Mikel Erentxun: "En muchos sitios, si no hablas euskera no encuentras trabajo, esto no lo veo bien"

Mikel Erentxun: "En muchos sitios, si no hablas euskera no encuentras trabajo, esto no lo veo bien"

El cantautor, fundador de Duncan Dhu, presenta su nuevo disco 'Septiembre'.

Mikel Erentxun durante la entrevista.Patricia Donohoe

Aunque ya más de 35 años desde que se publicó el mítico Cien gaviotas con Duncan Dhu, Mikel Erentxun sigue siendo referente en la música nacional. El donostiarra presenta el que es su 17º disco de estudio, Septiembre.

A pesar de sus 40 años de carrera, Erentxun se niega a vivir anclado a un repertorio de clásicos con el que asegurarse el aplauso del gran público y quiere encontrar incentivos que le "exciten". Sin embargo, asegura no estar cansado de tocar en directo ninguno de sus grandes éxitos. 

El músico que, a pesar de vivir en Euskadi no se considera euskeraparlante, se niega a hacer apología política, asegura que no le gusta y su poca relación con ella tras dejarle a su amigo Borja Semper utilizar el tema Amara en su campaña por la alcaldía de Donosti, le ha dejado un amargo sabor de boca. 

Septiembre, el nombre de su mes favorito y el que titulaba esos archivos provisionales de este trabajo, ha sido el que recoge 18 tracks que fusionan el pop y el rock más clásico con el que hacer frente a la era TikTok y autotune.

Tu disco se llama Septiembre, el mes más odiado por muchos junto con enero. ¿Por qué lo hiciste? ¿Eres de los que lo amas o lo odias?

No, no, a mí me parece que es el mejor mes del año. De hecho, para mí el año debería empezar en septiembre. Es como el fin del verano, que no me gusta, y empieza lo bueno. Ahora empieza el otoño y el invierno. Septiembre es la puerta del otoño. Es un mes de cambios. Es un mes que no sé por qué a mí me transmite cierta melancolía y sobre todo es un mes de contrastes, que es un poco el sentimiento principal que impera en las letras de este disco, el contraste entre entre el color azul y el color gris.

Al final es un poco como mi cabeza, ¿no? Y no sé, me parecía que era un mes que definía muy bien el contenido del disco y al final hay que poner un título. Me apetecía además un título corto porque llevaba muchos títulos muy largos. El último disco se llamaba El último vuelo del hombre bala. Me apetecía un título de una palabra, como el disco se iba a editar en septiembre, y todavía no teníamos título, el proyecto se llamaba “septiembre” o “septiembre 23”, cada vez que nos mandábamos mails de trabajo. Y decíamos que este es buenísimo. Y bueno, así se quedó el tema.

Y la canción Este agosto es un gran viernes, ¿también vino a raíz del este gusto por septiembre?

Sí, sí, a ver. Agosto es el mes que menos me gusta del año, pero el viernes es mi día favorito. Y bueno, la canción habla de que tuve un agosto muy feliz. Cuando escribo, al final las canciones siempre hablan de mí, y este fue un agosto muy bonito para variar y por eso decía este agosto al final parece un viernes, que es mi día favorito.

En Tren a Marte hablas de “el fin del mundo” o de que “ya no llueve en abril”. ¿Querías mandar un mensaje también sobre la crisis climática?

Bueno, es el fin de mi mundo. Es una canción con cierto humor porque al final nos vamos en un tren a Marte, vamos a escaparnos. Una canción de escape. Pero sí, hay un pequeño guiño al cambio climático. Efectivamente. Un poco se nos han ido los referentes, encima ya no llueve, que a mí me encanta la lluvia y pues venga, “móntate conmigo en el tren y vámonos de aquí”.

¿Te sientes presionado por la industria para producir discos o singles, más bien?

No, ahora menos todavía que realmente los discos no se venden. Hago los discos porque me apetece hacerlos, porque me gusta hacerlos, porque necesito hacerlos. Ya no hay esa presión de que podía ver antaño de la compañía, de "editamos un disco tuyo". Realmente podría salir de gira con mi catálogo de viejas canciones sin producir nada nuevo, como hace otra gente, pero no, a mí me gusta mirar hacia delante, disfrutar de las canciones nuevas y por amor al arte.

