La guerra se estanca a la espera de los Leopard y Polonia estudiar cómo responder con o sin Alemania

La guerra se estanca a la espera de los Leopard y Polonia estudiar cómo responder con o sin Alemania

Alemania sigue sin decidirse pero ahora abre la puerta a que otros países den sus propios tanques, entre presiones de varios miembros de la UE. Mientras, Rusia continúa vendiendo avances sobre el Donbás.

Un tanque Leopard 2 en una imagen de archivopicture alliance via Getty Images

Ucrania, 333 días después. A una jornada de cumplirse los 11 meses de guerra, el país se entrega a un nuevo frente, tanto diplomático como militar. El Gobierno de Zelenski sigue reclamando la entrega urgente de los tanques Leopard 2, vehículos de última generación en un momento de resurgimiento ruso en el Donbás. 

Y a la espera del 'sí' alemán es Polonia la que intenta marcar el paso en el seno de una UE dividida, que defiende mensajes de ayuda a Ucrania pero que camina aún lejos de un acuerdo en materia tanquista.

La contraofensiva ucraniana queda atrás y tras meses de avances en el sur y el este, ahora Rusia ha conseguido equilibrar la 'balanza' de fuerzas. En las últimas fechas, las tropas de Moscú y sus mercenarios del Grupo Wagner han conquistado la pequeña ciudad de Soledar, arrinconan Bajmut y este mismo lunes han reclamado la toma de otro municipio, algo más al norte, Krasnopolivka. Pequeños triunfos más para la moral de Putin que verdaderamente relevantes en el campo de batalla.

De momento, estos movimientos no han cambiado el paso de Alemania, que sigue echando balones fuera con el tema de los Leopard. Tras el fallido intento de acuerdo entre los países OTAN en la reunión en la base de Ramstein, ahora le ha tocado el turno a la UE. En una reunión de los ministros de Exteriores, los Veintisiete han avanzado... a medias. Ampliarán su ayuda militar otros 500 millones del fondo común para armamento —ya van siete paquetes y un montante de 3.600 millones—.

Pero de los Leopard 2, ni palabra. Alemania sigue marcando los tiempos, inmersa "en un proceso de decisión" y manda esperar, hasta que el canciller hable. Pero no todos aceptan esos plazos indeterminados y en el bloque UE, Polonia ya ha empezado a moverse, liderando la respuesta al S.O.S. ucraniano.

Del desafío polaco, a la "novedad" alemana

Alemania insiste, no se moja, pero su ministra de Exteriores apuntó el domingo que si otros países quieren entregar sus Leopard a Ucrania "no vamos a oponernos". De momento, Finlandia y especialmente Polonia han dejado clara su voluntad de entregar estas armas a Kiev, pero necesitan el visto bueno de Berlín como fabricante de los mencionados vehículos que tanto están dando que hablar. 

Letonia, otro socio UE y frontera rusa por el Báltico, también quiere solicitar el 'permiso' alemán ante el tiempo "perdido" en la ayuda a Ucrania, misma expresión que utilizó Zelenski en su mensaje a la OTAN. Ucrania no solo necesita armas, sino que las necesita cuanto antes, porque la espera "beneficia" a Rusia.

De la reunión de los Veintisiete ha salido una "novedad", en palabras del jefe de la diplomacia europea. Josep Borrell ha celebrado que "por lo que he entendido, Alemania no va a prohibir las exportaciones de estas armas, si algún país de la UE que la tenga, desea hacerlo". Un avance para el alto representante del que toman nota los socios comunitarios.

La propuesta más avanzada es la de Polonia, que ya estudia dos vías, con y sin Alemania. La primera pasa por formalizar esa pregunta a la que se remitía el Gobierno alemán para dar su autorización. La otra, sin Berlín de por medio, consistirúa en formalizar una coalición de países a favor del envío de tanques. Sin embargo, aún no se sabe ni cuándo no cómo serán los detalles de ambos caminos, que podrían volverse en contra de la propia Ucrania y sus aliados occidentales.

La enésima amenaza rusa

El asunto escama a Rusia, que ya ha advertido que su entrega tendría "consecuencias imprevisibles" y de una "escalada" en caso de que Occidente entregue sus Leopard a Kiev... aunque el Kremlin también trataba de frenar los ánimos al enemigo. 

Para su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, el revuelo montado por el supuesto papel de los tanques es una "exageración" porque "no cambiarán nada en lo que respecta al avance de Rusia hacia sus objetivos".

Este lunes, el propio Lavrov ha vuelto a subir el tono, como acostumbra en cada intervención oficial. Para el jefe de la diplomacia rusa, la guerra en suelo ucraniano "ya no es una guerra híbrida, sino casi real", acusando a Occidente de implicarse de forma directa y de haber estado preparándola "durante mucho tiempo, tratando de destruir todo lo ruso, desde el idioma hasta la cultura".

Los números (oficiosos) de la guerra a los 11 meses

No hay cifras oficiales, salvo los cálculos muy a la corta que hace la ONU de víctimas civiles. Rusia y Ucrania mantienen su tradicional hermetismo para reconocer las bajas propias y solamente hay estimaciones provenientes de la Inteligencia ucraniana. 

Según Kiev, han perecido más de 121.000 soldados rusos, además de miles de unidades motorizadas destrozadas o perdidas. Entre ellas, se citan más de 6.000 blindados, 3.150 tanques, alrededor de 2.000 sistemas de artillería y otros tantos drones, más de 550 aeronaves entre cazas y helicópteros y 18 barcos, como cita The Kyiv Independent.

El parte de caídos ucranianos cuesta encontrarlo. Los últimos números ofrecidos por la administración Zelenski llevan a diciembre, cuando su asesor, Majail Podolyak, reconocía "entre 10.000 y 13.000" fallecidos dentro del ejército nacional.

El cálculo de la ONU se centra en la población civil. Según su último balance, a fecha de este lunes 23, los civiles caídos en la guerra son ya 7.068, la gran mayoría víctimas de las explosiones en núcleos urbanos. Además, habría al menos 11.415 ciudadanos heridos. No obstante, la organización siempre advierte de que sus cifras son provisionales y estima un balance aún peor, mientras continúa tratando de conocer la identidad de los civiles fallecidos.

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Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos.