La universidad americana obedece a un modelo marchito y elitista, inspirado por la universidad de Harvard, basado en campus residenciales, clases reducidas y estudiantes que viven a cuerpo de rey durante 4 o 5 años. Un modelo agotado pero imitado por la mayoría de las universidades.
Todo el mundo saca sobresalientes y se justifica diciendo que es la prueba palpable de una exigente selección de alumnos acostumbrados a aspirar a lo máximo. Otro tipo de política de calificaciones distraería al alumnado de aprender, se dice, de educarse, que es lo principal.
Tras la expropiación del 51% de la petrolera a Repsol a mediados de abril de este año, el Gobierno argentino quiere recuperar ahora esa forma de trabajar, previa a su venta a la compañía española.