Si cada día te cruzas con vecinos diferentes o escuchas más a menudo hablar inglés en tu ascensor puede significar que formas parte, como yo y miles de personas más, del cada vez menos selecto club de afectados por la plataforma de "economía colaborativa" Airbnb.
En las primeras ciudades, sólo nos molestó un poco, pero no fue a más. Luego empezó a pasar constantemente, en países y ciudades de todos los rincones de Europa, y eso nos provocó mucho estrés y confusión. ¿Qué había pasado? ¿Por qué habían cambiado tanto las respuestas? Habíamos cambiado nuestra foto de perfil.
Además de presentar móviles y gadgets, el Mobile World Congress volvió a escenificar el conflicto de intereses entre los operadores de toda la vida, que ponen la infraestructura para que la banda ancha móvil sea posible, y los proveedores de los servicios y contenidos que viajan por esas redes.
Según Jeremy Rifkin, el motor de esta transformación que está llevando al capitalismo a su final no es ningún agente extraño en forma de meteorito, ni está alentado por intereses en principio contrarios al mismo capitalismo, sino que está en el engranaje del propio sistema, forma parte de su naturaleza
Muchos trabajadores sobramos. O sobraremos. En la Tercera Revolución Industrial de Internet estamos asistiendo a grandes avances en la automatización de la producción, que conlleva la destrucción de puestos de trabajo que no se han compensado con nueva creación de empleo.
Si los mendrugos que nos gobiernan tuvieran un poco de buen sentido estarían estudiando de manera muy seria el impacto que Airbnb y Uber pueden tener en la tasa de paro y en el ICOR antes de lanzarse a prohibir nada, pero para que ello ocurra deberemos quizás obligarles a bajar del coche oficial primero, y hacerles pagar los taxis de su bolsillo después.
"Con la economía colaborativa, el PIB y la riqueza en general aumentarán, pero la facturación de algunas industrias bajará. Alguna de estas industrias son lobbies muy poderosos, como por ejemplo la industria hotelera, pero no podemos mirar solo la facturación de estas industrias", comenta Juan Cartagena.
El consumo colaborativo se apoya no solo en internet, sino también en los grandes excesos de capital que existen en las sociedades avanzadas, como las segundas residencias que tienen bastantes personas. O los coches, que después de la vivienda, son el capital más importante del que disponemos los ciudadanos de a pie.