Pero ¿todavía no sabes qué musical vas a ver?

La cartelera teatral madrileña está llena de musicales. Género al que el público parece dedicarle mucha atención, cada vez más, pero la crítica, digamos la seria, ningunea. En cualquier caso, es imposible vérselos todos. Al profesional, porque no le da la vida. Al público, porque no le da el bolsillo. Así que, a continuación, una guía incompleta para ayudarte a decidir cuál es el que te puede gustar a ti para ir contigo mismo, con la familia, los amigos o la pareja estas navidades o cuando apetezca. Vamos allá y por orden alfabético.

A Chorus Line

A Chorus Line en el Teatro Calderón es el musical para aquellos que buscan una experiencia clásica de Broadway sin salir de Madrid. Historia de unos hombres y mujeres que se someten a una audición para ser seleccionados para un musical. En las que se les pide que cuenten sus vidas. Unas vidas desgraciadas a las que el teatro musical pone, además de un pequeño salario, felicidad. Y que los actores cuentan, cantan y bailan en esta obra.

Una producción elegante de Antonio Banderas, a su imagen y semejanza, y como corresponde a una estrella internacional, aunque él no sale como hizo cuando se estrenó en Málaga. En Madrid ha sido sustituido por Manuel Bandera.

Obra con la que reivindica sin alharacas la vida de la mayoría de los profesionales del teatro. Esos que no son estrellas o que, incluso, habiendo brillado en algún momento, si quieren comer tienen que luchar por un papelito en ese cuerpo de baile. Para ello llena el elenco de diversidad con actores de distinta procedencia y diferentes acentos.

El Rey León

El Rey León en el Teatro Lope de Vega es el rey de la cartelera madrileña donde lleva reinando diez años. Aquí y allá. Donde se estrene. Y es que la historia de Simba, el leoncito que pensó que había matado a su padre, y sus extraños compañeros de juegos hacen un trío imbatible que la toda poderosa Disney sabe engrasar renovando elencos y teniendo un control férreo sobre el montaje. No sea que se vaya a morir la gallina de los huevos de oro.

Puede que ese sesgo disneynano, de película que viene del cine de animación, la hacen la preferida para ir con la familia. Todo el mundo piensa que la disfrutan desde el niño hasta al abuelo. Aunque puede que ambos extremos de edad la vean un poquito larga, pero es cierto que no hay alternativa para este propósito familiar.

Desde luego, la música de Elton John y el trabajo de la directora de escena Julie Taymor, son destacables. Sobre todo el de esta última que no solo dirige la función sino que también ha diseñado unas mascarás, una escenografía y un vestuario que se estudian y estudiaran en las escuelas de teatro.

Ghost

Ghost es otro musical que viene del cine y que en su reposición en el Teatro Gran Vía ofrece el aliciente de que el papel de Patrick Swayze lo interprete David Bustamante en el primer reparto. Alguien que sabe cantar y que se ha tomado esto de actuar lo suficientemente en serio para no ser solo una voz en un cuerpo musculado sobre el escenario.

No se sabe si por su incorporación o porqué, el caso es que en esta reposición ha mejorado esta comedia romántica. Ha cogido el ritmo necesario para que la historia fluya como tal y no sea una sucesión de escenas. Y la música se oiga bien, sin demasiadas de las estridencias y ruidos como cuando se estrenó. Quizás la mano de la directora de la reposición, Silvia Montesinos, y del director musical, Julio Awad, tenga algo que ver con ese cambio.

El caso es que esta historia romántica y de fantasmas, llena de clichés de rol de género (él se dedica a las grandes finanzas, ella al arte, es artista; él se aburre en los vernisages, ella insiste en que la acompañe) no está mal para ir con la pareja y cogerse de la mano o abrazarse. También gustará a todos aquellos fans de las novelas y las películas almibaradamente románticas.

Y, si bien es cierto que a los cienes y cienes de fans de la película la escena del barro se les hará corta, saldrán asombrados con los efectos visuales y trucos que permiten a los fantasmas aparecerse y desaparecerse, hasta en el metro de Nueva York.

Golfus de Roma

Golfus de Roma en el Teatro de la Latina ofrece la buena música y las buenas letras, del recientemente desaparecido Sondheim. Un musical que protagoniza Carlos Latre, el humorista imitador y estrella televisiva, que recurre a todas sus armas para que el personal lo pase bien.

