¿Van a marcar los Leopard alemanes la diferencia en la guerra de Ucrania?

¿Van a marcar los Leopard alemanes la diferencia en la guerra de Ucrania?

Berlín cede: entregará sus tanques a Kiev y permitirá que países que se los compraron hagan lo propio. Zelenski los quiere para vencer en primavera. ¿Puede?

Un Leopard 2A6 alemán participa en unos ejercicios de la OTAN en Pabrade (Lituania), el pasado octubre.Sean Gallup / Getty Images

En un cambio de política significativo, Alemania y Estados Unidos planean ahora enviar tanques avanzados a Ucrania, lo que supone un gran avance en los esfuerzos occidentales para reforzar la lucha de Kiev contra las fuerzas invasoras rusas, que llevan casi un año atacando nuevamente el país, tras alentar a los rebeldes de Donetsk y Lugansk y anexionarse Crimea ya en 2014. 

Muchos meses ha costado que Berlín dé el paso. Muchas presiones, redobladas en las últimas semanas, que han cuajado en un compromiso doble, el de mandar sus propios Leopard 2 y el de permitir que países a los que su industria vendió este modelo hagan lo propio y los pongan en suelo ucraniano. Aún no sabe cuántos son y cuándo estarán operativos, pero llegarán, que es lo que reclamaba con ansia el Gobierno de Volodimir Zelenski. A la una de la tarde, en el Parlamento, se anunciarán los primeros detalles. 

La decisión supone un cambio notable del canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, quien había dudado durante mucho tiempo en proporcionar a Ucrania esta armadura pesada por temor a que aumentara el riesgo de una confrontación directa entre Rusia y la OTAN. La famosa internacionalicación de la guerra, que tanto miedo da a Europa, y que puede llegar, tanques aparte, de cualquier chispa o cualquier irritación de Vladimir Putin, como defendían estos días los partidarios de enviar estos vehículos. Berlín lo dijo y lo ha cumplido: no irá solo en esta aventura. Aparte de la luz verde a otros estados de la OTAN que tienen este material, su reticencia ha llevado a Estados Unidos a llamar y rellamar a Scholz y se ha forzado, al fin, el envío del modero Abrams por parte de Washington. Lo haremos en grupo, lo haremos con aliados, había dicho el canciller. Al final, será. 

Es un hito para Alemania, que pone fin a meses de doloroso debate doméstico y de examen de conciencia, porque marca la primera vez que los tanques alemanes se utilizarán en el campo de batalla en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. No hace falta recordar qué pasó en esa guerra ni el papel que tuvo Alemania, que ha condicionado toda su política defensiva posterior. La responsabilidad histórica de Berlín como instigadora de aquel terrible conflicto global ha sido utilizada por quienes argumentaban que tiene la obligación moral de enviar tanques para proteger a las víctimas de la agresión rusa pero, a la vez, el pasado nazi germano ha sido precisamente lo que ha frenado en parte a los responsables de la toma de decisiones que han tenido un profundo temor de que el aumento de la potencia de fuego a través del despliegue de tanques pudiera escalar el conflicto y dejar a Alemania en peligro de ser etiquetada como "agresora".

Lo que no podía Alemania era desoír más el clamor por los tanques. Se había vuelto imposible de ignorar, por las tensiones y divisiones que estaba generando en el seno de la OTAN, justo lo que más puede satisfacer al Kremlin. Y, por supuesto y esencial, por cómo están yendo las cosas sobre el terreno, lo que da la razón a las reclamaciones de Zelenski: la línea del frente en la guerra apenas se ha movido en las últimas semanas, tras los buenos avances de agosto-septiembre (cuando se recuperó Jarkov) y mediados de noviembre (con la reconquista de Jerson) y Kiev argumenta que los tanques aliados le ayudarían a recuperar la iniciativa, a reconquistar el territorio ocupado y a disuadir una ofensiva rusa renovada que se espera para principios de la primavera, cuando pasen las malas condiciones climatológicas del invierno. 

Lo que supone políticamente

El cambio en la postura de Berlín es un gran avance para Kiev y podría allanar el camino para que otros países europeos contribuyan con más armamento decisivo, en una alianza realmente potente. Es, también, una victoria de Polonia, el país limítrofe con la guerra que más ha peleado por este envío (con el apoyo de Finlandia, Reino Unido y los bálticos). Varsovia presentó el martes una solicitud oficial para una autorización de exportación de Leopards que le compró en su día a Alemania, lo que obligó a Scholz a tomar finalmente una decisión. Como han afirmado altos funcionarios en Berlín a medios como Politico, permitir que Polonia exporte sin enviar tanques propiedad del Ejército alemán habría tenido poco sentido político para Berlín. Más bien, hubiera sido ridículo. 

Pero aunque Scholz haya tenido que ceder, también parece haberse apuntado una victoria propia: se espera que EEUU envíe a Ucrania unos 30 tanques de batalla Abrams. De repente, los argumentos de Washington de por qué supuestamente no se podrían proporcionar estos tanques a Kiev (ya sea por el tipo de combustible que usan, de aviones, menos habitual, o por su mantenimiento, más complicado en comparación con los Leopard, dada la lejanía de los repuestos y componentes) no parecen tan insuperables ahora. Berlín ha presionado en la Casa Blanca, también, y no le ha ido mal. Moscú no podrá culpar sólo a Alemania de introducir en la guerra un nuevo factor decisivo. Va con el mandamás de la OTAN, con EEUU, de la mano. 

Los Leopard y los Abrams son unos buenos regalos de cumpleaños para el presidente ucraniano, que hoy cumple 45 años. Tras semanas complicadas, de bloqueo en los avances, tras la crisis de Gobierno por corrupción que le han estallado a Zelenski en las últimas horas y tras el siniestro del helicóptero en el que se mató toda su plana mayor de Interior, ahora el mandatario y su gente están eufóricos, una alegría y confianza que se traslada a la calle y a las trincheras. Los meses y pegatinas se multiplican en las redes sociales ucranianas, festejando el paso. No hay más que ver este encuentro entre Leopards alemanes, Abrams norteamericanos y Challenger británicos (que ya estaban anunciados). 

Más allá de las bromas, el jefe de gabinete ucraniano elogió de inmediato la decisión alemana con una frase contundente: “Esto se va a convertir en un verdadero puñetazo de la democracia contra la autocracia del pantano”, escribió Andriy Yermak en Telegram.

A la espera de que Scholz hable hoy en el Bundestag, será importante otra jugada que se espera en Washington: el jefe de gabinete de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, Björn Seibert, aterrizó en Washington anoche, según varios medios norteamericanos. Se espera que discuta la situación de seguridad en Ucrania con el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, y la directora de Inteligencia Nacional, Avril Haines. También se hablará de inflación y de energía, pero de ese encuentro podrían salir los mimbres de la gran apuesta armamentística aliada para Ucrania de las semanas por venir y, también, de las nuevas sanciones contra Rusia que ya se preparan. 

Sus bondades

¿Por qué tanta y tanta presión con los Leopard? Más allá del gesto político, ¿qué pueden suponer en el campo de batalla? Según su fabricante, la firma germana Krauss-Maffei Wegmann, estamos ante "el tanque de batalla líder en el mundo" que durante casi medio siglo ha combinado aspectos de potencia de fuego, protección, velocidad y maniobrabilidad, haciéndolo adaptable a muchos tipos de combate y situaciones de peligro donde se han demostrado sus capacidades de aguante. 

El tanque pesa 55 toneladas, tiene una tripulación de cuatro y un alcance de unos 500 kilómetros, alcanza velocidades máximas de unos 68 kilómetros por hora y tiene cuatro variantes principales, la primera de las cuales entró en servicio en 1979. Es un tanque de la Guerra Fría, que ha sido modernizado y guarda su valor. Su mejor arma es un cañón de 120 mm y su sistema de control de fuego, totalmente digital.

