Sara Sálamo: "Me empujan a denunciar el machismo pero luego me preguntan por mi pareja"

Sara Sálamo: "Me empujan a denunciar el machismo pero luego me preguntan por mi pareja"

Entrevista con la actriz que estrena 'El año de la furia', su vuelta a la gran pantalla después del parón de la pandemia y su segunda maternidad.

La agenda de Sara Sálamo (Santa Cruz de Tenerife, 1992) está llena de citas y compromisos laborales: entrevistas para promocionar su última película, El año de la furia, ensayos de su nuevo proyecto —El refugio, el segundo largometraje de la directora malagueña Macarena Astorga—, reuniones de negocios, tiempo para su segundo proyecto editorial —el año pasado publicó la novela El mono que arañaba la pared—, sesiones de coaching... y dos bebés.

En los próximos meses seguirá con esa intenso día a día y se quedará sin vacaciones: “Desde que llegué a Madrid, por suerte, todos los veranos de mi vida he trabajado”. Eso sí, pronto se tomará un breve descanso para viajar hasta su isla y visitar a su abuela, que aún no conoce a su bebé. “Voy a verla la semana que viene. Me escapo el fin de semana nada más. Ya le ponen la segunda dosis de la vacuna, ahora sí se puede”, cuenta con una sonrisa durante esta entrevista con El HuffPost.

Insiste en el “ahora sí se puede” porque, durante todo este tiempo, no ha dudado en arremeter contra todo aquel que se saltaba las normas. “Me enfado muchísimo todo el rato cuando salgo a la calle y veo a gente sin mascarilla. Todo el rato. Que te pongas un chándal no significa que estés haciendo deporte. Yo voy más rápido con el carrito de mi hijo. La gente busca la excusa a la que aferrarse para no cumplir unas normas que están para salvarnos. Me parece una locura que intentes saltarte algo que te está protegiendo”, asegura enfadada y confiesa que, alguna que otra vez, se ha acercado a la gente para reprender esa actitud.  

De la misma manera, se indigna con el hecho de haberle dado voz en los medios a negacionistas. “Le están restando espacio al discurso de profesionales y de gente que sabe. Es como si me preguntas a mí por lo que opino sobre el covid. La gente habla como si supiera, cuando realmente ninguno sabemos de nada. Todos deberíamos de hacer un poquito de análisis y decir, ’yo de este tema no tengo la suficiente información y por tanto me voy a callar”, advierte.

A pesar de mostrarse crispada cuando se tocan estos temas, a Sara Sálamo nada ni nadie le hace olvidar el buen momento que vive, en todos los sentidos.

  Entrevista Sara SálamoEL HUFFPOST

Sara, por fin estás de estreno. ¿Qué se siente al regresar a la pantalla después de este intenso año?

Estoy nerviosa porque, la verdad, con todo el tema de la pandemia, hace mucho que no vivo un estreno. Con ganas de ver reacciones y leer críticas. Yo, por desgracia, soy de las que busca. Al final, esto lo hacemos para el público y no me puede dar igual si ha gustado o no.

El año de la furia es un película que discurre en 1972, durante los meses que preceden a la dictadura uruguaya. En ella interpretas a Jenny, ¿quién es tu personaje?

Jenny es una chica con una moralidad tremenda, muy, muy, muy valiente. A priori, parece que tiene un papel secundario en la historia, pero al final tiene uno bastante principal porque es una persona que está todo el rato empujando a la gente a que haga lo correcto, según su criterio.

Sara, ¿has ido al cine en estos últimos meses?

Para mí ir al cine, es el mayor placer de mi vida. Una vez al mes o cada dos meses, viene mi madre de Tenerife para quedarse con los niños y que nosotros podamos ir al cine porque yo necesito ir al cine. Me encanta el ritual, la preparación: vestirme, maquillarme... 

He empezado a ir a terapia para aprender a delegar. Como madre, me quiero llevar a los niños al rodaje, darles la teta hasta los 27 años, además de estar estudiando mil horas, ensayando y buscando un 'coach' de voz para un papel

Ahora estás de promoción, estás ensayando tu próxima película, estás rodando un cortometraje… Después de la pandemia y los primeros meses de tu segunda maternidad, ahora sí se puede decir que has recuperado el ritmo. ¿Cómo de compatible es una agenda de trabajo llena con el papel de una madre de dos niños? 

