A la hora de dormir, los perros eligen posturas tan dispares como espacios pueden encontrar en casa. Los hay que se colocan hecho un ovillo, los que se estiran ocupando el máximo espacio posible, los que prefieren dormir de lado, los que se colocan al sol durante el día e incluso los que se colocan panza arriba como si quisieran recibir caricias en la tripa.

Lejos de querer recibir cualquier cariño, esta postura tiene un significado muy concreto y relacionado con el vínculo con sus dueños. Según recogen en Iefemerida, "cuando un perro duerme boca arriba, generalmente significa que está completamente relajado porque se siente seguro en su entorno". 

Se trata, según los especialistas, de una de las posturas más "vulnerables" que puede adoptar un perro al dormir, ya que deja expuestos y desprotegidos sus órganos vitales. De esta forma, muestran confianza tanto con las personas que comparten espacio con él como con el lugar en el que se encuentran.

Más allá de este significado emocional, en el citado medio apuntan "dormir boca arriba también puede estar relacionado con la regulación de la temperatura corporal del animal". 

"Exponer el vientre ayuda a disipar el calor, especialmente en los días más calurosos, al permitir que el aire circule mejor por la zona menos peluda del cuerpo", añaden.

A pesar de que podría parecer que la postura de los perros al dormir se basa en sus preferencias, no es así. Un estudio publicado en el Journal of Veterinary Behaviour, que analizó las posiciones para dormir de los perros en refugios, observó que, aunque algunos perros seguían ciertos patrones comunes, la postura al dormir se veía influida por el entorno y el momento en el que se duerme, siendo frecuente acurrucarse cuando se sienten inseguros o tienen frío o de lado cuando están especialmente cansados tras un ejercicio extenuante.