La manera de enfrentarse de Julia contra su destino me afectó de manera personal. Sin duda, no me dejó indiferente, me sentí más viva que nunca, sin miedo: por unos días fui invencible, plantando cara a ese partenaire que es la muerte, que se presenta de forma inesperada y casi traicionera. Me abrí como nunca lo había hecho, sin complejos ni ataduras, no solo como profesional, también en la vida.