La legendaria gobernadora española que hizo huir al ejército musulmán con su gesta

La legendaria gobernadora española que hizo huir al ejército musulmán con su gesta

Te contamos la historia de la gobernadora de Ávila que logró repeler al invasor con un ardid.

Representación artística de una mujer guerrera de la Edad MediaFreepik

Ávila ha sido testigo de la presencia de destacadas mujeres a lo largo de su historia. El misticismo de Santa Teresa de Jesús o el liderazgo de Isabel La Católica dejaron una profunda marca en estas tierras. Sin embargo, menos conocida fuera de sus fronteras es la historia de otra mujer medieval cuyo coraje se ha convertido en leyenda.

Nos referimos a Ximena (Jimena) Blázquez, una gobernadora de Ávila que, según la tradición, impidió el derramamiento de sangre ante una posible invasión de las tropas musulmanas en el siglo XII. Aunque no existen fuentes fidedignas que documenten este asedio, como suele ocurrir con estas historias, su gesta se ha transformado en una fábula popular. Y nos apetecía compartirlo a modo de curiosidad de fin de semana.

Lo que sí se puede confirmar es que durante este período la región se encontraba sumida en conflictos debido a las disputas entre musulmanes y cristianos, a los que se sumaban las tensiones entre los reinos de León y Castilla.

La historia de Ximena Blázquez se desarrolla durante el reinado de Alfonso VI de Castilla. Las imponentes murallas de Ávila, construidas sobre bases romanas, la convertían en una ciudad prácticamente inexpugnable para las huestes musulmanas dirigidas por Abdalla Alhazen, quien servía al califa de Córdoba.

Esto llevó a los invasores a idear un ardid para provocar un descuido que dejara la ciudad desprotegida. Se desconoce si fue en el año 1108 o 1109 cuando las tropas abulenses salieron de la ciudad hacia el Puerto de Menga, ubicado a unos 40 kilómetros, para enfrentarse a las fuerzas musulmanas. Sin embargo, todo parece indicar que se trató de una estratagema para dejar la ciudad sin defensa.

En esta coyuntura, la astucia de una mujer se interpuso en los planes de los atacantes. Ximena Blázquez, quien había asumido el cargo de gobernadora en ausencia de su esposo y alcalde, Fernán López Trillo, que había partido con sus hombres para combatir.

Ante el inminente ataque, Jimena reunió a todas las mujeres y las vistió con indumentaria de guerreros, colocándolas en los puntos más visibles de la muralla. Se encendieron hogueras y antorchas, sonaron las trompetas de guerra desde el interior de la ciudad y resonó el grito de batalla entre las falsas tropas. Su objetivo era simular que la plaza no estaba desprotegida y que contaba con un gran número de soldados. Ante esta artimaña, Abdalla Alhazen decidió abortar el ataque. Ximena había salvado la ciudad sin derramar una sola gota de sangre.

Cuando el verdadero ejército regresó a Ávila y se conoció lo ocurrido, se decidió recompensar el valor de Ximena otorgando a sus descendientes voz y voto en el Concejo, la asamblea encargada de debatir asuntos económicos, judiciales y administrativos de la ciudad. Muchos siglos después, la leyenda de esta heroína fue honrada con una estatua que la representa sosteniendo las llaves de la ciudad, ubicada en la Plaza de San Miguel de Ávila.