Muy poca gente presta atención a un disco nuevo y más un disco doble lleno de canciones. Pero es una necesidad vital y entiendo que tengo un pequeño grupo reducido de fans que lo van a agradecer más.

Se habla mucho de la duración de las canciones en la era TikTok, pero tú en tu disco tienes temas de un minuto y otros de seis.

Bueno, no miro la duración de una canción en esos términos. Al final las duraciones de las canciones van intrínsecas en ella. Hay canciones que no te piden más y otras que no te piden menos. Cuando tienes muchas, a lo mejor una canción de un minuto no te pide o te parece innecesario hacerla crecer, por ejemplo metiéndole un solo o repetir el estribillo otra vez y convertirla en dos minutos para que sea un poco más canción. A veces con un minuto has contado todo lo que tenías que contar. Y, al revés, hay una canción de seis minutos que no sabes dónde pegar el tijeretazo.

En general soy más de canciones cortas, pero de repente te sale una canción larga y no hay forma de acortarla. En un disco de 18 canciones creo que le sienta bien ese ritmo. Si fuera un disco de 10, a lo mejor tiene que estar todo más equilibrado, pero en un disco de 18 hay más sitio para estas cosas.

"Por muchos discos que tenga —que ya he grabado más discos que Duncan Dhu, y he dado más conciertos y probablemente hasta haya vendido más discos—, nunca voy a superarlo"

¿Hay canciones de las que estás harto o que te cansen?

Sí, hay canciones que dices oye, no quiero volver a tocar más esta canción, que llevo casi 40 años con ella. Pero sí es cierto que luego, de repente, en el concierto, las cantas y ves la reacción de la gente te compensa. También es cierto que cada concierto es un mundo, que son orgánicos y bastante cambiantes. Puede pasar cualquier cosa, pero siempre hay dos o tres canciones que la gente está esperando que las cantes y si no las cantas como que se llevan un cierto chasco.

¿Queda algo de Duncan Dhu en ti?

Sí, claro. Me imagino, ¿no? Al final Duncan Dhu ha sido mi escuela. Si estoy aquí es gracias a Duncan, al legado. Por muchos discos que tenga —que ya he grabado más discos que Duncan Dhu, y he dado más conciertos y probablemente hasta haya vendido más discos—, nunca voy a superarlo. Fue algo único y especial y yo nunca le voy a hacer sombra. El legado de Duncan Dhu es enorme, pero estoy muy orgulloso.

¿Serías de los que volvería a hacer una gira de reencuentro?

Ya lo hicimos, Duncan Dhu se disolvió en el 2000 y en 2014 nos juntamos, hicimos un LP, una gira larga y estuvo muy bien y muy bonito. Podría volver a ocurrir. La verdad es que a Diego lo veo como mi hermano, tenemos una relación excelente, pero él está metido en sus proyectos musicales, en su pintura. Yo, en mi carrera musical en solitario. Y es difícil y sería difícil compaginar los tres trabajos con Duncan Dhu que es un cambio y te exige mucho. A ver, dentro de dos años vamos a cumplir 40 años y bueno, pues es una efeméride que bien merece que pase algo, aunque sea una cena de amigos.

Decías que este disco estaba compuesto al piano y no tanto a la guitarra como solías hacer, ¿podrías dar un cambio a utilizar autotune o inteligencia artificial?

Espero que no. De entrada no las controlo nada. Las nuevas tecnologías y yo no somos amigos. He estado estos casi 40 años, que te decía antes, con una guitarra acústica. Así es como han nacido la inmensa mayoría de mis canciones, pero de unos años aquí empezaba a saltear con el piano y he descubierto nuevos caminos y nuevas texturas, nuevas armonías. 

Por eso salgo al piano en la portada, porque es una grandísima novedad. Y luego el piano también es el instrumento que hemos usado más en este disco. Sigo escribiendo y sigo grabando de una manera analógica y muy orgánica. Las nuevas tecnologías no me gustaría aplicarlas en mi música.

¿Y crees que está muriendo el pop del rock como lo conocemos?

Bueno, no sé si la palabra es si realmente está muriendo. Desde luego, sí que hay otra música y, sobre todo, hay otros caminos y otras maneras de dar a conocer esa música que nada tienen que ver con lo que yo he vivido.