Pues llorando todo el rato —ríe—. Además de estos trabajos, tengo una empresa de otra cosa que me inventé, porque no puedo estar sin hacer nada. Si no estoy rodando, estoy haciendo un master o me monto una empresa por detrás, siempre estoy ingeniando. Y eso está bien cuando no tienes trabajo o tiene meses de parón, pero cuando de repente te salen proyectos, eso se suma. Ahora estoy en un nivel de tener 200 trabajos, además de dos hijos, y es muy estresante, sobre todo para alguien como yo que soy muy perfeccionista y me obsesiono con llegar al mil por cien en cada faceta de mi vida.

Sé que está mal exigirme tanto y de hecho es algo que estoy trabajando. He empezado a ir a terapia para aprender a delegar. Como madre, me quiero llevar a los niños al rodaje, darles la teta hasta los 27 años, además de estar estudiando mil horas, ensayando y buscando una coach de voz para un papel… Es una locura, es inhumano. Estoy trabajando el aceptar que no hay que hacer todo dando el mil por cien. Está bien ser perfeccionista, pero hay que dar cabida a la salud mental.

¿Cuántas horas duermes?

Pues con un bebé tan pequeño, que come cada hora o dos horas, no debo dormir más de cuatro horas al día.

En ese sentido, ¿ha sido más o menos fácil con el segundo bebé que con el primero?

La experiencia es un grado. Además, este bebé no tiene que ver con el otro. Por suerte, el segundo es un pan, es buenísimo. Me da más tregua que el mayor, que es más intenso. Hacer el camino de nuevo te coloca en otro lugar. Es diferente.

Hay personas que todavía siguen viendo mal que denunciemos que estamos cansadas, que no llegamos a todo, que no nos encontramos a gusto con el cuerpo que se nos queda…

Nunca ser madre ha sido una tarea sencilla. ¿Lo tienen más fácil las madres de ahora, que por lo menos ya no se callan y no están obligadas a ser las perfectas mamás de sus polluelos?

Hay personas que todavía lo siguen viendo mal, que denunciemos que estamos cansadas, que no llegamos a todo, que no nos encontramos a gusto con el cuerpo que se nos queda… Luego está la crítica y enseguida saltan con  “parece que es la única madre del mundo”. No, se trata de dar voz a esto que llevamos silenciando siglos porque se daba por hecho que ser madre era así. No importa la salud de tu suelo pélvico, que estés cansada, que estés sobrepasada… Mira, ¡sí importa! Pero todavía hay cierto sector de la sociedad a los, y a las, que les irrita que alcemos la voz.

Recientemente leí un titular tuyo en el que te definía como novia de Isco, antivox, antitaurina, feminista y polémica. ¿Estás de acuerdo con todo?

Mucha gente corrigió al medio y lo cambiaban por “La actriz antivox, antitaurina… que además es pareja de”. Yo veo más acertado eso. Poner que estoy con una persona en primer lugar, no es lo que más me representa como persona. Es absurdo porque en las entrevistas me empujan para que denuncie el machismo que sufro y luego la mayoría de preguntas van destinadas a mi pareja o a los problemas que me causa estar com mi pareja, pero no me preguntan por mi último proyecto profesional o en lo que estoy trabajando como actriz. Es la pescadilla que se muerde la cola.

¿Crees que confunden polémica con activismo?

Bueno, todo depende de los ojos que lo miren. Todos sabemos que la misma noticia en diferentes diarios tiene un titular totalmente antagonista. Según el diario que leas, el titular será blanco o negro. Y esto, según quién lo escriba, será A o B.

¿Eres una mujer valiente? No te callas nada...

Pero no creo que eso sea un acto de valentía. De hecho, me considero bastante cobarde y soy muy miedosa. Soy la persona más miedosa que conozco. Con respecto a no callarme, es algo que va tan en mi ADN que no entiendo que no pueda decir que algo me parece mal o utilizar el altavoz que tengo para mejorar ciertas cosas. No considero que hablar sea un acto valiente. Tampoco considero que mi opinión sea tan importante: al final es una opinión. A los actores nos preguntan sobre ciertos temas, pero nuestras respuestas tienen la misma validez que si se la preguntas al señor que hace pan en el pueblo.

