Los comerciantes de Barcelona, resignados ante el 21-D

Los comerciantes de Barcelona, resignados ante el 21-D

La ANC y los CDR llaman a “bloquear” la capital catalana ante el Consejo de Ministros del próximo viernes.

EFE

La actitud de los comerciantes del centro de Barcelona ante las protestas del 21 de diciembre varía en función de la proximidad al lugar donde se celebrará el Consejo de Ministros. A una semana de la reunión, la despreocupación o desinterés de las tiendas más alejadas contrasta con la resignación de los comercios que quedan justo a tocar de la Llotja de Mar, el emplazamiento elegido por el equipo de Pedro Sánchez para celebrar su encuentro semanal.

En la calle dels Canvis Vells, a escasos metros de La Llotja de Mar, el sentimiento era de resignación. "Que pase un lunes o un martes vale, pero un viernes en plenas Navidades... Nos va a hacer mucho daño", respondía Jorge, trabajador de una cafetería llamada Verde & Más. A pesar de que desde los Mossos d'Esquadra no se ha comunicado nada a estos comerciantes, sí que empiezan a aparecer carteles que prohíben aparcar en determinadas zonas. Según los vecinos, esto anticipa que se van a cortar varias calles. "Si cortan la calle aquí no va a venir nadie", añadía Jorge resignado.

Otros incluso se están planteando no abrir. Es el caso del propietario de Baraka, una tienda de artesanía marroquí situada en la misma calle. "Entiendo las ganas de protestar de la gente, pero está claro que nos va a afectar mucho", explicaba su propietario este jueves. "Yo no creo ni que abra la tienda", remachaba. Según este comerciante, los días más fuertes de ventas son entre el 21 de diciembre y el 5 de enero y suponen el 10% de su facturación anual.

Una reunión difícil

Se prevé una jornada convulsa en Barcelona para el próximo viernes. Las entidades independentistas quieren aprovechar la visita del Gobierno para volver a tensionar la calle y han anunciado varias acciones de protesta por todo el territorio. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha hecho una llamada a colapsar la ciudad de coches. La intención es generar un caos circulatorio de tal envergadura que impida la celebración de la reunión. La misma entidad ha convocado otra concentración a las 9 ante la Ciudad de la Justicia para apoyar al vecino de Barcelona que perdió un ojo durante el 1 de octubre.

Los CDR también preparan acciones por todo el mapa y han llamado a manifestarse ante la Llotja de Mar desde primera hora de la mañana. A estas acciones habrá que sumarle otra convocatoria de Òmnium y acciones de los estudiantes universitarios, que han llamado a "vaciar las aulas" ese día. Como colofón, los trabajadores de Renfe han convocado una huelga para la misma jornada.

El cóctel de dificultades no acaba aquí. La reunión se celebra en pleno centro de la ciudad, a tocar de dos vías de comunicación muy concurridas como la Vía Laietana y la Ronda Litoral. El 21 de diciembre, además, empiezan las vacaciones de Navidad y con ellas los días de mayor facturación de los comercios del centro. También es una jornada en la que tradicionalmente hay funciones teatrales y actividades con los padres en los colegios.

Los Mossos d'Esquadra han desaconsejado "por criterios técnicos" celebrar la reunión en el edificio elegido. La policía catalana trasladó el martes a la Delegación del Gobierno que celebrar el encuentro en la Llotja de Mar –un edificio emblemático barcelonés, sede de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación– "generaría más afectaciones en la movilidad y en la normalidad del día a día".

  Comercios en los aledaños de Vía Laietana, en el centro de Barcelona.Huffpost

A pesar del refuerzo de la Policía Nacional que va a llegar desde fuera de Cataluña, se prevé una jornada complicada para los agentes con protestas tanto en varios puntos de Barcelona como del resto de territorio incluyendo aeropuertos, autopistas y estaciones de tren.

Las asociaciones de comerciantes piden tranquilidad

Las principales asociaciones de comerciantes han hecho una llamada a la calma para que el comercio no se vea resentido por las protestas convocadas, algo que sin embargo consideran muy complicado. El presidente de PimeComerç, Alex Goñi, pidió ayer "tranquilidad social e institucional" ante unos días trascendentales para los comerciantes. Según esta patronal, la campaña navideña supone el 25% de la facturación.

También desde Barcelona Oberta, que agrupa a los principales ejes comerciales de la ciudad han pedido "paz y concordia" de cara a la jornada de protestas del 21 de diciembre. Otras organizaciones como Comertia y Comerç de Catalunya han trasladado opiniones similares, pidiendo a las autoridades que garanticen la "normalidad" durante una jornada "crucial".

La preocupación de estas entidades y de los locales más cercanos a la Llotja de Mar contrastaba con la tranquilidad de las tiendas más alejadas. En La Rambla, ninguno de los tenderos consultados mostraba inquietud. En Portal de l'Àngel, otra concurrida vía comercial del centro, tampoco había apenas preocupación y algunos comerciantes ni siquiera estaban al corriente de las convocatorias.

Tampoco en los dos mercadillos de Navidad a tocar de la Via Laietana había mucha preocupación entre los comerciantes. En el de Santa Llucia, donde se venden principalmente figuras para el Belén, los tenderos respondían que para el 21 de diciembre ya tienen casi todas las ventas hechas. "La mayoría de la gente que viene ese fin de semana solo pasea y no compra nada" sostenía Teresa Cunill, una vendedora de figuras de cerámica. "No he percibido que nadie esté preocupado".

Metros más abajo está otro mercadillo navideño, el Mercat del Gòtic. Ágatha Martínez, su vicepresidenta, sostiene que los tenderos no viven con preocupación el alud de movilizaciones que hay preparadas."Tal vez alguien que iba a bajar al centro no lo hará", explicaba Ágatha Martínez, vicepresidenta del mercado. "Pero tampoco creemos que lo vayamos a notar en exceso".

En el mismo mercado, Adam Masip cuenta que ya se ha convertido en algo habitual para ellos montar la parada en una vía donde hay alguna manifestación. "Llevamos ya un tiempo que es lo habitual en Barcelona", afirmaba mientras limpiaba con un trapo las antigüedades que vende. "En octubre pasado tuvimos que desmontar, esperemos que no se repita".