Todo lo que se espera de la primera reunión entre Biden y Sánchez

Todo lo que se espera de la primera reunión entre Biden y Sánchez

La defensa centrará, como de costumbre, la conversación entre los presidentes, pero la crisis con Marruecos se cuela como un nuevo punto del orden del día.

Las relaciones entre los naciones se construyen calladamente, pero la puesta en escena también es esencial para engrasar la maquinaria y forjar afinidades. Por eso es importante la reunión que hoy van a mantener en Bruselas el presidente español, Pedro Sánchez, y el de EEUU, Joe Biden. Desde que el norteamericano llegó a la Casa Blanca, en enero, no ha habido llamada directa a La Moncloa, así que es el momento de las presentaciones y de la puesta en común.

España ya se apunta un primer tanto logrando unos minutos del tiempo del demócrata en mitad de la cumbre de la OTAN. Los presidentes no sólo compartirán un codazo de pandemia o un corrillo enmascarillado, sino un aparte, una conversación. El Gobierno español ha avanzado estos días que dos serán los ejes de la charla: el papel de Madrid en la Alianza Atlántica y el reciente viaje de Sánchez a América Latina. De nuevo, la defensa arriba de la agenda pero esta vez, también la inmigración. Con otros puntos en común, además, como la lucha contra el cambio climático y el papel del multilateralismo.

EEUU, en la era de Donald Trump, presionó como nunca a los socios europeos de la OTAN para que pusieran más dinero sobre la mesa: decía que no quería ser “el cajero” ni la “tarjeta de crédito” de la organización. En 2021, nuestro país se quedó lejos de invertir el 2% de su PIB en Defensa, como exigía Washington, a pesar de invertir casi 1.500 millones más que en los doce meses anteriores (12.293 frente a 10.820). Biden ha rebajado la tensión, ha vuelto a repetir que necesita a sus aliados del viejo continente, pero es menos claro en cuanto a las exigencias económicas, si se va a adherir a las quejas expresas que hizo Trump sobre el escaso compromiso de España o calmará las aguas.

Dineros aparte, interesa confirmar la disposición de España para colaborar con EEUU en su triple papel de apéndice de Europa, protector del flanco mediterráneo y puente a África. La famosa imagen de portaaviones. En este papel, siguen siendo esenciales las bases de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla) de gestión conjunta. Justo la pasada semana se conoció la renovación del convenio por el que se rigen ambas bases por un año más. Se puede optar por renovar con nuevas condiciones debatidas o mantener las vigentes y, teniendo en cuenta el poco tiempo que Biden lleva de legislatura, se ha optado por dejar las cosas como estaban.

De fondo sigue el debate de si el Mando de Estados Unidos para África (Africom) se va a trasladar a España y, en concreto, a Rota. Actualmente, su sede se encuentra en Stuttgart (Alemania) y durante el mandato de Trump se barajó su traslado a otro lugar. Sin embargo, EEUU no ha tomado aún la decisión, mientras que los países africanos presionan para que ese mando se instale en algún país de su continente.

A EEUU también le interesan las impresiones de Sánchez de su visita a América Latina, así como sus contactos, intensos con la zona como no las tiene ningún otro país europeo. Cuadran con el plan que ha presentado en el Congreso para cambiar la política migratoria norteamericana y que, además de tumbar polémicas decisiones de su antecesor, contempla paquetes de ayudas anuales de 4.000 millones de dólares para el llamado triángulo norte de América Central -El Salvador, Honduras y Guatemala.

Su intención es combatir las mafias y la corrupción y mejorar las condiciones de vida de los locales para que no llamen a las puertas de EEUU. España tiene influencia en lo diplomático y en lo empresarial y muchos años de experiencia sobre el terreno en materia de cooperación.

El elefante en la habitación

Pero aunque la agenda oficial no lo cite, habrá un elefante gigante en la habitación, se trate o no se trate: Marruecos. El vecino norteafricano sigue tensando la cuerda con España porque quiere que se posicione a su favor en el conflicto del Sáhara Occidental, de ahí crisis como la de mayo en Ceuta. Rabat lo hace porque se ve empoderado gracias, precisamente, a EEUU: el pasado diciembre, ya en funciones, Trump avaló la soberanía marroquí sobre este territorio, que un día fue español y que sigue sin votar en referéndum sobre su independencia, como planteó la ONU.

