Lo que sí y lo que no en la tele de marzo

Lo que sí y lo que no en la tele de marzo

El resumen televisivo de Mariola Cubells.

Imagen de 'Nevenka', documental de Netflix.Netflix

LO QUE SÍ

 

Hace 20 años después, Nevenka Fernández, concejala del Ayuntamiento de Ponferrada, en León dio una rueda de prensa contando el acoso sexual al que el alcalde, Ismael Álvarez  (el primer político condenado por acoso sexual en España) la había sometido durante varios años. Su historia se recogió, mal que bien, en la televisión, en los medios de aquellos años. Si alguien no recuerda esa historia lamentable de nuestro pasado político y audiovisual, este es el momento de hacer justicia. Netflix ha estrenado un documental en tres episodios, donde la propia Nevenka, que se marchó sombría y rota a vivir a otro país, tras aquel calvario, cuenta lo que sucedió, cómo sucedió y por qué, tanto tiempo después, ha querido estar ahí, en una plataforma televisiva que llegará a 192 países.

Bajo la producción de Newtral, de Ana Pastor, y la dirección de la periodista Maribel Sánchez Maroto (ex de los mejores tiempos de la tele pública española, con Fran Llorente al frente y con Alicia Gómez Montano como compañera de batalla) Nevenka es un destello. Es un relato potente, sosegado, rotundo, elegante y honesto. Un relato audiovisual que le debíamos a Nevenka y a todas las nevenkas del mundo. Hay que verlo y luego contarlo a todo el que quiera escuchar e invitarlo a verlo en el salón de sus casas, con sus hijos.

El documental, además, cuenta otras cosas de la televisión, de la buena televisión. Probablemente si Ana Pastor no tuviera buena reputación como periodista, Nevenka, que nunca quiso dar entrevistas, ni contar esta historia, no habría confiado en ella, no se habría puesto en sus manos y no habría decidido abrirse en canal. Si Ana no se hubiera empecinado en relatar esto, en convencer a Nevenka, si no hubiera decidido que Maribel Sánchez Maroto era la persona indicada para construir la historia, Nevenka no habría aceptado nunca salir de su mutismo. Pero lo hizo, confió en Pastor, en su palabra, en su buen hacer. Y ahora, 192 países, algunos de ellos profundamente patriarcales, machistas, violentos con las mujeres, están viendo esta historia dolorosa, que sucedió en un país avanzado como el nuestro, hace SOLO veinte años.  Tal y como nos resumió Ana Pastor en La Ventana, en aquel momento, sin el Me Too, “Nevenka no solo fue valiente. Nevenka hizo algo heróico”. Ha habido dos hashtags gloriosos vinculados al estreno, #graciasnevenka y #perdonnevenka. Usadlos cuando veáis el documental.

2. La entrevista (y solo la entrevista) seriada a Rocío Carrasco (Telecinco)

Lo dije aquí al día siguiente de la emisión de dos primeros capítulos de esta historia que ha tambaleado discursos y conciencias y ha colonizado parrillas de buena parte de los medios de comunicación, además, claro, del universo Mediaset. A mí la entrevista me conmovió, me dejó estupefacta, me interesó y me pareció un acierto. Leo que han aumentado considerablemente las llamadas al 016 desde que se emitió el primer episodio de esta historia increíble de maltrato, que también cuenta muchas cosas de la televisión: lo cruel que puede ser, la tremenda influencia que puede tener, si se usa bien y si se usa mal. Ojalá, de verdad de la buena, sirva para bien esta bomba televisiva. La entrevista ha dado de sí dos hashtag buenos: #graciasrocio #rocioyositecreo. Recomiendo su uso también claro.

Ahora viene el pero: lo que va alrededor de la entrevista pura y dura, todo el ruido y todas las aristas, lo voy a incluir en el apartado del no, evidentemente.

3. La gala de los Goya (TVE)

Qué complicada era esa gala, sin gente, sin aplausos, sin alfombra roja, sin glamour, sin gags, sin brillos, sin planos a premiados, sin risas, sin abrazos, sin discursos largos, ni cortos, con gente en sus casas, con películas apenas sin estrellas y poco vistas. Y sin embargo, al acabar de verla, decías: era lo que tocaba. Sin estridencias, sobria, grata, amable… Era complicadísimo y arriesgado llevar al cine español a Málaga así que con los mimbres que tenían —los premiados en sus casas, conectando telemáticamente—, la gala se vio bien —aunque en audiencia fue la menos vista en 15 años: 15,6 de share, 2.482.000 espectadores—, sin fallos técnicos, además. Banderas tiró de amigos celebérrimos, cosa que a algunos les pareció una paletada. Qué chorrada. Si tú tienes ese elenco de amigos, tira pa’lante.