Un gran atractivo de los Leopard es su gran número: se han desplegado más de 2.000 en más de una docena de países europeos y en Canadá. En general, Krauss-Maffei Wegmann dice que se han suministrado más de 3.500 unidades a 19 países. Rheinmetall AG, un contratista de defensa alemán que fabrica el cañón de ánima lisa de 120 mm que lleva el Leopard, afirma que el tanque ha sido desplegado por "más naciones que cualquier otra", informa AP. Muchos de los Estados que lo tienen son europeos y miembros de la OTAN. Kiev se los puede pedir y, además, le llegarían con más facilidad por tierra, por las carreteras del viejo continente, donde están casi dos tercios de todos los leopardos producidos en el mundo. Más fáciles de llevar, de mantener y de reparar. 

Son aspectos vitales de cualquier sistema de armas, destacados ya en una publicación de septiembre del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, en la que se instaba a las naciones occidentales a apoyar el envío de Leoprard, “cuantos más países donen tanques, más fácil será compartir la carga de entregarlos”, señalaba.

Según un análisis reciente del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), un grupo de expertos con sede en Londres, se enviaron unos 350 Leopard 2, en diferentes versiones, a Grecia, y Polonia tiene alrededor de 250 de diferentes tipos. Finlandia mantiene 200 en funcionamiento o almacenados.

Lo que hace falta

Para la guerra de Ucrania contra Rusia, “se cree que para que los tanques Leopard 2 tengan un efecto significativo en la lucha, se requerirían alrededor de 100 tanques”, sostienen los analistas de IISS. El ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov, ha reclamado no menos de 300 tanques, y algunos líderes de la Unión Europea lo apoyan en eso,  sobre todo en Varsovia o Helsinki. “Necesitamos una flota de 300 tanques”, dijo el lunes en Bruselas el ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, remarcando el amplio despliegue de Leopards en toda Europa y la necesidad de armamento “sincrónico”, que puedan operar juntos sin problemas. Porque hay variantes, pero también un cuerpo común, lo que puede ayudar a la hora del envío conjunto, de los repuestos y de la formación del personal, señaló en un comunicado. 

Conseguir Leopard era un paso político complejo. Ahora está el reto de ponerlos en manos ucranianas, no es tan fácil como llevarlos a un país amigo y en paz. El IISS estima que se necesitarían de tres a seis semanas de capacitación para que las tripulaciones operativas y el personal de apoyo alcancen la competencia básica. Es uno de los motivos por los que Kiev presionaba para que se desbloqueara la ayuda ya, si es que quieren llegar a tiempo de la gran batalla que se espera en primavera, sobre todo en el este t el sur del país y, quizá, en el norte, si se abre un nuevo frente desde Bielorrusia, satélite de Moscú. 

Las tripulaciones de tanques ucranianos con experiencia probablemente podrían aprender a usar el tanque alemán con bastante rapidez, añaden los analistas, porque el entrenamiento podría acortarse para centrarse en el conocimiento esencial. A lo mejor se puede empezar explotando el 80% de su potencial, y no el 100%, si con eso se gana en rapidez. 

Según el Spiegel, el medio que avanzó ayer la noticia de que Alemania daba el paso, puede haber más agilidad porque los tanques que se enviarán, de inicio, son propiedad del ejército; a medio y largo plazo, los tanques propiedad de su fabricante, Rheinmetall, también podrían renovarse y enviarse a Ucrania. Sin embargo, en ese caso los plazos podrían demorarse hasta fines de este año, ha informado el director ejecutivo de la firma a The Guardian, y, dado que algunas de las unidades no se habían utilizado durante una década, es normal que estén "mohosas por dentro" y necesiten ser reparadas casi por completo.

¿Decisivos?

Yohann Michel, analista de investigación de defensa y asuntos militares en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, ha escrito que los Leopard podrían permitir que Ucrania pase a la ofensiva en el conflicto, viejo ya de 11 meses. Insiste en la idea de que son "decisivos", "determinantes", la "clave de bóveda", como los define el Gobierno de Kiev. La guerra está estancada tras las dos contraofensivas clave de Ucrania y sabe que, pasado el frío, Rusia llegará con más armas y más personal.

“En este tipo de conflicto, simplemente no es posible llevar a cabo ofensivas a gran escala sin una variedad completa de equipos de combate blindados y vehículos blindados, y los tanques son parte de eso”, señala. Las entregas occidentales de Leopard 2 podrían ayudar a equipar a Ucrania con las municiones de alto calibre necesarias para reemplazar sus propias reservas, decrecientes (Occidente ha avisado a Kiev de que está quemando por encima de sus posibilidades) y provenientes además de la era soviética, abriendo una nueva vía para que los suministros de potencia de fuego lleguen. Es otra de las peticiones que Zelenski lleva haciendo meses. 

Raths señala que el Leopard 2 y otros tanques occidentales similares son más ágiles que los modelos T utilizados por Rusia, que no pueden retroceder a gran velocidad, por ejemplo. “Imaginen un boxeador que no puede moverse libremente en el ring, sino solo en una dirección”, ejemplifica. “El otro boxeador, que puede moverse en todas direcciones, tiene una gran ventaja y ese es el caso de los Leopard".

Aún así, existe siempre la vulnerabilidad ante los ataques aéreos rusos o la infantería antitanque, mientras se encuentran en bosques y en áreas urbanas, lo que destaca la importancia del apoyo antiaéreo y de reconocimiento, complementario. Esto es: pueden ser decisivos, sí, pero no por si solos. No son un milagro. 

Con cantidades similares de tanques en ambos lados, los Leopards, Abrams y Challenger podrían darle a Ucrania ventaja, especialmente dado el pobre desempeño táctico de las tropas rusas durante la guerra, añade el analista del IISS. “Los ucranianos están brillando con una guerra creativa, dinámica y, a menudo, muy limpia”, indica Raths, recordando una capacidad de aguante, aún previa a la ayuda aliada, que ha maravillado al mundo. "Bien podría ser que si la ofensiva operativa de Ucrania comenzara, los rusos tuvieran problemas reales para contrarrestarla”, zanja. 

Citado por la agencia norteamericana AP, Niklas Masuhr, investigador del Centro de Estudios de Seguridad de la Universidad Politécnica federal ETHZ de Suiza, advierte de que la sola suma de Leopard al campo de batalla no sería "un cambio de juego o una tecnología ganadora de la guerra, nada de eso".  “No puedes simplemente desplegar un grupo de tanques de batalla principales y asumir que ganarán”, avisa. “Son muy valiosos -reconoce- pero aún se necesita usarlos de la manera correcta e integrarlos con todas las demás herramientas militares que tiene a su disposición”, como infantería, artillería, defensa aérea, ingenieros de combate y helicópteros. 

El Consejo Europeo de Relaciones Internacionales, en el informe ya citado, insistía en el valor para la pelea, pero también en el peso político del gesto. "Garantizaría la disponibilidad para Ucrania de un tanque de batalla moderno, estándar de la OTAN, con capacidad de producción escalable", afirmaba y, a la vez, se lanza un mensaje de verdadera unidad de acción aliada, cuando Rusia vende la división de los occidentales como su mejor triunfo. "Washington ha liderado el esfuerzo internacional para armar a la resistencia ucraniana y Europa lo ha seguido. Pero si realmente quieren asumir responsabilidades equitativas en la asociación transatlántica, los europeos no deberían esperar a que los estadounidenses den el siguiente paso esta vez. En su lugar, deberían actuar juntos y en estrecha coordinación con sus aliados transatlánticos. Estados Unidos agradecería una acción tan decisiva" como la de entregar Leopard, ahonda. Y esa subida de moral en el campo de batalla y ese golpe anímico a Putin también hace, dice.