La marcha de Michel desata una carrera para impedir que Orbán mande en el Consejo Europeo

La marcha de Michel desata una carrera para impedir que Orbán mande en el Consejo Europeo

El belga se tiene que ir antes de que acabe su mandato y, si no hay candidato claro, será el húngaro el que asuma el papel, al presidir el semestre del Consejo. 

Charles Michel y Viktor Mihaly Orban, en diciembre de 2022, durante una reunión del Consejo en Bruselas.Thierry Monasse / Getty Images

Los liberales francófonos belgas del Movimiento Reformador (MR) han confirmado que el actual presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, será cabeza de lista con vista a las elecciones europeas del próximo junio. El propio Michel había adelantado el sábado en una entrevista concedida a cuatro diarios belgas que se presentará a la cita con las urnas y dejará la presidencia del Consejo Europeo a mediados de julio.

El problema, ahora, es que su decisión personal ha generado una crisis en las instituciones europeas, porque hace falta un relevo, ya que aunque hay elecciones a inicios del verano, él debía ocupar su cargo formalmente hasta noviembre. Marcharse antes de tiempo no ha gustado en determinados países, sobre todo, porque hay que buscar un relevo muy rápido y porque, si no lo hay, podría acabar mandando en el Consejo un indeseable de Europa: el húngaro Viktor Orbán

El primer ministro ultraderechista de Hungría podría presidir el Consejo Europeo de julio, a menos que los líderes de la UE encuentren rápidamente un sucesor para su actual presidente. Por la posición que tendrá Michel, es muy probable que el exprimer ministro belga que preside el Consejo Europeo desde 2019, sea elegido eurodiputado y abandone la presidencia del Consejo tras las elecciones.

Los 27 jefes de Gobierno de la UE tienen ahora menos de seis meses para nombrar a su sucesor. La función del presidente se basa principalmente en presidir las reuniones del Consejo Europeo y mediar en los acuerdos entre los Estados miembros, incluidas decisiones sensibles como las presupuestarias y de política exterior.

Según los Tratados de la UE, en ausencia de presidente, el país que ejerce la presidencia semestral rotatoria del Consejo de la Unión Europea asume la responsabilidad provisional. Esto significa que, sin sucesor, Orbán asumiría el control del Consejo cuando su país asuma la presidencia rotatoria el 1 de julio, tomando el testigo precisamente de Bélgica, que acaba de estrenar su tiempo tras el de España.

Una fuente del Consejo Europeo citada por Euronews restó importancia a los posibles cambios que pueda provocar el sorprendente anuncio de Michel, y aseguró que la decisión sobre su sucesor estaba "prevista para junio de 2024". "Por tanto, es posible que el próximo presidente del Consejo Europeo comience sus funciones en el verano de 2024, si el Consejo Europeo así lo decide", dijo la fuente.

Las elecciones europeas de junio desencadenarán una remodelación de los altos cargos de Bruselas, pero el proceso a veces dura meses debido a lo intrincado de los debates y a la necesidad de garantizar el equilibrio político, geográfico y de género entre los nombramientos.

Ha habido ya voces han denunciado a Michel por una medida que arrojará una sombra de incertidumbre sobre el Consejo en un momento políticamente crucial. Por ejemplo, la eurodiputada neerlandesa Sophie in 't Veld, liberal que pertenece a la misma familia política que él, criticó duramente su decisión en la red social X: "El capitán abandonando el barco en medio de una tormenta. Si así de poco comprometido está con el destino de la Unión Europea, ¿qué credibilidad tiene como candidato?".

El rechazo a Orbán

La posibilidad de que Orbán aumente su influencia en Bruselas en el segundo semestre del año hace temer a muchos en la capital de la UE. El primer ministro, al que se ha visto recientemente estrechando la mano del presidente de Rusia Vladímir Putin en Pekín, es famoso por ser la piedra en el zapato de Bruselas.

Por ejemplo, con el paquete de 50.000 millones de euros de ayuda financiera a largo plazo destinado a Ucrania y propuesto por el bloque. Actualmente está en suspenso después de que Orbán vetara su aprobación durante una cumbre del Consejo Europeo en diciembre.

El veto se produjo tras la entrega a Budapest de 10.000 millones de euros de fondos de la UE, previamente congelados por sus incumplimientos del Estado de Derecho. La medida alimentó las especulaciones de que Orbán está utilizando su derecho de veto en el Consejo para presionar a Bruselas a fin de que desbloquee más fondos congelados.

Orbán también utiliza sistemáticamente una retórica antieuropea para fomentar el euroescepticismo entre su público húngaro. Recientemente, su gobierno atacó personalmente a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una campaña con carteles publicitarios, e insinuó que Bruselas quería "crear guetos de inmigrantes en Hungría" en una incendiaria consulta pública.

Los eurodiputados han puesto en duda en el pasado la credibilidad de Hungría y de Orbán para asumir la presidencia del Consejo en el segundo semestre de 2024. En una resolución no vinculante adoptada el pasado mes de junio, los eurodiputados cuestionaron "cómo podrá Hungría cumplir con credibilidad esta tarea en 2024, en vista de su incumplimiento de la legislación de la UE y de los valores consagrados en el artículo 2 (de los tratados de la UE), así como del principio de cooperación sincera".

A pesar de no tener poderes ejecutivos, el Estado de la UE que ostenta la presidencia del Consejo puede ejercer una influencia significativa en el funcionamiento de la institución fijando el orden del día, organizando reuniones, dirigiendo las negociaciones y organizando las votaciones. Si las responsabilidades de la presidencia recayeran temporalmente en manos de Orbán, podría aumentar su capacidad para dar forma al calendario legislativo de la UE en el último semestre de 2024.

Los jefes del Consejo Europeo suelen ser exjefes de Estado, con preferencia por líderes versados en negociaciones complejas o con experiencia en la gestión de gobiernos de coalición.

Entre los nombres que se barajan ya para el cargo figuran el actual primer ministro en funciones de los Países Bajos, Mark Rutte, que se vio obligado a dimitir en julio en medio de una ruptura de su coalición por un conflicto relacionado con la inmigración, o el ex primer ministro de Luxemburgo Xavier Bettel. Rutte, no obstante, suena también para la OTAN, donde su secretario general, Jens Stoltenberg, lleva ya dos años más de lo previsto, forzado a quedarse por la crisis de Ucrania. 

También se especula con la posibilidad de nombrar al primer ministro interino de Portugal, Antonio Costa, pero su candidatura podría verse empañada por la investigación de corrupción en la que están implicados sus principales colaboradores.