Hubo un momento, el de Antonio Banderas frente a la multipantalla gigantesca, con todo el cine español aplaudiendo, que fue el plano de la noche. Puestos a poner pegas, allá vamos: yo el discurso de Ángela Molina, premio de honor, no lo entendí bien. Y la actuación de Carlos Latre imitando a Pepe Isbert, me sobró del todo. Lo más largo de la gala, por otra parte.

4. The Capote Tapes (Filmin)

Qué bien montado, qué historia tan bien hilada, qué preciosidad de imágenes, qué buen personaje. Truman Capote, ese escritor célebre de Nueva Orleans, que hizo suya Nueva York, y que la contó tan bien,  aparece en este documental de Filmin como lo que fue: un tipo vulnerable, sarcástico, lúcido y atormentado. Contada a través de las grabaciones de conocidos, amigos y farándula, The Capote Tapes es bonita de ver, interesante de escuchar. Una delicia de relato, que recorre lo más fabuloso de Nueva York, que recuerda momentos de películas míticas (no, Audrey Hepburn no era la actriz que Capote deseaba para su Holly Golightly de Desayuno con diamantes), que muestra las otras caras de un personaje del que creíamos saberlo todo. Un tipo solitario, que se esforzaba para complacer y que sufrió y sufrió: “La gente no me quiere, se siente fascinada por mi, pero no me quiere”, dice en el documental.

Si esta pieza audiovisual os sirve para releer A sangre fría, además, dadme las gracias. Aquí una de las afirmaciones sobre el proceso de escritura de Capote, que se cuenta en el docu, que nos retrata a los periodistas ¿a la perfección?:  “Para escribir A sangre fría, Capote hizo lo que hacen los periodistas, que es arrimarse a personas que no conoces, que esperas no volver a ver, pero de la que quieres ser su amigo en ese momento porque quieres obtener algo de ellos, la diferencia con Capote es que eso lo hizo durante años y con la mayoría de habitantes de Kansas”.

LO QUE N0

 

Hablando de periodistas y de maniqueísmos. A estas alturas, el bucle en el que ha convertido Mediaset el testimonio de Rocío Carrasco, todos los derivados de la entrevista seriada son, como no podía ser de otra manera, ruido y furia. Nada que no se pudiera imaginar, claro. Yo ya solo veo los episodios, en riguroso directo y de una tacada. Porque su relato me sigue pareciendo espeluznante. Me da miedo la deriva, me da miedo que todo se vuelve del revés en este batiburrillo. Mezclar a tertulianos como Rafa Mora, por citar uno al azar, ponderando sobre maltrato, con feministas activistas, teóricas, con argumentarios, con discursos elaborados, me provoca desazón. Es bueno para Telecinco, claro. Pero no sé si es bueno para el mundo en general. Me faltan datos, aún.

En cualquier caso, me reafirmo en lo que sentí el primer día: el fin está justificando los medios. Al menos de momento. Y si además se consigue con todo esto que el relato sagrado de la buena madre se diluya, se desdibuje, se cuestiona, se relativice, bienvenido sea el ruido.

Aunque lo mejor que podéis leer sobre esto, lo han escrito, en tono jocoso, los colegas, grandes, de El Mundo Today. Está todo dicho aquí.

Previa a la ceremonia de la gala de los Goya. RTVE retransmite la llegada de actrices y actores (en esa insólita alfombra roja que no era tal) por su canal de Facebook. Entre otras lindezas se escucha esto, de la boca, suponemos, de uno de los técnicos: “parecía puta, puta, puta”

Se colaron audios similares (por supuesto los autores de los comentarios NO sabían que se estaban colando) y tras la alerta de un tuitero, se desató la tormenta. RTVE se disculpó, dio explicaciones y la vida siguió. ¿Debería sorprendernos algo así? Hombre, a mí me gustaría pensar que sí, que esto es ya un comportamiento residual. Pero en todo caso, ahí va mi reflexión, dirigida a los muchachos de esa noche (que vamos a hacer como si les importara):

No podemos evitar que aún penséis estas cosas tan patéticas, y que las comentéis entre vosotros. Pero me temo que vais a tener que absteneros de verbalizarlas cuando estéis trabajando. Siento, muchachos, que el mundo ya no sea aquel mundo de antaño, donde liberabais testosterona a cada paso.

Qué pena que se necesite aún a alguien que contenga a los cafres, que dirija, que vigile que no se cuelen estupideces como esta, comentarios desafortunados, hirientes, trasnochados…

Tarde del 9 de marzo. Ion Aramendi, presentador de El Cazador, en TVE, le lanza a José Miguel, uno de los concursantes, una pregunta: “¿Si Pablo Casado ha hecho 6 másteres de 40 horas presenciales y 20 online. ¿Cuál es el total de horas que ha hecho?”.

