'María Luisa', let’s dance

'María Luisa', let’s dance

Esta vez, el universo creado es un universo lleno de hombres, con los hombres que le gustan a María Luisa.

Escena de la obra de teatro 'María Luisa' de Juan Mayorga.JAVIER NAVAL

Cuando Juan Mayorga estrena, la taquilla responde. El periodismo cultural y la crítica también pasan por allí, pues este autor y su obra son un fenómeno cultural y nadie quiere perdérselo. Así que María Luisa, la última obra del autor, que se puede ver en el Teatro Abadía, atrae todas las miradas.

¿Y qué han visto esas miradas? En general, el periodismo cultural vio una noticia: lo nuevo de Mayorga que no se podía dejar sin cubrir. La crítica ha visto un buen texto, pero una fallida dirección de escena, que hace el mismo autor. Ah, y unos actores fantásticos. Sobre todo, la protagonista, Lola Casamayor.

¿Y el público? El público, al menos el día al que pertenece esta crítica, se vio una comedia. Una obra que les gustó y se lo hizo pasar bien. Es de suponer: por el silencio con el que acompañaban las escenas, las risas y sonrisas explosivas, y lo aplausos finales. Lo que hizo que algún que otro espectador o espectadora la definiese a la salida como un 'Mayorga menor'. Como si eso de la risa hiciera la obra sospechosa.

Poco más se podría decir de la historia de María Luisa. Una señora mayor que vive sola. Lo que, según su portero, la hace susceptible de ser víctima de una banda de ladrones que están merodeando por el barrio. Por lo que le propone añadir otros nombres al que ya tiene en su buzón para evitar que piensen que vive sola.

Nombrar, eso es lo que hace a los que a partir de ese momento serán sus compañeros de piso. Unos hombres aparecidos desde su imaginación. De nuevo, como en Fundamentalmente fantasías para la resistencia de Sanzol, una mujer nombra y crea todo un universo.

Esta vez, el universo creado es un universo lleno de hombres, con los hombres que le gustan a María Luisa. Un joven poeta, un sensible, un guapete. Un conspirador latinoamericano deseando ponerle el mundo a sus pies. Un español como Dios manda, que bebe poco o nada, va trajeado con chaqueta prieta y algo corta, que le recordará la hora a la que tiene que tomar la pastilla mientras le da un masaje de pies.

Un mundo imaginado e imaginario donde la realidad se entromete. Lo hace en forma de portero que recuerda la peligrosidad de vivir sola. Y en forma de amiga, a la que se le hacen confidencias. Con la que lo mismo te tomas un café de buena gana y le cuentas de todo como te enfadas y no le cuentas de nada.

Es en ese universo imaginado y con esa compañía imaginaria, María Luisa adquiriría la valentía para hacer de su capa un sallo. Saldrá a la calle y tomará el metro a horas intempestivas, para ella y la gente de su edad, según piensa nuestra sociedad. Saldrá a bailar. Romperá cristales. Robará en una tienda. Y hará el amor por el simple gusto de hacerlo. Y aquí paz, y después gloria.

  Lola Mayorga en un momento de la función 'María Luisa'.JAVIER NAVAL

No se sabe si de alguna manera los deseos de María Luisa son también los de sus espectadores. El caso es que parecen conectar y disfrutar con lo que pasa en escena, aunque se muestre de manera simple y sencilla. Conexión necesaria para que el teatro esté vivo y sea un teatro vivo, como recordó Rafael Álvarez 'El Brujo' en la presentación de una biografía sobre él que acaba de editar Ediciones Antígona, y que tomando como referencia al premio Nobel Dario Fo, identifica a Lina Morgan como el mejor referente de este teatro.

Lola Casamayor toma el testigo de esta actriz en esta obra. Lo hace a lo fino o a lo culto. Pues el texto también lo es. Donde las referencias clásicas, con el Lear de Shakespeare y las mujeres de Cervantes a la cabeza, no faltan.

Aunque no serían necesarias para este tipo de comedia amable. Del estilo de ese cine francés de buenas intenciones que sucede en las provincias que llega a riadas a las carteleras españolas. Un triunfo en el país vecino que coincide con el fuerte avance de Mariane Le Pen y la ultraderecha.

Mientras tanto, nos divertimos. No hay nada de malo en ello. Lo pasamos bien. Porque la vie est une fête, que dirían Les Chiens de Navarre que acaban de pasar por los Teatros del Canal. Que también, como María Luisa, hablan del malestar de una sociedad envejecida y aparentemente en calma.

Sociedad en la que son capaces de ver una corriente telúrica que da algo de miedo: pues es una sociedad con una necesidad de echarse a la calle, de violentar esa calma en la que vive. Como María Luisa tiene la necesidad de trasgredir todos esos límites que le han sido impuestos y ella ha aceptado. Pensando que, aunque sea imaginariamente, y con la edad que tiene, no se los va imponer a sí misma mucho más. No. Ahora le toca salir a la pista de baile y bailar.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.