'Tiger King', la inclasificable docuserie que arrasa en EEUU

'Tiger King', la inclasificable docuserie que arrasa en EEUU

Siete capítulos sobre la cría de felinos en cautividad que ofrecen una delirante mirada sobre los zoos de carretera y las personas que se dedican a ello.

Imágenes promocionales de 'Tiger King'.

*Este texto contiene spoilers

Tiger King es la docuserie de siete capítulos del género true crime que está a punto de desbancar a Stranger Things como contenido más visto en la historia de Netflix. El rey, Joseph Maldonado-Passage, convertido en Joe Exotic, posee una inverosímil confabulación de características: Redneck, y abiertamente gay nada menos que en Oklahoma, defensor de las armas, y falso cantante de country. Su narcisismo magnético e instinto de supervivencia le hacen más peligroso que los tigres que cría y explota en su zoo de carretera.

No esperen un alegato conservacionista al estilo de The Cove. Tal vez los codirectores Eric Goode -reputado conservacionista- y Rebecca Chaiklin tenían en la cabeza la idea de rodar un Blackfish en el mundo felino. En 2013, el oscarizado documental sobre las orcas provocó una fuerte reacción contra Sea World. Si esa fue la intención original, descarriló muy pronto. Los felinos dejan paso a un freak show de desheredados, un reality trash, morboso, que ofrece un viaje por una América de personajes extremos como los que Chuck Palahniuk retrata en Error humano. Vidas al margen. Los empleados de Joe Exotic necesitan que los rescaten más que a los tigres. Viven en condiciones infrahumanas. Malpagados, se alimentan con la misma carne caducada que dona un supermercado de la zona para los animales.

Un buen número de empleados son ex-convictos o personas con dificultades para encontrar otro empleo. Entre ellos, destaca Saff, la empleada transgénero, en una entrevista en la que la vista se va automáticamente hacia el brazo que no tiene. ¡Existen imágenes de los instantes inmediatamente posteriores al ataque! Sobrecoge la dignidad y entereza con la que relata la pérdida del brazo. Asume que cometió un error en el traslado del tigre. Por contra, Exotic acude a la tienda de souvenirs y se lamenta en voz alta del daño económico que le va a causar el incidente.

Los tigres enjaulados no parecen tan peligrosos como los propietarios que se han apropiado de sus atributos, de su ferocidad y hasta de su estética. Dominar un tigre, caminar entre ellos da poder. De ahí a crear un culto sexual hay un paso. Baghavan “Doc” Antle, propietario del Myrtle South Safari en Carolina del Sur, es uno de los adiestradores de referencia de Hollywood y dirige su negocio mediante un harén de mujeres jóvenes y bellas. Los fans de Tiger King, que son legión, ya han rescatado la aparición de Antle como cuidador de un enorme felino que comparte jaula con Britney Spears interpretando I´m a Slave 4 U en los premios de la MTV de 2001.

Tiger King no es un alegato ecologista, pero ofrece siete capítulos alocados con continuas sorpresas.

Doc Antle no es el único embriagado de poder felino. Uno de los ex-maridos de Exotic, John Finlay aparece con un tatuaje bajo el ombligo que dice “Propiedad de Joe Exotic”. Finlay explica cómo éste atraía a sus parejas con drogas y regalos. No son solo sus palabras, sino la boca desdentada por metanfetamina la que apoya la historia. Travis y Finlay contraen un desigual matrimonio poliamoroso en el que Exotic los toma a ambos como esposas, como buen rey de la selva. Por su parte, la tigresa conservacionista, Carole Baskin, desarrolla un rádar para maridos millonarios con los que financiar su santuario para grandes gatos. Un sueño que podría incluso haberla llevado a asesinar a uno de sus maridos.

El rey encuentra a su némesis en la activista Carole Baskin, propietaria del Big Cat Rescue, que busca cerrar su negocio. Exotic comenzó rescatando tigres, hasta que descubrió que la gente estaba dispuesta a soltar muchísimos dólares por poder jugar unos minutos con los cachorros, acariciarlos y hacerse fotos con ellos. Los cría compulsivamente, pero después de las 12 semanas, acariciar a un tigre es jugársela. Baskin persigue a Exotic, inicia campañas para impedir que los centros comerciales acojan sus espectáculos que, ante la presión de los activistas de Baskin, acaban por cancelar sus espectáculos y le hace la vida económicamente imposible.

Sin embargo, existen similitudes entre Baskin y Exotic. Ambos comenzaron acogiendo felinos que no quería nadie y vieron el potencial de las crías  para generar ingresos. Los paralelismos llegan hasta la imagen, con dos interpretaciones del estilo “tigre”. La profusión del print caro y hortera en Baskin encuentra eco en la extravagante y colorida estética de cowboy de Joseph Maldonado-Passage, adornada con orejas perforadas y un tatuaje de tres balas sangrantes en el torso. La lucha entre ambos tiene lugar en redes sociales, televisión y juzgados.

Ahora bien, la serie ha recibido fuertes críticas por colocar en el mismo plano a Baskin y a Exotic. Muchos fans han tomado partido por el segundo, y eso que comienza el episodio piloto hablando desde la cárcel. Mientras que a la activista que busca acabar con la cría y explotación de felinos la retratan como despiadada, lo que empieza a costarle amenazas de muerte por parte de simpatizantes de Exotic.

Este inclasificable documental consigue llevar al prime time la legalidad de poseer grandes felinos en EEUU, donde existen entre 5.000 y 10.000 en manos privadas.

Algunos críticos señalan que la narración es un desastre que deja sin responder las principales preguntas. ¿Por qué Exotic o Doc Antle están fascinados por los grandes felinos? ¿Qué sucede con la explotación de las personas que trabajan para ellos? ¿Qué derechos animales son los que realmente están en juego? Cuando prima el rabioso entretenimiento sin una mínima guía moral, Tiger King no es sino la excusa para un repunte exponencial de selfies con cachorros de tigre en los perfiles de las webs de citas.

Tiger King no es un alegato ecologista, pero ofrece siete capítulos alocados con continuas sorpresas. Sin dejar de mirar la pantalla tendrá discusiones consigo mismo, pensando hasta dónde es lícito el disfrute morboso con las vidas de unos outsiders retratados bajo una luz nada favorecedora y aún así, poseedores de una libertad radical que nos admira un instante, antes de caer en la sordidez que rodea todo. Este inclasificable documental consigue llevar al prime time la legalidad de poseer grandes felinos en EEUU, donde existen entre 5.000 y 10.000 en manos privadas, en patios traseros e infames zoos de carretera.  mientras que apenas sobreviven 4.000 los ejemplares libres en todo el mundo. Baskin o Exotic. ¿Quién es el auténtico Tiger King?