¿Por qué actuó así Trump? Para pagar a Mohamed VI el favor de recomponer sus relaciones con Israel, una senda que han tomado varios países árabes, sobre todo del Golfo Pérsico, animados por promesas y favores de Washington y olvidando en el camino la causa árabe, palestina. No se sabe aún lo que hará Biden, si ratificará lo dicho por el republicano o se ceñirá a las resoluciones, claras, de Naciones Unidas.

Marruecos es un socio importante para Washington y de ahí la tibieza con la que Biden -obsesionado en su política doméstica y molesto cuando algo en la esfera internacional le hace levantar la cabeza- ha abordado este problema, dice que lo está estudiando. De hecho, con casi 9.000 personas entradas en Ceuta, lo que hizo su secretario de Estado fue respaldar el papel internacional de Marruecos y la “sólida asociación bilateral” entre los dos países. El pasado 7 de junio, incluso, Africom comenzó precisamente sus maniobras militares African Lion 21, otro espaldarazo.

Y, sin embargo, es complicado pensar que EEUU vaya a dejar pasar como si nada la apertura de fronteras a inmigrantes sin papeles con otro aliado como es España, en plena frontera sur de la Unión Europea, o la dejación de responsabilidades en vigilancia o seguridad, tanto para inmigración como para narcotráfico, con la que Rabat amenaza cuando se tensan las cosas con Madrid.

Concordia y sintonía

El viernes, en los contactos preparatorios de la reunión, ya conversaron el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, una llamada que transcurrió con “cordialidad y sintonía”, según el Gobierno español. Según el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, Blinken reafirmó a Laya “la fortaleza de la alianza, la amistad y la relación trasatlántica” entre España y Estados Unidos. Ya apuntaba a la inmigración como una preocupación común al resaltar “el compromiso de Estados Unidos con la migración realizada mediante canales regulares y de forma segura, ordenada y humana”, aunque el portavoz no entró en más detalles.

Además de reiterar el apoyo de Estados Unidos a la OTAN, el jefe de la diplomacia estadounidense ha trasladado el compromiso de Washington de “trabajar con la UE y otros socios para abordar desafíos compartidos”, para los que pone sobre le mesa localizaciones concretas: “Oriente Próximo, Venezuela y Nicaragua”.

El alivio de los aranceles

El marco de relaciones entre EEUU y España es correcto, como corresponde a dos buenos y viejos socios, pero en los últimos tiempos se había oscurecido por la imposición de aranceles por parte de Washington a productos clave en nuestra economía, como el aceite de oliva, el queso, el vino o los productos porcinos, dentro de un castigo general a la UE. El alivio llegó en marzo, con una moratoria alcanzada entre la Unión Europea y EEUU para la retirada temporal de esa losa.

El aceite de oliva envasado de origen español y la aceituna verde soportaban desde octubre de 2019 unos aranceles del 25% con motivo del conflicto comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea a cuenta de las ayudas concedidas al sector aeronáutico, un gravamen que causó pérdidas de entre el 70 y el 80% de las ventas en el país americano. Queda tela que cortar en esta guerra comercial, pero al menos con Biden, en ese punto, a España le va mejor, siendo como era el país más afectado por la medida de Trump, como explicaba el pasado noviembre Juan Verde, asesor español de Biden.

Una cita clave para La Moncloa

En La Moncloa se lleva trabajando meses de manera discreta para esta cita. Desde el Gobierno se resta importancia a que haya pasado tanto tiempo hasta verse o hablar entre los dos mandatarios, pues creen que el norteamericano ha centrado sus esfuerzos en la polarizada política interna de EEUU. Los equipos de ambos presidentes, liderados por Iván Redondo y Ron Klain, han colaborado intensamente estos días para que todo salga bien.

Las dos administraciones tienen muchos puntos en común, apreciando especialmente el Gobierno español el talante de Biden en temas como el cambio climático, el multilateralismo y el feminismo. La señal que emiten los de Sánchez es que esta cita va a servir para iniciar una etapa con mucha más colaboración entre los dos países. Se da mucha importancia a que los dos presidentes quiere reforzar ese vínculo transatlántico y el madrileño lleva bajo el brazo su propuesta de que España acoja la cumbre de la OTAN en 2022.