Laboralmente, ¿has sufrido las consecuencias por tus opiniones políticas o sociales?

A nivel profesional, como actriz, no. De hecho comparto la mayor parte de mi ideología con la mayoría de mi profesión. Creo que las cosas que defiendo respecto a la cultura, a las mujeres y al feminismo, que hay gente que todavía no conoce el concepto, son coherentes. De cara a campañas publicitarias o a mi presencia en ciertos medios desde que me posiciono de forma acérrima respecto a la tauromaquia, por ejemplo, sí he notado que ya no les interesa que yo esté en sus páginas.

No podría dedicarme a la política, me costaría la salud

¿Te gusta la política? ¿Te ves algún día en política?

No, no, no… Ni de broma. Yo lo paso fatal, me desgasta mucho. No, no podría, me costaría la salud. Ya de por sí, cuando debato con mis amigos y mi familia pongo toda la carne en el asador. Que mis decisiones repercutieran en la vida de la gente, me llevaría a un nivel de responsabilidad que no podría asumir. Me vendría grande por respeto a los demás.

¿Has recibido alguna propuesta?

No, no, que va. Y que no lo hagan por favor.

En estos últimos días te has mostrado especialmente dolida por la vuelta de las corridas de toros y, al tiempo, has recibido muchas críticas por ello.

Bueno, en Twitter se reciben críticas por cualquier cosa, por cualquier causa y por el tema que sea. 

 

¿No tienes la tentación de cerrar tus cuentas de redes sociales?

Tengo temporadas. De repente tengo días en los que me digo “qué fuerte, tengo que denunciar esta situación” y luego me paso dos meses sin abrir la boca porque pienso que no me compensa o no tengo tiempo. Para mí esto es tan sencillo como que tú salgas de casa, te encuentres al vecino de enfrente y te empiece a insultar. El primer día piensas: “Este señor ha perdido la cabeza, vamos a ignorarlo’. Al día siguiente, has discutido con tu jefe, y cuando sales el señor vuelve a insultarte. Pues ese día a lo mejor no te lo tomas tan bien. Y luego, el tercer día, le vuelves a decir “señor, duérmase”. Va ligado a tu estado de ánimo y a tus circunstancias personales, y si estás con el vaso lleno no toleras faltas de respeto.

Esta semana hemos sido testigos de cómo el acoso y los insultos en redes han dado un paso más, en el caso de la actriz Candela Peña y han amenazado de muerte a su hijo.  ¿Qué se hace en estos casos?

Entiendo que lo que hay que hacer es ir a comisaría y denunciar. Yo lo he hecho en alguna ocasión. Se ha traducido en nada, al menos que yo me haya enterado. Pero también hay que tener en cuenta que tenemos una vida familiar y laboral, y no podemos estar todo el día en comisaría. En el caso de Candela, me parece gravísimo y hay que denunciarlo. Pero hay que denunciarlo todo en la red social para que cierren esas cuentas y no tengan un altavoz.

Recibí amenazas de muerte, incluso con fotografías con armas

¿Qué tipo de amenazas denunciaste?

También amenazas de muerte, incluso con fotografías con armas. Muy locas… Me mandaban selfies con armas y diciendo”te vamos a ir a matar”.

¿Pasaste miedo?

Sí, eso es sobrepasar cualquier línea. Por eso fui a denunciar porque no es un insulto que se queda ahí. 

¿Sobre qué cuestiones has recibido la amenazas más duras?

Del mundo del deporte, del fútbol. Como si yo fuera tan importante o poderosa como para cambiar lo que pase allí. Hubo un momento muy grotesco y aún quedan los residuos que son constantes.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Mila Fernández es editora de branded content y redactora de LIFE en 'El HuffPost'. Convertir a los lectores en seguidores fieles de nuestras marcas es su objetivo. Antes fue redactora de viajes, estilo de vida y entrevistadora en varias publicaciones femeninas y de viajes. Además, ha sido locutora y presentadora y esa espinita se la saca conduciendo nuestro podcast 'Tarjeta Morada'.