"Déficit hídrico", "anomalías térmicas", "mal tiempo"...: guía para no quemarse por el verano que nos espera

"Déficit hídrico", "anomalías térmicas", "mal tiempo"...: guía para no quemarse por el verano que nos espera

Pasado lo peor de ese 'pico' de temperaturas impropias para abril, España y Europa se preparan para un verano muy duro. Mario Picazo y Mar Gómez analizan en detalle la que nos espera.

Un hombre busca refugio en una fuente de Sevilladpa/picture alliance via Getty Images

Dicen que lo peor ha pasado, pero es sólo un respiro en un año que ya da miedo y no hemos llegado a mayo. España empieza a superar el pico de una racha térmica asfixiante, que ya ha dejado decenas de récords y temperaturas que bien podrían ser de un julio intenso. Pura "anomalía térmica", rezan los expertos, advirtiendo de que vamos a usar mucho esta expresión.

La lluvia, que empieza a regar levemente el norte, sigue sin notarse en numerosos puntos del centro y sur y ya van más de 100 días así. El mercurio baja, pero tardará poco en volver a subir... y todo en la previa de un verano que se avecina "mucho más cálido de lo normal". La frase asusta.

No sólo a quien la lee; también a quienes la formulan. Lo confiesan Mar Gómez y Mario Picazo, meteorólogos y responsables del portal eltiempo.es, que en un encuentro con El HuffPost y un pequeño número de medios analizan a fondo la previsión del verano en España y Europa... y tiran de ciencia para descartar pronósticos más a futuro. La verdadera ciencia, cuentan, no llega a tanto aún. Pero hasta donde llega hay motivos para preocuparse.

Así viene el verano en España

Muy mal.

Puestos a hacer análisis más profundos, las diferentes proyecciones coinciden en una fotografía con temperaturas más altas en todo el país y un nivel de precipitaciones similar al de otros años. "Claro que verano es cuando menos llueve, así que esto tampoco son buenas noticias", añaden Picazo y Gómez.

El grueso de la Península Ibérica aparece bajo una sentencia: vivirá un verano "mucho más cálido de lo normal". El 'horno' será un punto menos severo en la cornisa cantábrica y todo el arco mediterráneo, de Huelva a Gerona, que tendrán un periodo "más cálido de lo normal". Y Canarias, la más afortunada de todas, puede conformarse con presentar un verano "ligeramente más cálido de lo normal". En resumen, ni un solo territorio español espera un verano cómodo.

El pronóstico, grave de por sí, es especialmente serio después de vivir el peor verano de nuestra historia reciente, el de 2022. Los indicadores lo sitúan como el más cálido en España y Europa, con una variación térmica de +2,2ºC en nuestro país, hasta marcar una media de 24 grados. A ello influyeron varias olas de calor que depararon cantidad de récords y, lo que es peor, alrededor de 5.000 muertos a causa directa del sopor. 

Pese a todo esto, la ciencia prevé un 2023 incluso peor.

Europa, en riesgo: hacia el peor verano de la era reciente

El mapa de España se puede extrapolar a la práctica totalidad del continente, también en sus tres zonas diferenciadas. Así, tras un 2022 de récord en temporada estival, que marcó una variación positiva de 1,4ºC de media, ahora un estudio de eltiempo.es avanza que se espera un verano "mucho más cálido" en nada menos que Francia, Italia, Grecia, Croacia, Serbia, Reino Unido, Irlanda, Suiza, Albania, Eslovenia o Austria. Un verano "tórrido" es la expresión utilizada para describir la situación inminente.

Habrá zonas donde la anomalía térmica será un punto más liviana. Es el caso de Alemania, Polonia, Ucrania, República Checa y las repúblicas bálticas. Pero del calentamiento global, al menos de la variación positiva con respecto a otros veranos, únicamente escaparán en la zona norte escandinava, Finlandia y Rusia,.

En cuanto a lluvias, estabilidad para mal. Los análisis pronostican unas precipitaciones tan escasas como vienen siendo habituales. Demasiado poco para paliar el déficit de agua que sufre la región.

