'Las noches de Tefía', la serie que cuenta la desconocida historia del campo de concentración franquista, para vagos, maleantes y homosexuales

'Las noches de Tefía', la serie que cuenta la desconocida historia del campo de concentración franquista, para vagos, maleantes y homosexuales

La recomendación de junio.

'Las noches de Tefía'.ATRESPLAYER

Se llama Las noches de Tefía, es del dramaturgo Miguel del Arco y la ha estrenado, gloriosamente, la plataforma Atresplayer. El estreno en el festival de Málaga nos dejó noqueados y es mi recomendación del mes por varios motivos: porque lo que cuenta es de lo más tristemente oportuno, tras este avance increíble y peligroso de la ultraderecha. Porque la narración es un prodigio. Porque las actuaciones son buenas de verdad. Porque te deja seca y te da vida, te machaca y te envalentona. Te mata por dentro a ratos y te hace levantarte y querer pelear, otros.

Yo no sabía nada de esta historia, no tenía ni idea de que existió esta colonia agrícola penitenciara en Tefía, en Fuerteventura. No sabía que fue una suerte de campo de concentración franquista, donde llevaban presos a vagos, maleantes y maricones. Con todas mis lecturas a cuestas, con toda mi inquietud, con todo el interés que me ha suscitado siempre lo relacionado con la dictadura, esta historia tremenda, salvaje, que forma parte de nuestro pasado más oscuro, yo me la había comido con patatas.

“España no necesita vagos, ni sodomitas, ni proxenetas”, dice el actor que interpreta al director del campo de concentración, en su arenga inicial, cuando recibe al grupo de presos desarrapados allí, en esa cárcel al aire libre, en ese pedregal que ni siquiera tenía alambrada, porque fuera sólo había o desierto o mar. Imposible huir.

La serie es una joya, yo diría que una de las más ambiciosas que hemos visto en cuanto a forma, a fondo, a intención, además. Es una serie con varias series dentro, que consigue sacarte y llevarte y desasosegarte y hacerte bailar. Le pregunté a Del Arco cómo era posible que este pedazo del pasado fuera tan desconocido, por qué esos 300 campos de concentración se negaron, por qué se nos ninguneó su existencia.

“Somos los herederos del franquismo, y hemos vivido con un lenguaje que lo blanquea. Una de las obsesiones del régimen de la de fue legitimar sus actuaciones y borrar cualquier signo de sus atrocidades. Empezaron a crearse eufemismos, porque Franco quería congratularse con los nuevos tiempos en Europa, y los campos dejando de llamarse así, y empezaron a llamarse colonias agrarias”. En el 54 se implementó la ley de vagos y maleantes, que llevaba en marcha desde el 33, para meter también a los gais y allí que llegaron, a los campos, todos ellos.

¿Pero cómo surge la idea de llevar esto a una serie de ficción, en la cabeza del creador? “Estaba preparando para el Pavón una obra sobre una compañía de variedades que va a recibir Francisco Franco y deciden matarlo. Ahí hablaba del campo de concentración de Nanclares”, dice Del Arco. Allí, en Nanclares, se habían encontrado los archivos sobrecogedores del médico del campo, donde se contaba de manera pormenorizada los horrores cometidos en aquel lugar. Ese material, junto a la novela de Miguel Ángel Sosa Machín, Viaje al centro de la infamia, acabaron de inspirar al dramaturgo. Y en ello estaba cuando recibió la visita de Buendía, la productora audiovisual que está siempre buscando buenas historias. “Yo en realidad no quería escribir en ese momento para televisión, así que les conté esta historia porque me pareció que la encontrarían demasiado arriesgada. Pero no, les interesó. Y me puse a ello”, asegura.

En ese ponerse a ello hubo un ingente trabajo de documentación, “leí todo lo que caía en mis manos, tesis doctorales, todo”, me contó Del Arco. El resultado es una serie fabulosa, que contiene tres series dentro, bien interpretada (no quiero dejar de lado a ninguno de los actores, pero ¿podemos por favor rendirnos a los pies de Patrick Criado, que hace, yo diría, el mejor papel de su carrera?), bien escrita, con momentos brillantes, con desgarros, con terror, con alegría, con ternura. Un cabaret en un campo de concentración. ¿Suena raro?, quizá. Pero Del Arco y el equipo hacen magia y logran que parezca lo normal.

"Llega esta serie en el momento preciso, lamentablemente: este en el que la ultraderecha quiere borrar, ahora sí que sí, todo lo que tenga que ver con la memoria histórica"

Llega esta serie en el momento preciso, lamentablemente: este en el que la ultraderecha quiere borrar, ahora sí que sí, todo lo que tenga que ver con la memoria histórica. Quiere mostrar lo que hemos sido para saber dónde queremos ir, como me contó Del Arco. Yo me vi casi seguidos todos los capítulos, (con parones necesarios para no sufrir), que se estrenan cada domingo en la plataforma y no he podido dejar de pensar en varias cosas. Una, en que todos mis amigos gais, a los que tanto quiero, con los que tanto quiero, todos lo colegas homosexuales que me rodean, caso de que hubieran nacido en otro momento de la historia, habrían sido pasto de aquellas fieras humanas que dirigían el país, habrían estado recluidos en aquellos lugares trágicos, en lugar de estar, como ahora, en sus casas luminosas, con sus trabajos, con sus seres queridos, con sus vidas templadas.

Ojalá Las noches de Tefía pudiera remover alguna conciencia… Con una sola que moviera, con un solo homófobo, fascista, dictador que la viera y dijera, pero ¿qué estoy haciendo, qué estoy pensando?, todo el esfuerzo brutal del elenco, de los guionistas, de la dirección, del equipo técnico, de los que apostaron por dejar que esta historia se contara y se emitiera, habría merecido la pena sin dudarlo. De momento, al menos, queda para la historia audiovisual, para que nadie pueda decir que no sé de qué me hablas, que menuda exageración. Ahí queda para generaciones sucesivas. Para eso sirven las buenas ficciones, para que mi hija, de 17 años, a quien le puse el sábado el primer episodio, que le impactó, me envié hoy un WhatsApp preguntándome que cómo se llamaba la serie que vimos, que quiere ver el resto, sin falta.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.