Suele decirse que las peores enemigas de las mujeres somos nosotras mismas y, aunque la idea sea un tópico, es bastante cierta. Tendemos a volvernos locas de tanto buscar la perfección en nuestras experiencias, relaciones y personas, y, la verdad, es agotador.
Se ha escrito mucho sobre la idea de que las palabras no siempre pueden expresarlo todo. Como dijo Friedrich Nietzsche: "Las palabras son símbolos para la relación entre las cosas y entre estas y nosotros; en ningún lugar consiguen abarcar la verdad absoluta".