Contra los bulos, ciencia: Mario Picazo y Mar Gómez desmontan los argumentos negacionistas en pleno verano

Contra los bulos, ciencia: Mario Picazo y Mar Gómez desmontan los argumentos negacionistas en pleno verano

Dos de los meteorólogos más conocidos de España responden en 'El HuffPost' a esos comentarios que todos hemos oído (y seguiremos oyendo).

Mujer en la oficina en plena ola de calorGetty

Reiteran los meteorólogos que su trabajo va mucho más allá de explicar qué tiempo va a hacer mañana o el mes que viene. Porque, cada vez más, se sienten desafiados por un negacionismo que, en materia climática, campa habitualmente a sus anchas por las redes y el boca a boca.

Son "los peligros de la anticiencia" a los que recientemente hacía referencia la AEMET, al hilo del éxito viral de Jorge Rey y sus metodologías tradicionales. Pero también inquietan argumentos negacionistas del cambio climático como "en verano siempre hace calor" y otras tantas teorías que chocan contra la ciencia y los datos

En pleno verano y metidos en otro episodio de calor extremo, pedimos a Mar Gómez y Mario Picazo, responsables de eltiempo.es y rostros habituales de diversos medios, que respondan a algunos (hay muchos) de los bulos más habituales en esta temporada.

Siempre hace calor en verano

Y más que va a hacer, en vista de los últimos estudios y las proyecciones especializadas. El histórico verano de 2022, con decenas de récords térmicos, puede tener continuidad este año y en los venideros.

Para Mar Gómez "sí, siempre hace calor, pero el problema es que ahora hace mucho más calor". Sopesa que "tendría sentido" empezar a modificar los conceptos de qué es calor y qué es 'lo normal' en vista del calentamiento global.

"Es que cuando hablamos de lo 'nomal' hacemos referencia a un periodo de 30 años de patrón, pero ya hemos entrado en una nueva normalidad. Igual que tendríamos que cambiar los refranes habría que cambiar esos periodos de referencia", apunta.

Su colega Mario Picazo habla de "un desfase generacional" a la hora de valorar el concepto de calor. "La gente mayor te puede decir una cosa, pero quienes estamos viviendo al detalle estas últimas dos décadas, las de mayor calentamiento, también… Y no hay que olvidar que los humanos nos vamos adaptando a las circunstancias, así que la percepción puede ser distinta". 

Para el meteorólogo, "en verano siempre ha hecho calor, pero los datos lo dicen todo: cómo han crecido las temperaturas, lo que se ha alargado el verano, cuánto se han calentado las noches". Hace referencia al cálculo de que los periodos estivales meteorológicos se estiran nueve días por década y ya se extienden cinco semanas más que en los años 80.

De aquellos tiempos guarda un recuerdo de su tierra familiar, la Comunidad Valenciana. "Aquella humedad por las noches, ese refrescamiento que ahora no pasa", cuenta con cierto humor por el "miedo" que le da regresar a España en pleno julio.

En verano nunca ha llovido mucho, ni antes ni ahora

Contra esto, Picazo asegura que "el clima tiene sus oscilaciones y en el sur de Europa las marca mucho la oscilación del Atlántico Norte, que ocurre cada 10 años". "Pero la tendencia es que la naturaleza de las precipitaciones sea diferente. De donde antes era lluvia más generalizada ahora sea más esporádica y violenta. La tendencia en nuestra zona es a la baja, pero sobre todo hay que mirar el tipo de lluvia, que no es el más favorable". Pone como ejemplo más visual para entender este tipo de precipitaciones lo que ocurre en el desierto, "que cuando llueve caen verdaderas trombas".

Su compañera en eltiempo.es complementa que "la tendencia y la evolución de los datos muestra que en los últimos años hemos estado por debajo de la media de lluvias". 

Cita, en concreto, los últimos cuatro, muy por debajo de una cifra media marcada desde 1961, comienzo de los registros oficiales. Pero, en línea con Picazo, añade que "la tendencia además es que vaya lloviendo menos y que cuando llueva, llueva mal. Torrencialmente…". Por ello cree que ya tendríamos que tener planes estratégicos "porque vamos hacia la desertificación".

Todos los veranos ha habido olas de calor

Uno de los conceptos fetiche y a la vez más incómodos para cualquier meteorólogo, por su uso excesivo y no siempre correcto. Ambos señalan rotundos que "hacer calor no es lo mismo que estar en una ola de calor".

