Votar sin cañas ni móvil y otras costumbres electorales internacionales

Votar sin cañas ni móvil y otras costumbres electorales internacionales

GTRES

Tomarse una caña antes o después de votar. Meterse con el móvil en la cabina electoral. Ir a votar un martes o un jueves. Son muchas las costumbres y normas electorales que nos pueden resultar extrañas en España, pero que son absolutamente normales en otros países.

Estas son algunas de estas tradiciones que nos pueden sonar a chino. Algunas parecen acertadas y otras absurdas, pero cada sociedad celebra la fiesta de la democracia como mejor le parece.

En muchos países, sobre todo de Sudamérica, el día de las elecciones las autoridades establecen una prohibición de venta y consumo de alcohol en la vía pública.

En algunos sitios como Colombia, donde esta norma se impone también en "momentos delicados" como partidos de fútbol, te pueden decir algo por el mero hecho de ir borracho por la calles. "Cuando pides una cerveza en un bar, te dicen que no te la pueden servir por la ley seca, pero te explican que lo más que pueden hacer es traerte una taza grande de café", explica Lucas, un español que ha vivido varios años en Bogotá.

Otros países que aplican normas similares son Argentina, Chile, Colombia, Panamá, Venezuela, México, Perú, Filipinas y Turquía. También en algunos estados de EEUU está establecida una restricción electoral similar.

Aunque en España votar es un derecho, que cada uno puede ejercer o no, en otros países el sufragio es obligatorio. Esta práctica se extiende por todo el mundo, desde democracias tradicionales europeas como Bélgica e Italia hasta pequeñas repúblicas como Singapur o Nauru (isla del Océano Pacífico).

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En rojo los países con sufragio obligatorio forzado. / WIKIPEDIA COMMONS

Los castigos por no emitir el voto suelen ser multas o trabajos comunitarios.

En sitios como Estado Unidos, Israel o el Reino Unido se puede seguir haciendo campaña hasta el último minuto. En el referéndum del Brexit del jueves 23, los partidarios por la permanencia en la Unión Europea fueron, el mismo día de la votación, puerta por puerta intentando movilizar a la gente.

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Entrega de propaganda electoral el día del referéndum del Brexit.

En Israel, el único lugar libre de propaganda son las propias aulas donde se colocan las urnas, mientras que en Estados Unidos no es raro que el último mitin de los candidatos termine en la madrugada del propio día electoral y el voto también se pide hasta el último momento.

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El gobernador de Pensilvania Tom Corbett sale de un colegio electoral en 2010.

El tema de las encuestas es incluso más cambiante. En España, por ejemplo, no se pueden publicar encuestas electorales la última semana de campaña, una norma establecida en 1985. Antes se podían publicar hasta antes de la jornada de reflexión.

Lo de votar el domingo es una costumbre muy extendida en las democracias occidentales cristianas, pero tampoco es algo que se cumpla a rajatabla.

Son famosos los casos de las dos grandes democracias sajonas. En Estados Unidos las elecciones presidenciales son SIEMPRE el primer martes de noviembre. Las motivaciones históricas de esta costumbre varían según la fuente.

La explicación más aceptada es doble. Por un lado, noviembre es un mes en el que hay poco trabajo en el campo y, por otro, como había gente que tenía que viajar casi una jornada para ejercer su derecho electoral, el martes les permitía acudir a misa el domingo, viajar el lunes, votar el martes y volver.

En el Reino Unido, como se vio esta semana en el Brexit, se vota siempre los jueves. De nuevo las explicaciones van desde que el jueves es un día lo suficientemente alejado del domingo como para que no afecten los sermones del domingo hasta que el viernes solía ser el día de pago para los trabajadores y se suponía que la cantidad de borrachos sería menor la víspera.

Los menos malpensados aseguran que es para que los resultados se den el viernes, el gobierno se forme el fin de semana y empiece su labor el lunes siguiente.

Según la ley electoral española, las cabinas electorales deben cumplir unos requisitos básicos: dimensiones predeterminadas (un metro de ancho por un metro de largo y dos de alto), deben estar situadas más o menos a la misma distancia de la puerta del colegio y de las urnas y tienen que permitir que el elector escoja su voto en secreto.

En algunos lugares, como en Perú, estas disposiciones no parecen suficientes y llegan hasta a prohibir el acceso de los electores a las cabinas con móviles y dispositivos electrónicos similares. El objetivo es evitar que la gente se haga selfies y así dificultar la compra de votos y la coacción de los electores.

Esta prohibición está muy extendida en Sudamérica, aunque en sitios como en Brasil se persiguen los selfies. De nuevo, en algunos estados de EEUU, como Virgina, son muy celosos de la integridad democrática y también creen que las autofotos pueden dar pie al fraude electoral.

La polémica victoria de George W. Bush ante Al Gore en 2000 hubiera levantado mucho menos polvareda en España. Uno de los principales problemas fue que las papeletas que se colocaron en algunas circunscripciones de Florida y las máquinas usadas en el ejercicio del derecho confundían a los electores. O eso dijeron los derrotados demócratas.

El caso no podría repetirse en unos comicios españoles, porque el formato de las listas está reglado y tienen que llevar siempre el mismo formato. En otros países las papeletas pueden ser de colores, o incluso tener las fotos de los candidatos, no solo los nombres.

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Papeleta de las elecciones presidenciales de Benin de marzo de 2016.

No son pocos los lugares en los que, una vez que has ejercido tu derecho al sufragio, te ponen un distintivo para identificarte como votante. En algunos casos como en Estados Unidos, la identificación es voluntaria y suele ser una pegatina o una chapita que reza: "Yo voté". Te la puedes poner o no, eso depende de ti.

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Pegatina de "Yo voté" en Estados Unidos.

En la democracia más grande del mundo, la India, cuando cada ciudadano vota se le marca una uña con tinta para indicar que ya ha ejercido su derecho y evitar dobles votaciones. Se trata de un pigmento especial, manufacturado con trazos metálicos, para evitar que se pueda lavar. La marca se borra al cabo de los días.

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Un votante recibe su marca tras votar en la India.

La tinta usada por las autoridades indias está creada por el Laboratorio Físico Nacional y la exportan a muchos otros países. Aunque la creación de la tinta indeleble más usada en el mundo se atribuye al mexicano Filiberto Vázquez Davila.