PP y Vox españolizan el trumpismo

PP y Vox españolizan el trumpismo

Deberíamos empezar a darnos cuenta de que el buque insignia ideológico del PP lleva ya mucho tiempo instalado en la mentira.

Donald Trump, el pasado 2 de mayo, jugando al golf en Turnberry, Escocia.Robert Perry / Getty

Si el fin justifica a los medios en el juego democrático, de nada valen las reglas, de nada sirven las promesas, porque, al final, como escribiera el poeta inglés Pope. “El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”.

Deberíamos empezar a darnos cuenta de que el buque insignia ideológico del PP lleva ya mucho tiempo instalado en la mentira. Los votantes deberían empezar a reflexionar si apoyan deliberadamente un programa electoral que promueve un modelo de sociedad basado en la confrontación entre individuo y comunidad, o si, por el contrario, militan con vehemencia en el fanatismo de la nausea hacia los otros, hacia aquellos que, en sus propuestas programáticas, buscan otro modelo social sustentado en la sinergia entre individuo y comunidad. Votar ideas es una cosa, votar odios es otra. Con la primera actitud no te equivocas, aunque puedes arrepentirte a veces; con la segunda, te equivocarás siempre.

El Estado del bienestar se sostiene gracias a la solidaridad de sus ciudadanos. Los que más tienen aportan más y los que menos tienen aportan menos. El hermano mayor protege al pequeño. Somos tripulantes de nuestra sociedad, no pasajeros. Lanzar cañonazos contra los impuestos, bombardear con rebajas fiscales una ingenuidad que empieza a ser inaceptable, es una estrategia camaleónica que no busca el bienestar común, sino desmantelar nuestro sistema público educativo y sanitario para que entren, como zorros en el gallinero, las empresas de seguros médicos y las corporaciones ideológicas. ¿Tan difícil resulta de ver? ¿Tanta concentración requiere asumir el mantra del antisanchismo que nadie se da de que nos la están colando?

El punto 2 de las medidas fiscales del nuevo gobierno extremeño habla de abordar una rebaja integral de impuestos y recoge la supresión del 100% del impuesto sobre patrimonio y la eliminación del impuesto de sucesiones y donaciones para la mayoría de contribuyentes (he citado literalmente). Ahora, tres preguntas con redoble de tambor: ¿Quién tiene más patrimonio, el rico o el pobre? ¿Quién hereda más, el rico o el pobre? ¿Quién se beneficia más con estas medidas, el rico o el pobre? Pero la bruma de la demagogia no deja ver.

El PP y Vox están españolizando un trumpismo perverso, perdón por el pleonasmo. Es absolutamente imposible defender el Estado del bienestar y votar a esta derecha. Están engañando. En Madrid, Ayuso regala 30,5 millones de euros a becas para centros de FP privada (buscan negocio, ganar pasta) mientras en la FP pública (que no busca beneficio, sino servir al interés general) 30.000 alumnos se quedan sin plaza. Tú mismo. Poco a poco, si no hacemos algo, nuestro país sufrirá los efectos de una de las paradojas políticas más crueles: todo me está permitido a mí a cambio de no permitir nada a los demás.