Una comedia protagonizada por un esclavo romano al que se le ofrece la libertad. Para conseguirla debe obtener para el señorito amanerado de la casa, la mano, mejor dicho, otras cosas, de una trabajadora del sexo del lupanar que les pilla al lado. Aprovechando la ausencia de sus padres que están camino de casa de la suegra. Sin que el niño sepa que su amor platónico también lo es de su padre.

Una comedia picaresca y pícara. Motivo por el que seguramente es el musical de Sondheim que más se conoce y repone en España. El que mejor se entiende, ya que la cultura española viene de El lazarillo de Tormes.

Comedia a la que seguramente el público va más por Latre. Pero de la que se sale contento, no por haber visto a la estrella, o, no solo. Sino por haber asistido a un montaje que hace fluir la historia. Un montaje lleno de payasos haciendo payasadas. Quizás lo mejor de la función. Una idea de dirección, una nota que viene a decir que se está ante un circo romano.

Kinky boots

Kinky boots en el Espacio Ibercaja Delicias es, quizás, la historia más disparatada. Una fábrica de zapatos a punto de cerrar en un pueblo de esos perdidos, anodinos y llenos de working class algo machista que hay en Reino Unido, toma una decisión arriesgada para salvarse focalizándose en un muy específico y curioso nicho de mercado.

Para no desvelar más, digamos que tiene algo de Billy Elliot y Priscila, reina del desierto. Aunque no hay niños, pero sí hay drag queens. Y también hay el recuerdo de que fueron niños y de la conflictiva relación con unos padres a los que quisieron. Algo que como adultos todavía no tienen resuelto. 

A lo que se añade la música de Cindy Lauper. Sí, la estrella de los ochenta que ha escrito para este musical algunas canciones más que notables. En el mejor registro del pop comercial.

Tal vez este sea la sorpresa de los musicales que se han estrenado esta temporada. El motivo no es otro que su actor protagonista: Tiago Barbosa. Es salir él y ya puede hacer Daniel Diges, el coprotagonista de la función, y Angy Fernández lo que quieran. El público no puede dejar de mirar a Tiago.

Algo que todos saben y, lo mejor, es que no les importa. Pues tanto los tres, como el resto del equipo no están a lucirse, sino a que la función funcione. Para muestra, el dúo que se marcan Tiago y Diges. Y lo bien que parecen pasárselo todos en la escena final. Un pasárselo lo bien con el que hacen disfrutar al personal.

La Bohème

La boheme en el Teatro Real es, posiblemente, la propuesta de esta sección que más chocará. La ópera, aunque sea de Puccini, como esta, o de Verdi, habitualmente no se considera teatro musical. Así que los puristas se echarán las manos a la cabeza por haberla incluido en este listado.

No les hagan caso. Es un musical en toda regla, que, a diferencia de todos los demás, no tiene partes habladas. Es todo canciones, arias, duettos, y música. Mucha música bonita y bella que, esta vez, es interpretada por un reparto vocal adecuado, sin más. Que incluye en su primer elenco un puñado de figuras conocidas de la lírica y a Ruth Iniesta una cantante de ópera que curiosamente comenzó en los musicales.

Obra romántica a más no poder. En el que un grupo de artistas, que viven en la más absoluta miseria, y las mujeres que les rodean, y de las que se enamoran, tratan de sobrevivir en un entorno bastante hostil. Un entorno lleno de nieve y frío, de casas no acondicionadas, de trabajos precarios y míseros, de la pandemia de tuberculosis. ¿No recuerda a algo? En el que, a pesar de todo, es posible el amor, enamorarse, quererse.

Montaje que, frente a otros de mayor boato y espectacularidad que se han podido ver y escuchar de la misma ópera, es descrito como pobretón, o pequeño. Pero que sin embargo es capaz de crear los espacios y lugares para hacer creíble esta historia que sucede en el XIX y que, dicen los expertos, inspiró el musical Rent.

Todo lo anterior lo convierten buen espectáculo para descubrir y engancharse a la ópera. Sobre todo, por la música. Una música que encuentra en la orquesta del Teatro Real, bajo la dirección de Nicola Luissoti, un buen medio de transmisión.

La llamada

La llamada en el Teatro Lara es la obra que catapultó a los Javis a la fama. Musical que como El Rey León sigue y sigue en cartelera. Si el primero es el rey de los musicales en la cartelera madrileña, podría decirse que La llamada es la princesa. Una princesa del foro.

