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La sangre del pasado o la pasión del historiador

La sangre del pasado o la pasión del historiador

Ser historiador es cuestión de trabajo, intuición y sentido común. Pero también de pasión. Conozco compañeros que han perdido la ilusión; han olvidado la sensación, que alguna vez fue suya, de salir a la caza de conocimientos, de establecer hipótesis, de discutirlas apasionadamente.