Cuaderno de México
Descomunal, México DF. Imposible hacerse una idea del tamaño de las áreas, zonas, barrios, secciones o como se diga esto en México DF. Muchas veces no hay solución de continuidad entre la opulencia y la miseria; ni siquiera un paso brusco de los rascacielos a las barracas.
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Verano. Días de ocio (para quien puede). También para quien puede, tiempo de viajes. Por ejemplo, a México.
Descomunal, México DF. Imposible hacerse una idea del tamaño de las áreas, zonas, barrios, secciones o como se diga esto en México DF. Difícil saber cómo se cosen entre sí. Muchas veces no hay solución de continuidad entre la opulencia y la miseria; ni siquiera un paso brusco de los rascacielos a las barracas. De las grandes avenidas pensadas con tiralíneas, a la sucesión ininterrumpida y abigarrada de los mercados de la calle. Un festival de olores, y el vivo esplendor y la alegría de todos los colores de México.
Hace poco, tuve la oportunidad de ir a México invitada por los tribunales electorales de la Ciudad de México y de Monterrey. Esto hizo que residiera en estas dos ciudades una intensa, soleada y llena de venturas quincena. El libro Quadern de Mèxic. De chilanga a regiomontana recoge las impresiones de esta tímida pero maravillada aproximación y es un homenaje lleno de gratitud a aquel país (no se priven: si les apetece, ahí va un capítulo). Si no, he aquí dos pequeños fragmentos:
Un libro que puede leerse como una invitación a México; un ensayo que puede ser útil si tienes la intención de ir algún día (o en vez de ir); o para leer porque sí, que es la mejor razón, quizás, para adentrarse en un libro, para visitarlo. (O para empezar a familiarizarse con el catalán, si es el caso.)
Que pasen unas muy buenas vacaciones.