María Peláe: "Una ya no sabe si no cuenta su vida privada por ser mujer o por ser lesbiana"

María Peláe: "Una ya no sabe si no cuenta su vida privada por ser mujer o por ser lesbiana"

La cantante, que ha publicado este año su disco 'La Folcrónica', se ha convertido en un icono LGTBI.

María Peláe en una foto promocional.3y3Music

Las letras del abecedario para María Peláe significan más que una simple grafía. La cantante ha jugado con ellas desde antes de que se imaginara que sus canciones sonarían en la radio. La primera letra con la que jugó fue la “z” de su apellido que desapareció desde que era pequeña por no saber pronunciarla a quedarse así su nombre artístico por la nadadora olímpica malagueña María Peláez.

“En Málaga, la gente venía a mis conciertos y me decía ‘y aparte nadas muy bien’ y yo ’nadar, regular, nado de aquí a la boya y vuelvo, una cosa  normal no para que me feliciten”, bromea la cantante que ha cosechado éxitos a base de juegos de palabras, humor, flamenco y reivindicación, como el tema La Niña, que acumula más de 3 millones de reproducciones en Spotify.

Peláe, que publicó en marzo su segundo disco, La Folcrónica, ha ido con el tiempo agarrándose otras letras: las siglas del colectivo LGTBI. Con canciones como la ya mencionada o la de Mi tío Juan, en la que bromea con que puede ser gay “el que se hace el machito” o “tu profe de quinto” y otras más reivinidicativas como Que vengan a por mí (en la que criticaba el listado que exigió Vox de, entre otros, profesores que daban diversidad sexual en las aulas) le ha puesto voz a una realidad que ha pasado años silenciada.

Precisamente por su labor de visibilización —dando también discursos como el de Tu cara me suena tras su actuación junto a su actual pareja, Alba Ramírez de la girl band Sweet California en el que pidió reivindicar “lo lésbico”—, la malagueña fue elegida pregonera del Orgullo de Torremolinos el pasado 2 de junio. Su discurso rememorando esa “adolescencia robada” que ha vivido gran parte del colectivo y reivindicando más solidaridad entre las distintas siglas LGTBI y más visibilidad lésbica se volvió viral y se compartió durante días en redes sociales.

¿Qué significó para ti dar el pregón del Orgullo de Torremolinos este 2022?

Pues la verdad que no me esperaba para nada la repercusión, de hecho yo no sabía ni que estaban grabando el discurso con una cámara buena y demás y decía, bueno iré mirando los stories de la gente que había por allí y poco más, porque mi intención tampoco es que hubiera mucha repercusión, sino simplemente cuando me dijeron de hacerlo fue un orgullo impresionante —nunca mejor dicho—, teniendo en cuenta además que yo me he criado prácticamente en Torremolinos y que es una cuna del Orgullo y de la libertad y que me llamen a mí para hacer el pregón, pues fue una gozada. Simplemente conté mi historia y parece ser que cuando una se sincera le llega al resto. Así que nada, muy contenta con haberlo hecho y con la repercusión que ha tenido fuera.

También sucede eso con tus canciones, ¿no? Hay mucha gente que se puede ver identificada con canciones como La Niña o con Mi tío Juan.

Sí, o sea en mis letras no hay trampa ni cartón, realmente hay una coherencia entre lo que hay en las canciones con lo que hay después en las entrevistas con lo que hay después en mi propia vida. Creo que esa coherencia es lo que hace que también llegue a la gente cantando y todo eso. Que hay de todo, como se suele decir “hay de todo en la viña del Señor” y en Twitter más todavía. A partir de la base de que cuando te mojas en algo te van a caer “un poquito de guantás por tos laos”, me doy con un canto en los dientes y estoy contenta porque se tome desde el lado real, que no hay un doblez.

También fuiste valiente a la hora de posicionarte claramente contra la ultraderecha con tu tema Que vengan a por mí. Como malagueña, ¿cómo has vivido que la ultraderecha se haya quedado finalmente fuera del Parlamento andaluz?

Vi un story de Inés Hernand, que a mí me encanta en el que ella decía, que es maravillosa, “¿Ves esto que tengo en los dientes? Es de darme con un canto”. Pues yo creo que más o menos esa fue la sensación, me voy a dar con un canto en los dientes porque por lo menos no han venido con los caballos.