¿Alguien ve algún problema en esta pregunta, divertida, sarcástica, jugando con el famoso Caso Máster? ¿No? Yo tampoco. Pero parece que algún espectador se indignó y lo tuiteó. Otros se apuntaron a la ofensa y TVE pidió disculpas horas después, a través de la cuenta de Twitter del programa concurso.

Días después, en el programa RTVE responde, el director de contenidos de RTVE, Fernando López Puig volvió a responder sobre este este asunto: “Cientos de miles de preguntas sobre el cazador son sobre políticos, pero nunca debimos haber realizado una pregunta sobre un político con este contenido, sobre todo en este contexto y en este tipo de programas. Esteremos vigilantes para que no vuelva a suceder”.

Hablé con varios guionistas del programa. Una vez más, (recordemos el famoso rótulo) no fue un complot para hundir a Casado ni para dinamitar la tele pública. No, la pregunta fue una pregunta más de las 789 que se lanzaron ese día de grabación, escrita por guionistas que trabajan a destajo para el programa, sin más intención que vivir de su curro. Una de ellas, por cierto, ya no está allí trabajando. No puedo asegurar que su cese esté vinculado a este asunto. Ahora mismo las productoras, Mediacrest en este caso, son más cautas cuando suceden estas cosas. No tengo más preguntas, señoría.

Oprah, la periodista lista, poderosa y amiga de los duques de Sussex apalabró con ellos una entrevista más o menos histórica, por lo que suponía, y allí que fueron. Los duques sin cobrar directamente. Por supuesto el contenido fue ofrecido al mejor postor, que en este caso fue la CBS. La entrevista la vieron en directo más de 17 millones de espectadores (que tampoco me parece tanto, la verdad, siempre me pasa lo mismo con las cifras americanas). En Reino Unido la emitió la ITV horas después del estreno americano y la vieron 12,5 millones. ¿Impactó que se insinuara en la entrevista que la monarquía británica es racista? Parece que no, que los ingleses siguieron tomando té.

En España, los derechos de la entrevista los compró Antena 3. La emitió un domingo por la tarde después de una tv movie sobre la pareja (empalagosa a más no poder, por cierto). Tuvo un 15,4% de audiencia, con 1.915.000 espectadores.

¿Ha dejado poso? Bueno, en la cuenta corriente de Oprah desde luego (de 7 a 9 millones de dólares costó la charla). Yo creo que son una pareja que no le importa a nadie, la verdad, pero el hecho en sí de la entrevista demuestra que ya no hay nada intocable para la televisión y que cada vez va a costar más subir el listón.

Tres plataformas han decidido estrenar en un mismo mes tres historias con las temáticas o los actores que menos me interesan del mundo mundial, solo para joderme la primavera. Ahí van.

Hay actores con los que no puedo y luego hay actores con los que NO PUEDO. En el segundo caso está Eddie Murphy. Así que una segunda parte de una película a la que nunca le vi la gracia, no me parece en absoluto necesaria. Recordemos que en la primera entrega Murphy interpretaba a una príncipe africano —primera cosa que ya no— que viaja a Nueva York para buscar esposa (dios mío). Pues bien, ¿qué pasa en la segunda? Que resulta que tuvo un hijo ilegítimo (Oh, noooo).

Bandolerismo. Me muero de aburrimiento. Pero soy yo, porque a mí no me han interesado nunca los bandoleros del siglo XIX español. Y no me gustan los westerns, ni la violencia ni las historias con más testosterona que otra cosa. Así que, claro, ni la serie, con sus seis episodios, ni la versión en cine, son para mi.

¿Lo mejor?, Los papeles de Ginés García Millán y de Isak Ferriz.

Cuatro horas, que pasé rápido para ver si en algún momento la cosa captaba mi atención. No puedo resumir de qué va. Es un mundo, el de superhéroes que me interesa menos que el bandolerismo y menos aún que Eddie Murphy. Así que, ya me contareis

Cuatro puntos que no y un punto que sí

1. Me resultó tremendamente incómoda de ver.

2. Entiendo perfectamente todas las voces contrarias por lo que muestra y por cómo lo muestra.

3. Es un serie hecha ad hoc en laboratorio para el consumo perfecto de la plataforma.

4. No hay nada al azar, está todo elaborado para satisfacer al mercado.

Dicho esto, como para mí hay solo dos clases de hombres, los que van de putas y los que no, solo por las frases que cuestionan y condenan la prostitución y dicen no a esa segunda clase de hombres (y que se van a oír en 192 países) me merece la pena esta serie.

 
Lo que acaba de llegar

Alba, en Atresplayer, con Elena Rivera, como protagonista absoluta. Y La templanza, en Amazon Prime, con Leonor Watling. Solo he visto los dos primeros capítulos de ambas y con las dos voy a seguir, que me interesan.  En abril, más.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.