El Gobierno "lamenta" la ruptura de Argelia pero manifiesta su "compromiso pleno" con el contenido del tratado

El Gobierno "lamenta" la ruptura de Argelia pero manifiesta su "compromiso pleno" con el contenido del tratado

Minutos después de que Argelia haya roto su Tratado de Amistad, firmado en 2002.

Albares, titular de Exteriores, junto a Sánchez en el CongresoEuropa Press News via Getty Images

El Gobierno español ha reaccionado al giro político anunciado por Argelia de suspender el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación que unía a los dos países desde 2002. El Ministerio de Exteriores “lamenta” esta decisión, pero reafirma su “compromiso pleno” con el contenido del acuerdo firmado en tiempos de Buteflika y Aznar, especialmente en lo que atañe al respeto a los principios de la Carta de Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

En una intervención ante los medios, el ministro José Manuel Albares ha apuntado que tanto el Ejecutivo como su departamento reiteran “su adhesión a todo el texto, a los principios que lo inspiran de respeto, de igualdad soberana de los Estados, de cooperación mutua... de todo lo que está en el tratado”, como ha apuntado el diplomático.

La reacción del Gobierno español ha llegado a través de un comunicado emitido minutos después de que hiciera lo propio el Ejecutivo norteafricano. Para Exteriores, Argelia es “un país vecino y amigo”, con el que reitera “su plena disponibilidad para seguir manteniendo y desarrollando las especiales relaciones de cooperación entre los dos países, en beneficio de ambos pueblos”.

Pese a que Argelia ha roto puentes tras lo que consideran la “injustificable” posición del Gobierno español sobre el Sáhara Occidental, Moncloa sigue apostando por el tratado “y los principios que lo informan” y que aparecen en el preámbulo.

Confianza en un socio “fiable”

Preguntado sobre un posible riesgo de que Argelia corte el grifo del gas, el propio Albares se muestra confiado en el Gobierno argelino, “muy conocido por ser un socio fiable, un suministrador fiable y han dado garantías al máximo nivel. Nada indica que eso vaya a ser de otra manera”, ha explicado. Recientemente, Argelia había confirmado su intención de mantener los compromisos firmados con España en materia gasística, aunque también ha dejado caer amenazas a ese suministro.

Exteriores recuerda, particularmente, la “adhesión estricta a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y a los principios del Derecho Internacional como elementos fundamentales para el mantenimiento de la paz, la seguridad y la justicia en la sociedad internacional”.

Nuestra voluntad de tener las mejores relaciones con Argelia como con todos nuestros vecinos, con su pueblo, con su Gobierno, basadas en la cooperación y todo lo que es mutuamente beneficioso
José Manuel Albares, ministro de Exteriores

Su texto destaca igualmente “los principios de igualdad soberana de los Estados, de no injerencia en los asuntos internos y del respeto del derecho inalienable de los pueblos a disponer de ellos mismos”.

Sobre ello ha insistido Albares, para quien es evidente “nuestra voluntad de tener las mejores relaciones con Argelia como con todos nuestros vecinos, con su pueblo, con su Gobierno, basadas en la cooperación y todo lo que es mutuamente beneficioso”, ha planteado con brevedad en una rápida intervención.

La reacción del Frente Polisario

El delegado en España del Frente Polisario, Abdulah Arubi, ha justificado la ruptura por parte de Argelia del tratado de amistad suscrito hace dos décadas con España ya que considera que, casi tres meses después del “giro radical” sobre el Sáhara Occidental, sigue sin haber “explicaciones” por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Arubi ha recordado que Argel ya llamó a consultas a su embajador en un intento por buscar respuestas “convincentes” a la carta que Sánchez remitió al rey de Marruecos, Mohamed VI, y en la que avalaba el plan de autonomía de Rabat para el Sáhara Occidental.

“Creo que nadie ve a cambio de qué”, ha advertido en una entrevista a Europa Press, dando por hecho que el cambio político oficializado en marzo responde en realidad a una campaña de “presión permanente” orquestada por Marruecos.