Indefrentismo: la Diada evidencia la fractura interna del independentismo catalán

Indefrentismo: la Diada evidencia la fractura interna del independentismo catalán 

Pinchazo en la Diada, con sólo 115.000 participantes, 35.000 menos que el pasado año y con ERC y Junts caminando por separado en un ambiente caldeado por las negociaciones con 'Madrid'.

Manifestación de la Diada en Barcelona, con críticas al 'Govern'Kike Rincón - Europa Press

Ni Junts ni revueltos. La fractura interna del independentismo catalán se ha evidenciado más si cabe esta Diada, que se ha cobrado un precio alto en un ambiente bastante crispado. 

A la sensación le ha puesto cifras la Guardia Urbana: 115.000 asistentes en la manifestación central de Barcelona, 35.000 menos que en 2022, una concentración de por sí a la baja, y muy lejos de los años de esplendor de un movimiento a la baja y en negociaciones para hacerse fuerte en el Congreso de los Diputados. 

Frente a las cifras muy negativas, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), convocante y alma de la Diada, ha subido el aforo hasta las 800.000 personas (100.000 más de las que reconoció el pasado año). La entidad social ha aprovechado 'su' gran día para subir el tono de su desafío a las dos grandes formaciones catalanistas.

Simbolismo y hostilidad interna

Se esperaba división, se temía un 'pinchazo' social y todo ello se ha visto desde que cuatro columnas recorriesen Barcelona desde las 17:14 horas bajo el lema Via fora, una voz medieval de preparación a un supuesto combate. Con Junts y ERC caminando por separado, la Ciudad Condal ha sido testigo de una marcha ruidosa y tensa, focalizada por momentos contra la figura del presidente autonómico, Pere Aragonès (que este año sí ha acudido), y entre constantes llamamientos para "ser valientes" hacia la autodeterminación y la indepedencia.

Todo, como manda la tradición, plagado de simbolismo, tanto la hora elegida —recuerdo de 1714— como los cuatro focos de comienzo. La manifestación ha partido de la Ciudad de la Justicia —denuncia de la "represión" contra el independentismo—; la Escuela Proa —defensa de la lengua catalana—; la Estación de Sants —denuncia por la falta de inversión en Cercanías— y la sede de Hacienda —denuncia por el "expolio fiscal"... la versión actualizada del Espanya ens roba.

Cuatro focos encendidos por reproches internos entre facciones. Así, el president ha escuchado, incluso desde dentro de su columna, gritos de "Govern dimissió" , "Puigdemont, presidente" o "Aragonès, vendido", reprendidos de inmediato por otros que clamaban "independencia". Posteriormente, y en una convocatoria de la Esquerra Independentista, varios encapuchados han llegado a quemar una imagen de Aragonès y del alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni. 

No han sido los únicos blancos. En esta concentración paralela, tampoco han faltado otras estampas algo más 'clásicas' entre el radicalismo catalán, como la quema de imágenes de Felipe VI Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, así como de banderas españolas, francesas y europeas

Pero, más allá del 'pinchazo' social, el independentismo sigue dejando muestra de su capacidad de hacerse oír. Especialmente ahora, en un contexto de negociaciones con "Madrid" para una potencial investidura de Pedro Sánchez. Porque, descartada la 'vía Feijóo' y condenada al fracaso parlamentario, Junts y ERC se pelean por marcar su propia "agenda catalana" en las conversaciones con PSOE y Sumar. Así llevan dos meses... y los que quedan.

"Amnistía" y "referéndum", son las dos grandes proclamas que exigen a uno y otro lado del arco catalanista para ofrecer unos apoyos sin los cuales a Sánchez no les saldrían las cuentas. Hasta ahí de acuerdo, pero mientras ERC sigue llamando a la unión, como hiciera Gabriel Rufián en la noche misma de las elecciones generales, Junts rechaza el camino conjunto.

La amnistía es una parte necesaria, pero no suficiente
Pere Aragonès, presidente catalán

De hecho, cualquier camino se dibuja hoy lejano, con las posturas enfrentadas y Carles Puigdemont (líder de facto de Junts) exigiendo "condiciones previas" para comenzar a hablar de apoyos. "O elecciones o pactan con nosotros", exponía el expresidente la pasada semana después de verse con Yolanda Díaz y tras clamar por una ley de amnistía y "el reconocimiento y respeto a la legitimidad democrática del independentismo". "La aministía como punto de partida", añadía este lunes la expresidenta del Parlament y responsable de Junts, Laura Borràs.

Pero los republicanos no quieren "sólo" eso. "La amnistía es una parte necesaria, pero no suficiente", abogaba Aragonès por la mañana, llamando de nuevo a convocar un referéndum amparado por la comunidad internacional.

El 'reto' de ANC a Junts y ERC

Aprovechando su parlamento tras la manifestación, la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, ha exigido a las dos grandes fuerzas soberanistas que la negociación para la investidura vaya encaminada únicamente a que España permita la independencia. 

"¡Independencia o nada! ¡Independencia o elecciones!", ha espetado, en un desafío similar al planteado recientemente por Carles Puigdemont tras reunirse con Yolanda Díaz.

Pero Feliu ha ido más allá y ha lanzado un dardo tanto a Junts como a ERC, formaciones que "si no se atreven, que dejen paso y convoquen elecciones", recordando que la ANC presentará una lista cívica independentista de cara a las próximas autonómicas catalanas.

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Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos.