y la Medalla de Honor del Instituto de Ciencias Forenses (Barcelona). En su página www.raquelmarin.net escribe un blog de divulgación sobre el cerebro, la nutrición y recetas neurosaludables. Dale vida a tu cerebro es su primer libro de divulgación, que tras cinco meses desde su publicación ha entrado en su 3ª edición.