Musical que se repone cada temporada con cambio de elencos. Tratando de incorporar en cada reposición a las cómicas del momento, esta vez a Erika Bleda, y las artistas que se hacen conocidas por las series de televisión entre los más jóvenes. Pues es un musical fundamentalmente dirigido a ellos que también disfrutan los que ya no son tan jóvenes pero que quieren divertirse con canciones de su tiempo.

Una revisión actualizada de las películas de campamentos o internados de monjas para la chavalería franquista que protagonizaba Marisol. Que ahora incluye referencias explícitas a las drogas, el sexo y el rock’n roll. Protagonizada por unas chonis descreídas, a las que se les aparece Dios cantando canciones de Whitney Houston, y unas monjas alternativas al estilo del peronista y liberal del Papa Bergoglio.

Un musical que se mantiene porque mucha gente repite. Sobre todo, cuando cambian los elencos. Aunque también lo hace para cantar y bailar temas del pop español e internacional tan populares que ya se han convertido en estandards.

Madrid 24 horas

Madrid 24 horas es el pequeño musical que se puede ver en el Teatro Lara. Nada que ver con los grandes montajes que aparecen en esta sección. Creado en la estela de esos espectáculos hechos a partir de canciones populares de las radiofórmulas y de las películas. Esta vez de canciones de los ochenta y noventa.

Obra que cuenta las historias de amor y desamor de un grupo de jóvenes adultos en una gran ciudad, como Madrid. Historias amorosas interpretadas a raíz de canciones muy conocidas. Obras que suceden por sus calles y sus barrios más nombrados. Como son Gran Vía, el Broadway español, y Lavapiés.

Propuesta sencilla. Sin grandes despliegues, porque no se los puede permitir presupuestariamente. Lo que lo hace muy asequible, en términos de lo que cuesta una entrada. Por lo que fía todo a sus actores protagonistas. Poco conocidos, la verdad. Pero que van rotando y cambiando, por lo que hay que consultar la página del teatro si se quiere pillar el día que está Erika Bleda, que destaca entre el resto como una gran cómica.

Por los ojos de Raquel Meller

Por los ojos de Raquel Meller en el Teatro Tribueñe puede que sea, incluso teniendo en cuenta La Boheme, el más disruptivo de todos. El que produce la mayor distorsión y no deja de ser un musical que ahonda en el acervo musical español. No solo desde la perspectiva musical, sino de toda la parafernalia que le acompaña. Y es que Hugo Pérez de la Pica, es mucho Hugo, y un gran conocedor del género.

Por todo lo anterior merece la pena divertirse. Es decirse, salirse por la tangente y acercarse a los límites de la Colonia Fuente el Berro donde se obra el milagro. El milagro de ver en vivo y en directo una recreación de la época de Raquel Meller que permite un acercamiento poético y canoro a la estrella.

Un acercamiento que brilla por su belleza musical y plástica. La que le hizo llegar a ser finalista en los XXIV edición de los premios Max de teatro este mismo año. Una obra que se rodea de un elenco creado y criado con una forma de hacer en esta sala. Al que acompaña al piano Mikhail Studyonov, el pianista que acompaña a Carmelo Gómez en A vueltas con Lorca, un recital de poemas de Lorca que lleva varios años girando, incluso en pandemia.

Tina

Tina en el Teatro Coliseum es como una biopic de Tina Turner que, por supuesto, gustará a los fans de la artista. Entre otras cosas porque suenan y se cantan muchos de sus hits individuales o con Ike Turner, el maltratador de libro con el que se casó, tuvo hijos en una primera juventud y formó pareja artística de éxito en los sesenta y setenta.

Historia de superación personal. Ejemplarizante. De lucha frente a la adversidad que es premiada con éxito tanto profesional como personal. Con aspecto de TV movie. Eficaz y pragmaticamente dirigida por Phillyda Lloyd, la misma directora de Mamma Mia! Cosa que se nota y se nota para bien.

Una producción que tiene el acierto de haber mantenido muchas de las canciones más icónicas de la artista en inglés. Sobre todo, cuando en escena se ponen como si las cantara en un escenario. Y haber encontrado una protagonista que no desmerece a Tina. Fundamentalmente en los momentos clave y menos en ese final de concierto multitudinario, para los que la obra va caldeando al personal asistente hasta hacerle saltar en las butacas.

Y, ya se sabe, si estas no les gustan, todavía quedan muchas más: Autónomos, Capullas, Cruz de Navajas, En tierra extraña, Full Monthy, Grease, Otro sueño de verano, Solitarias de estreno, We Will Rock You. Esto no se acaba.