La sequía y el 'déficit hídrico'

Es otro de esos términos que inquietan a meteorólogos y trabajadores del sector primario y que condiciona la vida de millones de personas. Porque la preocupación por el agua "no va sólo de mirar los embalses, sino de saber cuánta agua tenemos en el suelo", sentencia Mario Picazo.

En esa métrica España sufre al compararse con sus vecinos, ya que presenta uno de los peores déficits del continente. Lo recoge el mapa del Observatorio Europeo de la Sequía (EDO, por sus siglas en inglés). Naranja y especialmente rojo son los colores que alertan de problemas y más de la mitad de España aparece en esos tonos. Especialmente grave la situación que se revela en Andalucía y sur de Extremadura y Castilla-La Mancha.

El mapa del EDO da pocas alegrías a nivel comunitario. El arco mediterráneo de Francia, la costa norte de Italia, la costa báltica, buena parte de la costa de la Europa del este y prácticamente la mitad de Noruega, Suecia y Finlandia evidencian situaciones de estrés muy fuerte en su vegetación. Muestra de la ruina para agricultura y ganadería... y pasto de las posibles llamas que vienen asolando el mundo en los últimos años. También en el tema de los incendios el riesgo es máximo.

Qué se sabe de 'El Niño' este año

El fenómeno meteorológico empieza a sonar con fuerza por sus efectos para los próximos meses. De él se conocen pocos detalles, confiesa Picazo, que admite que "se está gestando en el Pacífico, pero aún no se sabe qué anomalía presentará". 

Este evento periódico se caracteriza por la fluctuación de temperaturas en el Océano Pacífico, con un calentamiento de sus aguas, y sus efectos se asocian a cambios en la meteorología de todo el mundo. En las últimas semanas se ha multiplicado la posibilidad de que se haga notar este año.

Aunque sus consecuencias dependerán del grado de calentamiento que provoque en las aguas del Pacífico, habitualmente El Niño se ha asociado con sequías, olas de calor o precipitaciones descontroladas. Nada hace indicar que en 2023 sea diferente.

La pedagogía del 'mal tiempo'

"¿Qué es mal tiempo? Si te vas de viaje y te llueve lo verás como malo, pero si necesitas agua para los campos la lluvia será buen tiempo", comentaba Roberto Brasero en una entrevista con El HuffPost. Y sobre esa idea, sus colegas piden hacer "pedagogía" al sector y a los medios de comunicación.

Porque "35 grados en abril no es buen tiempo... y que no llueva en meses tampoco es buen tiempo". "Hay que ‘evangelizar’ un poco en meteorología y en periodismo, porque no podemos entender ‘buen tiempo’ como sol para ir a la terracita", reflexiona Mar Gómez.

Otoño y otras incógnitas a las que la ciencia aún no llega

No todo vale en meteorología, admiten, pidiendo "rigor y ciencia". "Si nos atrevemos a lanzar predicciones hacia el verano es porque con modelos matemáticos y estudios vemos una probabilidad mayor del 70% de acierto... más allá de eso no nos podemos arriesgar", explica Mar Gómez.

Picazo añade que "de hecho, es muy peligroso hacer pronósticos sin tener una certeza amplia. Si decimos que un periodo será o dejará de ser algo puede suponer una inversión millonaria, por ejemplo en agricultura para adaptarse a lo que puede venir". Acto seguido aclara que de cara a otoño aún queda demasiado tiempo para saber si seguirá siendo un tiempo tan seco e impropiamente 

Sin querer jugar a futuróloga, Gómez retoma para mostrar una preocupación añadida, que "el verano se está alargando progresivamente, a ritmo de nueve días cada década y ya dura cinco semanas más de lo que debería". Por ello admite su temor a que acabe por comerse el periodo de interestaciones entre el frío y el calor extremos, aunque "hoy no se puede afirmar esto".

MOSTRAR BIOGRAFíA

Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos.