Saben lo que están haciendo
Ya sé que no son buenos tiempos para defender la política. No hablo ya siquiera de la dignidad de la acción y de la actividad política, sino del espacio público en el que se ventilan nuestros derechos de ciudadanía. En estos precisos momentos, sin embargo, lo considero necesario, quizás más urgente que nunca. Porque a rebufo de la crisis, las voces que han venido advirtiendo contra los riesgos del populismo antipolítico se han demostrado certeras.
Esta crisis ha espoleado el populismo, que no es sino la nueva forma de la extrema derecha. El clima antipolítico se hace cada vez más hostil a la argumentación. Sé muy bien hasta qué punto se ha hecho impopular defender la política y los políticos. Pero hay que hacerlo.
Entre las medidas brutalmente antisociales despachadas con regocijo por el Gobierno del PP, hay una que ha pasado inadvertida en la melé de los hachazos: El diezmo de la política, reduciendo, por ejemplo, un 30% el número de concejales y hasta un 50% acumulativo la financiación de los partidos y de los sindicatos.
Estas medidas responden a un enfoque equivocado, profundamente antipolítico, obtuso, pero no inocente.
Alguien debe decirlo, incluso especialmente en un momento tan terrible para el crédito o prestigio de la actividad política, a cuyas dificultades tanto han contribuido quienes practican la política como si de verdad fuera una profesión, carente de principios de ética. Porque la política no es "lo que hacen los políticos": es un espacio público y de ciudadanía.
La participación es un derecho fundamental, y como todo necesita una dimensión prestacional. Soporte y recursos públicos. Es mucho lo que está en juego. Sin financiación pública de la competición política no hay política viable ni alternancia, ni pluralismo siquiera.
Lo que está pasando es grave. Y es grave, entre otras razones, porque se ha generado un clima donde decir esto es herejía y se arriesga uno al linchamiento.
La nihilización de la política es parte de los objetivos estratégicos de la derecha. La están desplazando de eje y saben bien lo que están haciendo: TVE ha acusado el cambio desde el minuto uno; la concentración de medios conservadores es apabullante; los sindicatos y los partidos de izquierda están siendo demonizados. Pero desprovistos de medios y recursos financieros para poder actuar, todo va a ir peor para la democracia y para la ciudadanía.
Están haciendo inviable la alternancia democrática e intentando reducir al PSOE a la clandestinidad. Mermar las posibilidades de representación de la izquierda no va a ayudar a combatir la aplastante mentira de que "no hay alternativa": Con un 30% menos de concejales, IU desaparecería de la mayoría de los ayuntamientos en los que tiene ahora representación, y, consecuentemente, de las posibilidades de alternancia verosímil frente a la actualmente exultante hegemonía política de una derecha que cuenta con una irrestricta financiación privada, y, como se ha demostrado, patente de corso -a menudo rayando la impunidad- para practicar lo que Gürtel ha puesto negro sobre blanco. Saben lo que están haciendo.