Aunque la ciencia no marca una única e invariable definición, el criterio aplicado es el sostenido por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). "Se considera ola de calor un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000.

Según los datos actualizados de la AEMET, desde comienzos de los 70 hasta el arranque de la actual década de los 20, en España se han dado 65 olas de calor, con una especial concentración desde 2010. A la estadística habrá que incorporar muy pronto el triple episodio de 2022 y las que se sumen en un 2023 que ya ha dado las primeras muestras de su calentamiento.

En otra batalla contra la anticiencia, Picazo pide utilizar este concepto con cautela, porque "hay que tener cuidado de no lanzar alarmas porque mucha gente no sabe los detalles específicos que suponen una verdadera ola de calor". 

"Ola de calor se utiliza muchas veces sin ningún criterio, igual que ola de frío… Lo suyo es establecerlas a posteriori, que es cuando se analizan los datos, pero más allá de la definición que da la AEMET yo añadiría el peso de las temperaturas mínimas, porque las noches están cambiando", prosigue Mar Gómez.

La doctora en Físicas repara en otra cuestión sobre este concepto: "Si hablamos de ola de calor solemos hacerlo de forma genérica, pero no es lo mismo tener 38 grados en Sevilla que en San Sebastián, por poner un ejemplo". Por ello remarca la necesidad de "saber bien" qué es y qué no es cada concepto meteorológico. 

Con lo que ha llovido, ya no hay sequía

Durante semanas, la sequía salvaje que asola los campos de España dio paso a una sucesión de tormentas, esporádicas y violentas que no ha dejado sino mayor daño a los cultivos y una ligerísima mejoría en los acumulados de agua en embalses y acuíferos. Pero la concatenación de tormentas ha desviado el foco, como lamentaban recientemente en este medio varios agricultores, 'olvidados' después de un tiempo siendo centro del debate por la sequía.

¿Por qué ha calado esta percepción de 'ya no hay sequía? "Porque hay mucho desconocimiento de cómo funcionan las cosas", responde rauda Gómez. Añade que "muchos bulos surgen de no querer o poder oír a la ciencia y aquí también ocurre, porque al no haber una divulgación de cómo se gestiona el agua y no haber una conciencia social del problema, cuando vemos que llueve varios días pensamos que es suficiente. Y claramente no". Sin olvidar, remata, "que las lluvias torrenciales sin continuidad no ayudan, precisamente".

De la misma opinión es Mario Picazo, que ve "normal" las quejas del sector primario. "Esas lluvias no arreglaron la sequía, sólo aliviaron mínimamente las reservas, porque la necesidad de agua viene de muy lejos, y en cambio por su naturaleza torrencial han dañado muchos cultivos". 

"Muchos pueden pensar que se ha superado una situación crítica y lo único que ha habido es un ligero alivio, pero julio va a devolvernos a otro escenario igual de crítico". 

Bonus track: si aprieta el calor, lo mejor es cerrar El Retiro

Preguntados por la decisión del Ayuntamiento de Madrid de cerrar El Parque del Retiro durante la primera ola de calor del verano, ambos no salen de su asombro. La última situación provocada en junio, con multitud de críticas, ha llevado al gobierno municipal de Martínez-Almeida a plantearse un cambio de protocolo para evitar el cierre de espacios como este 'pulmón verde' de la capital.

La medida sorprende, especialmente, a Mario Picazo. Cuenta que "yo, que vivo en EEUU buena parte del año, no lo he visto nunca. No entiendo a qué se debe". 

"Quiero pensar que la respuesta está en lo consciente que sea la gente, porque si lo dejas abierto y la gente se echa en mitad del suelo… pero a priori un parque grande puede generar un respiro, una sombra y suponer una forma de salvarse de una situación más extrema, buscando un entorno varios grados más fresco", responde tras pensárselo unos segundos.

Intentando buscarle explicación, Mar Gómez cree que "se pudo hacer, quizás, para evitar que la gente no esté en el exterior, pero no se tiene en cuenta que los arboles descienden algo la temperatura y que se está mejor en un parque que en el asfalto". "Los parques ofrecen una buena alternativa para refugiarse, especialmente para quienes no tienen donde hacerlo ni un aire acondicionado en el que refrescarse", remata.

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Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos. Puedes contactar con él en miguel.fernandez@huffpost.es