Viaje a la surrealista realidad del descuartizador de Majadahonda

Viaje a la surrealista realidad del descuartizador de Majadahonda

Está acusado del asesinato de su tía y de una inquilina a las que trató de triturar en una picadora.

EFE

Tan surrealista como delirante, la declaración del supuesto descuartizador de Majadahonda ha sido digna de un guión de cine con hermandades secretas, nombres ilustres y conspiraciones, pero sin cabida para los horribles crímenes que se juzgan. Esa parte no encaja en su película, niega su existencia.

Bruno H.V., diagnosticado con esquizofrenia paranoide y acusado del asesinato de su tía y de una inquilina a las que trató de triturar en una picadora, ha entrado a la Sala a las 10.20 horas con un jersey sobre la cabeza para evitar ser visto cuando se da la circunstancia de que luego no ha puesto impedimento a los cámaras y fotógrafos para que tomaran imágenes de él. Es posible que ni supiera que estaban ahí, como así acredita su hierática mirada, inalterable e inexpresiva, por mucho que más tarde rompiera a llorar.

Su postura le delataba. Ligeramente inclinado hacia delante, con las manos bajo la mesa y sin gesticular cuando ha permanecido sentado junto a su letrado y de igual forma cuando le ha correspondido responder a las preguntas en su interrogatorio, con la sensación de no saber en ningún momento en qué lugar se encuentra.

"¿ME PUEDE RECORDAR QUIÉN ES ADRIANA?"

"No lo recuerdo", ha respondido el acusado una y otra vez a la mayoría de preguntas formuladas. Parecía incluso un ritual: se le preguntaba, se hacía un silencio largo e incómodo para todos y cuando la sala esperaba con interés la respuesta como si fuera a 'cantar' o a desvelar algún detalle, Bruno decía no recordar nada.

Hasta el punto de que en un momento dado ha sacado una nota de Instituciones Penitenciarias y al cabo de unos segundos ha precisado no recordar por qué acababa de hacerlo.

Las pocas veces que ha recobrado su memoria ha sido para negar haber matado a su tía Liria, de quien ha dicho no saber que relación tenía con ella, y años después, a su inquilina Adriana Giogiosa, cuyo nombre ni siquiera ha identificado. "¿Me puede recordar quién es Adriana"?, ha espetado al letrado de la acusación.

Poco después y como si de una película se tratase, Bruno ha desvelado en el tramo más delirante de su declaración la vida y obra de la hermandad secreta a la que dice pertenecer. "Solo me interesa la E y la R", así de misterioso ha anunciado su relato.

"SÓLO ME INTERESA LA E Y LA R"

"Si podéis observar, Jean Claude Juncker, Esperanza Aguirre, Berlusconi, Cameron, Theresa May, dinero, internet...todos tienen la E y R", ha explicado al enumerar los ilustres miembros del club.

Su relato ha llegado a puntos álgidos cuando ha declarado colaborar en el Ministerio del Interior, como él ha llamado en varias ocasiones a la prisión de Navalcarnero, en la que se encuentra desde abril de 2015, además de con "gobiernos y la Warner".

Incluso ha mencionado que pidió un intérprete de castellano en el procedimiento. "En prisión siempre pido water, y si no me entienden digo agua", ha dicho Bruno en una de las múltiples ocasiones en las que ha hecho gala en de su excelente pronunciación en inglés.

La impavidez que el acusado ha mostrado a lo largo de toda la sesión solo se ha roto ante la declaración de su padre con quien se le han saltado las lágrimas cuando este ha declarado, con la voz rota, que "trabajaba de 8 de la mañana a 1 de la madrugada" para sacar adelante a su familia.

Aun así, ni el padre -con gorra y gafas de sol- le ha mirado al entrar, ni Bruno le ha dedicado una mirada a su progenitor cuando ha roto a llorar. Se escuchaban al mismo tiempo que se ignoraban.

Su testimonio ha sido difícil de digerir por la múltiples inconexiones y contradicciones fruto de su nerviosismo. Respuestas cortadas, balbuceos constantes y muchas dudas. "No se si mi hermana ha muerto y no me lo llego a creer", ha dicho sobre si cree que Liria está muerta. Ni en ese punto ha defendido rotundamente a su hijo, no tanto por su creencia sino por el escenario en que estaba.

"LOS CHINOS A MATARLE"

Y es que el padre ha revelado los miedos de su hijo porque vinieran "los chinos a matarle" o aquellos "mensajes subliminales en televisión, de cosas que no son cuerdas", mientras se inculpaba por no haber estado a la altura que exigía la enfermedad de su hijo.

El thriller familiar ha llegado a momentos inentendibles como cuando el padre ha dicho que su hermana mayor no conoce a Bruno o cuando el exmarido de Liria ha dicho que estuvo 25 años sin ver a su hijo, quien falleció al suicidarse.

Y ha continuado con los duros ataques que ha recibido de sus tíos. "Aquí el listo nos ha engañado a toda la familia", ha expresado su tía Filomena. "Que lo pague", ha agregado Amador.

Pese a los trapos sucios de la familia sobre la mesa, Bruno, ajeno a todo lo que ha acontecido hoy, se ha marchado como llegó. Impasible.