El Peter Pan de la política europea

El Peter Pan de la política europea

PARLAMENTO EUROPEO

A la Unión Europea no le sobran líderes capaces de transmitir emoción por Europa. La batalla por los corazones y las conciencias del público europeo –cada vez más receptivo a leer y hablar sobre Europa pero también más atraído que nunca por partidos euroescépticos- no será ganada sin eurohéroes. En el Parlamento Europeo, tras la salida del histórico Cohn Bendit, sólo se vislumbra con claridad uno: Guy Verhofstadt, líder del Grupo Liberal.

Verhofstadt tiene en la burbuja europea un público fiel que le sigue y aplaude allá donde va. Algunos de sus seguidores no simpatizan especialmente con los liberales, el tercer grupo de la Eurocámara; otros incluso trabajan para otros partidos políticos. Pero todos depositan en él su esperanza europeísta, huérfana de grandes referentes. El lunes pasado congregó a cientos en el Bozar, el Palacio de Bellas Artes de la capital belga, para hablar de su nuevo libro, 'La enfermedad de Europa (y el redescubrimiento de un ideal)'.

El contenido y su título eran lo de menos porque Verhofstadt cuenta siempre lo mismo y el libro sólo ha sido publicado en neerlandés (en marzo estará disponible en francés e inglés). Pero quienes le siguen saben que pocas veces decepciona. Las distintas crisis del último tiempo, desde el euro a los refugiados y la incapacidad de la UE para dar soluciones eficaces –razona Verhofstadt- demuestran que la UE no funciona. “En eso tienen razón los populistas. Pero yo quiero arreglar la Unión Europea. La Unión a la carta es un fracaso. Necesitamos una gran reforma, no los pequeños pasos que venimos dando durante décadas”.

Usted ha dicho que los griegos han hecho esfuerzos tremendos… pero el problema no es ese: es que los políticos griegos no han hecho esfuerzos suficientes

Para seguir haciendo campaña por su eterna causa, la Europa federal, con una unión genuina que tenga un gobierno del euro, un ejército europeo y todo lo que tienen las federaciones consolidadas, Verhofstadt ha desempolvado un borrador de Constitución Europea de 1953 que nunca entró en vigor por el veto francés. Aquel intento tan prematuro debe recordarnos que los padres fundadores de la Unión recurrieron a una construcción europea basada en los pequeños pasos “sólo como plan B”. “No tiene sentido afirmar que una federación europea es imposible por las enormes diferencias entre los estados. Las sociedades son hoy en día fundamentalmente las mismas”, afirma.

Pero, ¿cómo lograr una revolución federal tan ambiciosa en una Unión Europea con 28 estados, con líderes tan dispares como Viktor Orbán, David Cameron, Angela Merkel o Alexis Tsipras? He aquí la parte más débil de su discurso. El idealismo de Verhofstadt no parece tener todavía un plan con los pies en la tierra, salvo que consideremos su último sueño declarado: hacer una película sobre su libro al estilo del documental de Al Gore “Una verdad incómoda”. “Es la única forma en la que puedes influir realmente sobre la opinión pública”.

A sus 62 años, Verhofstadt tiene pocos complejos. Tras haber sido primer ministro ocho años de un país tan complicado como Bélgica –en 2007 estuvo en funciones como jefe de gobierno durante 196 días porque los partidos no lograban llegar a un acuerdo de gobierno- y haber liderado el grupo liberal desde 2009, habla con una claridad inusual, en un universo en que los políticos europeos se mueven entre el populismo, la gris tecnocracia o sencillamente lo políticamente correcto.

