El sentido mensaje de Araceli a los jóvenes y a los sanitarios

El homenaje a las víctimas del covid celebrado este jueves en el Palacio Real no ha dejado indiferente a nadie. En él han estado presentes cerca de 700 personas, entre familiares de víctimas, sanitarios y representantes del Estado, entre ellos los reyes. 

Y en él ha estado también Araceli Hidalgo, de 97 años, la primera persona vacunada en España contra la covid, que recibió la primera dosis el pasado 27 de diciembre, en la residencia de Los Olmos, en Guadalajara, junto con Mónica, trabajadora de este mismo centro.

Algo más de medio año después, Araceli ha vuelto a tomar la palabra este jueves, y ha vuelto a emocionar como hizo entonces.

La mujer ha tomado el micrófono para dar las gracias a los sanitarios, acordarse de sus compañeras y del personal sociosanitario de su residencia y enviar un mensaje a los jóvenes, que en esta quinta ola acumulan el grueso de los contagios.

“Quiero mandar un mensaje a todos los sanitarios, que con su trabajo y esfuerzo han salvado muchas vidas. A los jóvenes les digo que respeten la pandemia. Mando un mensaje a todas mis compañeras y trabajadores de mi residencia”, ha dicho Araceli con solemnidad.

“El primer rostro de esa esperanza fue una mujer de 97 años”

Instantes antes, el periodista Fernando Ónega, conductor del acto, había presentado a Araceli como “el primer rostro de la esperanza” frente a la pandemia. 

“Es el momento de escuchar voces de esperanza. La pandemia mató, el virus sigue ahí. En lo más oscuro de su ataque, la ciencia se puso a trabajar para salvarnos. En menos de un año llegaron las vacunas. La letalidad se ha reducido drásticamente. La próxima semana habrá más de un 50% de la población vacunada con la pauta completa. Estaremos en camino de lograr la ansiada inmunidad de grupo”, ha relatado Ónega.

“El primer rostro de esa esperanza fue una mujer de 97 años, Araceli Hidalgo. Representa la prioridad que hubo que dar a los mayores”, ha señalado el periodista. A los mayores y, especialmente, a los que vivían en residencias, los lugares más castigados por la pandemia.