¡Tócate los huevos! Cómo explorarse para detectar el cáncer de testículos

¡Tócate los huevos! Cómo explorarse para detectar el cáncer de testículos

Es el más frecuente en hombres entre los 15 y los 35 años.

Hombre tocándose "las manzanas" sobre los pantalones.Ildar Abulkhanov via Getty Images/iStockphoto

Tocar —o tocarse— los huevos nunca ha estado bien visto. Es una expresión que se asocia a la vagancia o a incomodar a alguien, pero a veces, tocarse los genitales puede protegernos frente a un tumor testicular. Esta dolencia supone un 1% del total de los tumores diagnosticados en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Según datos de esta organización en 2019 se diagnosticaron en España aproximadamente 1.300 casos nuevos y la prevalencia es de entre 3 y 6 casos por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, lo que más se destaca de este tumor es que la población a la que afecta es relativamente joven. De hecho, según la SEOM, “es el más frecuente en hombres entre los 15 y los 35 años”.

A pesar de esto, su baja prevalencia y su buen pronóstico hacen que no se hagan exploraciones ni pruebas rutinarias para un diagnóstico precoz como sí se hace con el cáncer de próstata o con el de mama en las mujeres. Sin embargo, sí que se recomienda estar familiarizados con los signos más comunes y que los hombres se autoexploren para detectar posibles síntomas como bultos indoloros en los testículos, pesadez o aumento de tamaño. En algunos casos poco frecuentes, tal y como señalan en la SEOM, puede presentarse dolor progresivo o sangrado.

“Lo más normal es tocarse un bultito o una masa que no solía estar ahí, la mayoría de veces estos síntomas no quiere decir que sea cáncer, pero en cualquier caso, es mejor ir al médico”, señala a El HuffPost el doctor Fernando Lista, jefe de la Sección de Endourología del MD Anderson Cancer Center de Madrid.

Según datos del este centro, cuando el cáncer de testículo se detecta precozmente, “hay más de un 90% de probabilidades de curación” y el doctor Lista recalca que “no suele tener incidencia importante en cuanto a la mortalidad”. Por este motivo es recomendable tocarse los testículos siguiendo estas indicaciones.

  Cómo hacerse una autoexploración testicular.Getty Images/El HuffPost

“No hay una recomendación en cuanto a tiempos, pero estaría bien hacerlo una vez al mes a partir de los 18 o 20 años. Se aprovecha en la ducha porque con el agua se retrae el escroto es más fácil tocarlo que cuando estamos haciendo cualquier cosa”, señala. El experto recuerda que no son iguales uno y otro, no tienen que ser del mismo tamaño y que esto no debería de ser alarmante.

Entre los factores de riesgo para este tipo de tumores se encuentran antecedentes familiares —que un familiar directo lo haya tenido multiplica la posibilidad de sufrirlo por 10, según la SEOM—, la criptorquidia —no descenso del testículo durante el desarrollo y que se quede en el abdomen—, o la atrofia testicular.

“El principal factor a tener en cuenta sería la edad, ya que es más frecuente entre los 20 y 35 años y en algunos casos, atrofias testiculares, que pueden estar provocadas por otras patologías como la parotiditis (conocida comúnmente como paperas) que provoca orquitis urliana, que puede atrofiar el testículo”, señala el doctor Lista, quien señala que “otro factor puede ser la contralateralidad; es decir, si has tenido en un testículo un tumor, puede ser que se desarrolle en el otro”.

El especialista apunta que hay otros factores “más raros” como pueden ser las “alteraciones cromosómicas”.

Uno de los mayores miedos que pueden tener los hombres al sufrir este tipo de tumores es que pueda perder fertilidad o que les produzca complejo el perder un testículo.

Tal y como señalan en el MD Anderson Cancer Center de Madrid, el tratamiento preferente suele ser la “extirpación del testículo siempre por vía inguinal, haciendo una pequeña incisión en el abdomen (como una apendicits o una hernia), nunca por vía escrotal”. “Si abrimos el escroto pueden abrirse las capas y diseminarse al otro lado, lo que supone un factor de riesgo”, explica. Tras esto y, según el tipo de tumor —el más frecuente es el seminoma— explica que podría seguirse el tratamiento con quimioterapia o con radioterapia. También habría que tener en cuenta si hay metástasis.

Sin embargo, el testículo que se pierde tiene fácil solución. “Al paciente que lo desee, se le puede colocar una prótesis biocompatible que se coloca en la bolsa escrotal, para que ‘aparentemente’ el paciente siga teniendo dos testículos”, señalan desde el centro.

El doctor Lista explica que no suele tener problemas de fertilidad salvo que se sometan a tratamientos posteriores como quimioterapia. “En estos casos, se les suele pedir a los pacientes un estudio de fertilidad, y se les puede hacer una preservación de semen, porque en muchos casos es gente joven que no tiene hijos ni tiene pensamientos de tenerlo en ese momento”, explica el especialista.

A nivel sexual no hay apenas ninguna alteración, salvo algún caso excepcional de que hubiera tumores en ambos testículos. “Si se extirpan los dos testículos o uno de ellos no funciona bien, sí podría afectar. Al no tener testosterona, sí que hay incluir suplementos de esta hormona que regula el deseo sexual, las erecciones y demás”, relata.

Para evitar males mayores, especialmente en la población joven que desconoce en su mayoría esta dolencia, los expertos recalcan que más vale prevenir que curar. Y, aunque suene ordinario, nunca ha estado tan bien decir: ¡Tócate los huevos!

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

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Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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