“Así hablábamos”, los jóvenes esos interlocutores que tienen tanto que decir(nos)

“Así hablábamos”, los jóvenes esos interlocutores que tienen tanto que decir(nos)

La historia de un grupo que denomina sus discos con los títulos de las novelas de la Carmen Martín Gaite.

Escena de 'Así hablábamos' de la compañía La Tristura.Luz Soria

(Nota del autor: se recomienda leer escuchando la playlist de la obra y, al acabar de leer, quedarse escuchando).

La Tristura convoca al público para invocar a la escritora Carmen Martín Gaite. Lo hace a los casi veinticinco años de su muerte y a los casi cien años de su nacimiento con Así hablábamos en el Teatro Valle-Inclán. Dicen que cuando se la invoca aparece. Y si aparece ¿qué se le puede pedir?

Ellos lo tienen muy claro. Nada en especial. Que no fallen los micrófonos, pues este espectáculo depende mucho de ellos. Y que no suene ningún teléfono móvil ni se encienda. Y, oye, que sucedió, al menos el día al que pertenece esta crítica o crónica.

¿Por qué son ambas cosas importantes? Lo de los móviles, no hace falta que se explique. Su sonido o la iluminación pueden cortar el clímax de la escena y desconcentrar al elenco y al resto de espectadores, vamos, romperles el rollo.

La de los micrófonos, porque la obra la protagoniza una banda de jóvenes músicos pop cuyas referencias superan tanto el OT de Prime Video y la mayoría de las canciones de Benidorm Fest.  Y tienen mejor gusto. Prefieren, por ejemplo, a Rodrigo Cuevas que cantar en “zinglés”, es decir, con una voz que fonéticamente suena a inglés, pero sin ningún contenido inteligible. Por lo visto, la forma de componer de muchos grupos a los que luego expertos letristas les ponen letras, si se puede.

El elenco de 'Así hablábamos' grabando una canción.Luz Soria

Un grupo que denomina sus discos con los títulos de las novelas de la autora invocada. Y en la que explota la bomba de la muerte repentina de una de ellos. Sofía, el alma mater del grupo. Y eso hace que la banda implosione por la trágica noticia y no se vuelva a reunir hasta un año después para acabar el disco que estaban grabando cuando su hermana, amiga, compañera y/o novia murió.

Esa reunión en el estudio de grabación permite que hablen de la muerte. Algo que, como adultos postadolescentes, veinteañeros, veían como algo lejano. Algo que a ellos no les iba a afectar nunca, se ha producido a su lado y a alguien de su edad.

¿Qué dejan los muertos en estos tiempos? Su móvil. Sus redes sociales. Lugares a los que es difícil o imposible acceder si no se tienen las claves o contraseñas. Por supuesto, en estos tiempos tecnológicos, también dejan una memoria. Un rastro en cada una de las personas con las que tuvieron contacto, como siempre. Y las frases y actos que los vivos siguen recordando de los muertos.

Jóvenes, de los que se dice que no hablan de lo que les pasa, resultan que lo hablan y mucho. Se lo cuentan unos a otros. Se hacen pequeñas confidencias cotidianas. Nada realmente importante, pero que duele confesarse y decirse, por pudor. Lo que les da pudor puede ser distinto que lo que les da a sus mayores, pero sí, también son pudorosos. Por si alguien lo dudaba, son humanos.

Lo hacen con un lenguaje muy directo y coloquial. En el que la jerga generacional y las referencias son inclusivas. Las entiende cualquiera porque lo que cuentan les ha pasado específicamente a ellos, pero lo que sienten es universal.

Les duele reconocer que, sintiendo mucho la muerte de su amiga y compañera, se alegran de que no les haya sucedido a ellos

Como ese momento en el que se dan cuenta, como diría Carmen Martín Gaite, que lo raro es vivir. Y les duele reconocer que, sintiendo mucho la muerte de su amiga y compañera, se alegran de que no les haya sucedido a ellos. Una escena intensa, sí, pero montada con sencillez, naturalidad y cercanía, y con sensación de presente y contemporaneidad, con la que suele hacerlo La Tristura.