En julio pasado, Verhofstadt convenció al primer ministro griego, Alexis Tsipras, para que fuese a debatir al Parlamento Europeo, en un intento más de elevar el perfil político de la casa que él quiere consolidar como centro neurálgico de la democracia europea. Tras sus dudas iniciales, Tsipras llegó a Estrasburgo y tuvo que escuchar a Verhofstadt en el hemiciclo: “Usted ha dicho que los griegos han hecho esfuerzos tremendos… pero el problema no es ese: es que los políticos griegos no han hecho esfuerzos suficientes… ¿Cómo quisiera ser recordado? ¿Como un accidente electoral que hizo a su pueblo más pobre o como un verdadero reformista revolucionario? Demuestre que usted es un auténtico líder y no un falso profeta. ¡Hágalo!”. Su intervención fue vista más de siete millones de veces en Facebook y Youtube en los días posteriores.

Verhofstadt no evita el cuerpo a cuerpo en la eurocámara, incluso con los populistas antieuropeos, a los que pocos parlamentarios, por cobardía o desdén, rebaten. En una de esas veces, le recordó a Nigel Farage, líder del Partido por la Independencia del Reino Unido, que el mayor despilfarro de todo el gasto de la Unión Europea era el pago de su salario como parlamentario. Farage era entonces miembro de la Comisión de Pesca pero no había asistido jamás a ninguna de sus reuniones. Farage puso entonces la expresión sarcástica que tanto domina. Pero esta vez no respondió.

A pesar de tener un aspecto y estilo peculiar, que podría evocar al malo de cualquiera de las películas de James Bond, ha sabido lo que es sufrir el anonimato en la escena internacional, como líder de un país relativamente pequeño como Bélgica. Cuenta Tony Blair en su libro de memorias, 'A Journey', que en la reunión del G8 en Genoa en 2001 Bush no reconoció a Verhofstadt, con quien estaba reunido en la misma sala. El líder norteamericano le susurró inquieto al británico: “¿Quién es este tío?”. “Es el primer ministro de Bélgica”, respondió Blair. En los años posteriores Verhofstadt visitó a Bush en la Casa Blanca en dos ocasiones. Y Tony Blair le vetó como candidato para presidir la Comisión Europea en 2004 por ser demasiado federal para los británicos.

Veremos lo que pasa en España dentro de unos meses. Por primera vez la mayoría de la gente está harta de conservadores y socialistas

Los miembros de su equipo se refieren a él de manera cariñosa como Peter Pan. Siempre pasional y en ocasiones cambia bruscamente de ideas y planes, pero “a veces puede volar”, aseguran. Pero este Peter Pan europeo tiene también un lado menos idealista y poco ingenuo. La ONG Transparencia Internacional realiza una clasificación en su web sobre los ingresos extraparlamentarios de los diputados europeos. Uno de los puestos superiores es para Verhofstadt, que declara recibir al mes más de 12.000 euros al margen de su actividad parlamentaria, por sus labores de asesoramiento en diversas entidades privadas. Es una actividad legal que toma ventaja del régimen laxo de incompatibilidades del Parlamento Europeo.

Ahora Verhofstadt tiene puesta su mirada en España. En la presentación de su libro en Bozar, le preguntaron por Syriza y Podemos, por el sur de Europa que se rebela contra la austeridad y abraza un dubitativo europeísmo. Pero él habló sobre todo de Ciudadanos. “Veremos lo que pasa en España dentro de unos meses. Por primera vez la mayoría de la gente está harta de conservadores y socialistas. ¿Qué diferencia hay en realidad entre ellos? Sufren la misma crisis. Ciudadanos es un partido pro-europeo, es 100 o más bien 200% preeuropeo. Hablan de hacer reformas, luchar contra la corrupción, pero dentro de la agenda europea.”

El próximo jueves 22 Verhofstadt estará en Madrid en un acto público organizado por Ciudadanos junto con otros líderes liberales europeos. No deja de ser paradójico que en esas extrañas alianzas que muestra la compleja política europea, Verhofstadt haya estado otras veces en Cataluña haciendo campaña con Ramon Tremosa, eurodiputado independentista de Convergencia, y ahora vaya a apoyar a Albert Rivera en Madrid. UPyD y Ciudadanos comparten grupo Liberal en el Parlamento Europeo desde esta legislatura con Convergencia y PNV. Verhofstadt suele bromear que merece el Nobel de la paz por lograr poner orden en su diverso grupo político.