¿Y cómo era María cuando era “la niña”?

Era muy, muy, muy revolucionaria, me indignaba por todo, era muy indignaíta. Mi padre siempre me ha llamado vinagre porque tenía cara de vinagre porque siempre estaba enfadada con las cosas diciendo “pues eso no es justo”. Pero también era muy bailonga, que tengo muchos vídeos de pequeña moviendo el culito por tos laos. Era un poco así y no ha cambiado mucho la María de antes con la de ahora, sigo con las mismas tonterías (risas).

A quien le haya picado eso [el beso de 'Lightyear'], pues creo que tiene que mirárselo porque lo mismo le gustaría

Ahora que se habla tanto del beso de Lightyear entre dos mujeres, ¿sigue siendo la visibilidad lésbica nula o, si la hay, sexualizada?

Creo que las cabezas no están buenas. Que por primera vez se visualice un tipo de familia real que existe, que son dos mujeres que se besen, que se líe la que se ha liado, pues “ole por esa película” a nivel que, en fin, hay muchos niños ya cuyas familias son dos madres o dos padres, ¿cómo no van a visibilizar eso? Entonces a quien le haya picado eso, pues creo que tiene que mirárselo porque lo mismo le gustaría, es que sino no entiendo el revuelo.

También en el otro lado, viene el mes del Orgullo y todo el mundo se pone la banderita, ¿qué te parece?

Todo tiene su doblez, eso no solo pasa de orgullo, pasa con otras festividades que decimos “parece que ahora todo el mundo apoya esto”. A ver, estamos en una sociedad capitalista, las marcas son las marcas y estamos donde estamos, que también parece que protestamos por todo. Si este mes se hace más visibilidad todavía, pues bendita sea. Ahora, ojalá lo hagan el resto del año, que estaría muy bien que después todo fuera coherente. No que ahora vamos a contratar a algún publicista que tenga un poco de miras de diversidad y después nos lo ventilamos para el resto del año. Nos gustaría que ese cuidado se tuviera el resto del año. Ahora, que en este mes que es del Orgullo se hace más pues mira…

Estaría bien que esas miras y ese cuidadito se tengan todo el año, si en el mes del Orgullo se hace más, pues sí, pero estaría bien que las marcas que no lo hacen siguieran sin hacerlo o dejaran paso a las que siempre están ahí.

Siempre ha habido más visibilidad masculina dentro del colectivo LGTBI, hay más cantantes, actores, directores visibles, que mujeres. ¿El feminismo nos está ayudando a que se tenga más “valor” para decirlo?

Aquí se mezclan tantas cosas, lo he comentado en entrevistas y en el mismo pregón, no es solo ser parte del colectivo, es que también hay machismos, evidentemente, lo tenemos calado hasta el tuétano. Ahí se mezclan una serie de cosas que no se sabe si una no cuenta su vida privada por ser mujer, por ser lesbiana, no sabe ya por dónde le viene la guantá, como decimos algunos. Entonces es cierto, y ahí vino un poco una pseudocrítica en el mismo pregón este que dije que dentro del colectivo estaría bien que los hombres gais que a las compañeras y compañeres que nos cojan de la mano porque forman parte del mismo colectivo.

Todos tenemos que revisarnos. Puedes ser un hombre que ha tenido en su familia toda la vida un entorno superpatriarcal y demás y después ser gay y tener todavía una simiente del patriarcado y del machismo, pero igual que nosotras. Entonces son muchas cosas que creo que hay que revisar y que en el caso de mujer lesbiana, feminista pues todo esto hay que tenerlo en cuenta. No es una cosa esto de ¿esto por qué te ha pasado por lesbiana o por mujer? 

Los límites son muy difusos en la lesbofobia.

Sí, es cierto que dentro de todo eso muchas veces a dos mujeres besándose se las ha sexualizado. Nada más hay que ver el tipo de porno que existe, que está hecho para que ellos vean cómo dos mujeres se besan, no para que una mujer vea algo que le gustaría ver. Hay tantas cosas y tantas lecturas ahí detrás que es muy complicado de contestar sin una conversación muy larga.

  María Peláe en una imagen promocional.3y3Music

Hablabas en tu discurso de una especie adolescencia robada, que dentro del colectivo LGTBI se vive esa época peor todavía que una persona hetero, ¿crees que hay más esperanza para los jóvenes del colectivo?

Creo que según las casas, porque es verdad que se ven a chavalitos adolescentes que se toman muy abiertamente “pues ahora me gusta una muchacha, creo que ahora me atrae un muchacho”. Se me ponen los pelos de punta de alegría, de qué maravilla. Por ejemplo, yo pregunto directamente, “¿qué te gusta un muchachito o una muchachita?” Así directamente para que esta opción exista. La movida de toda nuestra generación es que no existía esa opción, al no existir te crees que eres un bicho raro porque no encuentras por qué no se te remueve nada por dentro. No es que fuese ni tabú, es que no existía. Cuando algo no se señala, no se dice y no se visualiza, como la película esta de Lightyear, parece que no existe.

Por eso es tan bueno y tan bonito que desde siempre no se piense “ay, mi niño o mi niña se va a convertir”. ¿En qué? ¿En feliz? Por eso es bueno el comentarlo, sobre todo una sensación que nos ha pasado a tantos, el no tener opciones, pues soy rara y ya está.

También se habla mucho de la visibilización del colectivo LGTBI en la copla, ¿sirvió también entonces para que mucha gente se viera reflejada?

Creo que la copla siempre ha sido el canto de los no escuchados, hizo una Martirio hablando de la copla y de cómo se nos ha enseñado a querer, la historia de la mujer y demás, me pareció una maravilla y cuenta mucho precisamente eso. Cómo algunas coplas eran compuestas por mujeres para desahogarse. En muchas ocasiones una copla no se ha sabido nunca quién la ha compuesto precisamente por el momento que estaba viviendo y normalmente ese anónimo ha sido una mujer normalmente.

Tanto como mujer o como colectivo minoritario, creo que la copla muchas veces ha sido en la música que los ha refugiado, tanto al componerlo como al expresarlo. En los antiguos suburbios donde se cantaba copla, el tío por la mañana era incluso casi militar y por la noche era quien quisiera ser. La copla tiene ahí mucha historia detrás que ojalá en algún momento se nos quiten los tabúes y antes de que se nos vaya esta generación nos cuente muchas cosas que nos faltan.

Vamos, yo hace poco me enteré que un familiar atrás —un primo de mi tío, una cosa así— era que lo que en aquel entonces se llamaba transformista, cuando me enteré de eso… Que encima lo mataron de una paliza, imagínate. Cuando yo me he enterado de esto y he dicho “madre mía lo que tiene que haber pasado aquí para que esto deje de ser un tabú y yo me entere de esto”.

Fíjate, la de cosas que habrán pasado dentro de nuestra propia familia. Tiendo mucho a preguntarle a nuestros abuelos, a nuestras abuelas, que por desgracia no están aquí conmigo, pero quien los tenga que les pregunte mucho. 

Puedes ser un hombre que ha tenido en su familia toda la vida un entorno superpatriarcal, y después ser gay y tener todavía una simiente del patriarcado y del machismo

Dentro de la industria, hablabas en el Tanguillo del desahogo, que te has encontrado desde muchos tropiezos a comentarios paternalistas. ¿Cómo has ido superando esos obstáculos?

Realmente el Tanguillo del desahogo es un conjunto de cosas que le pasan a cualquier persona cuando empieza en la música, en la vida real. La realidad de muchos de los que nos dedicamos a esto y que llevamos tantísimos años tocando y viéndonos diez personas. Pero lo que pasa es que en el momento que una se empieza a hacer un poco más conocida, parece que ha llegado de la nada, que la gente dice, ¿esta chiquilla de dónde ha aparecido? Esa chiquilla o chiquillo lleva 15 años en una sala de canción de autor tocando para diez personas. Eso me lo sé de muchísimos compañeros y compañeras que han vivido eso. Entonces la canción va un poco por la meritocracia y un poco más por la falsa idea de lo que siempre digo, de la coña del Bar Coyote, que te va bien nada más venir a la capital. Va un poco por todo eso por el falso sentido de la fama, qué es la fama, cuándo te supone que te va bien. Esa ironía. Y dentro de todo eso, por supuesto, hay que aguantar a sapos. Pero eso cantes o estés en una oficina, eso ocurre. Ya sea en la música o en otro aspecto.

¿Es una mezcla de trabajo y de estar en el momento adecuado?

Ojalá se supiera la fórmula concreta. Es que hace falta trabajo, muchísimo talento, ser autocrítica, ser psicóloga (risas), no rendirse pero dar por hecho que en muchas ocasiones tienes que volver a otro tipo de trabajo —que yo he estado mucho tiempo compaginando tres trabajos diferentes— porque al principio de la música no se vive, se sobrevive… Es un cúmulo de muchas cosas y aun teniendo todas esas cosas, hay muchas veces que no funciona, puede ser que no funciona por pura suerte y hay veces que es injusto. Tengo compañeros y compañeras que de hecho los últimos conciertos a los que voy, a lo que he ido más íntimamente son de compañeros y compañeras en las pequeñas, porque me parece brutal lo que hacen y muchas veces esto es otra manera también de dedicarse a la música, ¿no? No ir a teatros y salas más grandes ya es dedicarse a la música. Hay mucha gente que se dedica, y de manera muy digna, a la música de esa otra manera… Ahí también hay mucha cosa de qué se considera ya que te vaya bien y los componentes también, eso hace también mucho por desgracia.

También las decisiones que vayan tomando, las personas que se vayan rodeando… Este partido depende de muchas cosas. Si yo nunca llego a aprobar ese tipo de producción cuando Alba me dijo “oye, prueba con esta base”. “Hubiera dicho digo no, no, no quiero probar por ahí, yo quiero seguir con la guitarra en salas de canción de autor”. Pues quizás no hubiera pasado lo que pasó después o sí. Es que nunca se sabe. Es un cúmulo de decisiones las que te van pasando en la música, que se hace que después vaya de un lado o de otro. Pero bueno, como todo en la vida, parece que una no sabe qué decisiones han hecho fundamentales o no.

En los antiguos suburbios donde se cantaba copla, el tío por la mañana era incluso casi militar y por la noche era quien quisiera ser

¿Cómo llevas que te comparen con Lola Flores?

Imagínate… Yo siempre dije que mi abuela diría que “eso es enojar a Dios” cuando te comparas con algo. Además estoy aquí en mi cuarto y estoy viendo una casa de muñecas que tengo de Lola Flores en la mesita de noche y la miro y digo “perdona, Lola, lo siento hija mía”. Se toma con mucho orgullo y con mucho cariño, pero también con mucho respeto. Primero por el respeto que tengo a su música, su historia, su papel en esta vida y a su familia, que ha dejado unos hijos y unos genes de arte, que pa qué. Siempre lo tomo con mucho, mucho, mucho respeto, porque precisamente esos titulares o esas frases no han salido de mí.

Cuando empezó a moverse todo un poco más, los medios entiendo que quisieran señalar algo, de “esa se parece a…”. Ya quisiera yo parecerme un porcentaje a Lola Flores. Tengo mis formas y es evidente que he mamado mucho de Lola Flores, igual que de Chano Lobato, que de Carnaval de Cádiz, de cantautores, de todo lo que he venido escuchando… Cuando me dicen eso me pongo colorá.

En tus letras hay mucha reivindicación, pero también muchos juegos de palabras y mucha referencia al Carnaval de Cádiz. ¿Cuáles han sido tus influencias?

Yo lo primero que escuché en mi casa antes que la radio fue carnaval de Cádiz. Eso desde pequeña, a mí me dicen “Aleluya, aleluya” y yo digo “po’ cógela que es tuya” de escuchar al Sheriff. Son cosas que una escucha de pequeña y te influye algo. Mi primera letra que la escribí siendo muy pequeñita, vaya con letra de niña, fue después de escuchar un pasodoble de Martínez Ares. Entonces, todas esas cosas, evidentemente se ve cuáles son las referencias. Y hay muchísimos artistas españoles cuyas es el carnaval. Escuchas algunas canciones de Manuel Cararsco, Vanesa Martín, Alejandro Sanz, etc. Dices “esto ha mamao de Cadi”. La forma de contar las cosas. Yo digo que los compositores realmente terminan mezclando todo aquello que han escuchado, cada uno tiene sus referentes y los compositores de carnaval han sido un referente.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es