La saxofonista de 'Así hablábamos'.Luz Soria

O como ese momento en el que se dan cuenta que lo que tendrán de su amiga, y en algún caso de su exnovia o amante, serán recuerdos. Que ya no estará en las decisiones que tomen, sobre el disco, sobre lo que harán, sobre lo que serán de mayores. Y solo podrán recurrir a lo que piensan que diría basándose en lo que hablaron con ella en su momento y en lo que dejó en una story de Instagram o un audio de WhatsApp.

Con eso consiguen atrapar al espectador. Y si bien es cierto, que esta vez parece predominar el público más joven, algo raro en los teatros, incluso en los teatros públicos, no dejan de interesar a los espectadores más mayores. Seguramente público informado pero que ha acudido porque es el Dramático y por Carmen Martín Gaite.

Y sí, la autora está muy presente con su voz, con sus textos, con sus libros. Y aunque lo que se cuenta, es de jóvenes adultos de hoy en día, el espíritu de las historias de jóvenes de capitales de provincias que protagonizan las novelas de Martín Gaite, está muy presente.

Conseguir esa naturalidad y verdad en tanto artificio como es el teatro, no está a mano de cualquiera. La Tristura ya había demostrado que lo podía conseguir, por ejemplo, con Future lovers, una obra sobre el amor que hicieron con adolescentes.

Una hornada de jóvenes actores suficientemente preparados para comerse el mundo teatral. Que lo mismo canta, que sabe interpretar, bailar y tocar instrumentos

Aquí se superan y eso tiene que ver con la calidad del elenco. Una hornada de jóvenes actores suficientemente preparados para comerse el mundo teatral. Que lo mismo canta —temazo, Tranquila de Ede— que sabe interpretar, bailar —atención a la hermosa escena final— y tocar instrumentos. Nativos digitales, por como se refieren a las tecnologías que tienen integradas en sus vidas, que desde la butaca también parecen nativos escénicos.

Cantando 'Tranquila' de Ede en 'Así hablábamos'.Luz Soria

Por poner un 'pero', quizás la escenografía. Ese largo escenario, con gradas para los espectadores a los lados, donde los personajes se pueden reunir como en la última cena, en una larga mesa, o en una especie de sala de estar lleno de sofás como en la sitcom Friends.

Pues bien, sus dos extremos están flanqueados por las dos partes de un estudio de grabación. En el cubo en el que está la mesa de mezclas, hay un cartel luminoso, como los de los cines norteamericanos, donde ponen los títulos de los libros de la Gaite. Y si se está muy cerca no se ven bien por las columnas laterales y las cortinas que usan para cerrar y abrir dejando ver lo que pasa ahí. Por tanto, si se puede mejor comprar entradas en mitad de la grada.

A lo que más temen es a convertirse en unos gilipollas. Y es que mirarán hacia delante y hacia sus pantallas, y verán a tantos y tantas

Poca cosa para una obra que gana el interés de quien la ve. Porque los más jóvenes hablan, comentan, no son seres silenciosos, se preocupan por ellos y por los otros. Por lo que son y serán. Que a lo que más temen es a convertirse en unos gilipollas. Y es que mirarán hacia delante y hacia sus pantallas, y verán a tantos y tantas. Hasta definen códigos para que si en el futuro se convierten en ellos los otros les avisen.

Recordando a Sofía en 'Así hablábamos'.Luz Soria

Aunque como les dice la sabia de Carmen Martín Gaite al final de la obra, a ellos y a sus espectadores que se han convertido en unos jóvenes más, tengan su edad o no, lo que tienen que hacer es salir y hacer lo que tengan que hacer. Y, como también recuerda sus palabras y su voz, hay que dejarles hacer.

Palabras que resuenan en quien va al teatro con regularidad. Pues todo lo que incluye el mundo actual y se hace desde el 'hoy', está bajo sospecha, como si hubiese un paraíso a punto de perderse, mancharse o corromperse. Un pensamiento que estalla, nada más poner el pie en la calle, en un deseo de leer o releer todo lo que escribió Carmen Martín Gaite. Esa moderna que La Tristura ha invocado para quedarse con nosotros, si es que alguna vez se fue. Si alguna vez dejo de ser nuestra interlocutora.

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.