El rock y el pop más clásico creo que siempre van a tener un espacio, aunque sea pequeño, porque siempre habrá gente que va a demandar eso, pero está claro que ahora mismo no está de moda. Hay músicas que tienen muchísima más importancia y mucha más presencia en la gente. Vas a la calle, vas a los bares y lo que se escucha poco tiene que ver con este pop rock más clásico.

Utilizaron una canción tuya para una campaña política del PP, lo que despertó muchas críticas y dijiste que lo hiciste por amistad no por convicción por ningún partido político, ¿lo volverías a hacer?

De momento, solo ha ocurrido una vez y fue con Borja Semper cuando se presentó a la Alcaldía de San Sebastián. Y lo hice por amistad y porque no vi nada malo, pero efectivamente tuve muchas, muchas críticas y muchos mensajes de apoyo. O sea, tuvo mucha repercusión, lo cual fue algo increíble que no pensaba que podía pasar algo así. No creo que volviese a ocurrir porque no me aportó nada.

"Yo no hablo euskera, aunque aunque soy vasco y viva allí y yo tengo que vivir con eso, con esas dos lenguas"

Como vasco, ¿cómo ves la medida de que se hablen todos los idiomas cooficiales en el Congreso?

Bueno, a ver, no me parece mal. Yo no hablo euskera, aunque aunque soy vasco y viva allí y yo tengo que vivir con eso, con esas dos lenguas. En muchos sitios, si no hablas euskera no encuentras trabajo, esto no lo veo bien. Me parece bien que haya dos lenguas oficiales y además forma parte del patrimonio de la cultura de los vascos y de los españoles.

No me parece ni mal ni bien. Entiendo que el catalán, el vasco o el gallego quieran expresarse en esa lengua, pero, por otro lado, también me parece un poco absurdo que si todos hablan castellano es más complicado que tú me hables en euskera cuando sabes castellano y no tengo que estar con pinganillos. Pero no me quita el sueño, me da igual, la verdad.

¿Te da igual la política en general?

Estaba intentando darte una respuesta, pero al final llego a la conclusión de que me importan muy poco. Hay cosas muchísimo más importantes en mi vida que si hay que hablar o no euskera en el Parlamento.

¿Eres de los que defiende que los músicos deberían reivindicarse más?

Por ser músicos no, creo que cada persona da la importancia que quiere a la política y finalmente, las personas públicas pueden hacer algo más. No solo músicos, futbolistas, deportistas… Pero yo no me siento obligado. Cuando manifiesto. las pocas veces que manifiesto alguna opinión política, lo hago como persona, no como músico conocido. No me siento en la obligación.

Desde luego, mi música pocas veces toca temas políticos. Aveces lo ha hecho, pero normalmente prefiero hablar de cosas mucho más personales y mucho más íntimas que mis pensamientos políticos.

¿Y a nivel musical? Es decir, profesionalmente, ahora que hay plataformas como Spotify que han anunciado que retirarán a artistas que no lleguen a determinado número de escuchas.

Sí, en eso sí que apoyo total a la cultura, a los pequeños, quiero decir, poco conocidos. A gente que no tiene la suerte de vender más copias o de tener más repercusión. Sí, ahí sí cuentan con mi apoyo. Todo lo que se haga en pos de la cultura en general y de la música en particular cuenta con mi apoyo.

De hecho, este disco lo has trabajado a nivel de producción con artistas jóvenes como Julia y Víctor de Rufus T. Firefly.

Sí, este disco está hecho a tres manos con artistas mucho más jóvenes que yo y que no han tenido la suerte que he tenido yo. Bueno, Rufus ya es un grupo con cierto nombre, pero por ejemplo, Reme es un grupo que está empezando y es un grupazo.

¿Se rumorea un proyecto de superbanda?

A mí me gusta investigar, indagar, jugar, probar cosas nuevas. ¿Estoy abierto a todo tipo de experimentos. Sobre todo cuando llevas tantos años. Creo que es fundamental buscar nuevos retos y cosas que te vuelvan a excitar. Para mí, cada disco es una aventura terriblemente emocionante. Y sÍ probar, trabajar, unir talentos es algo muy bonito.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es