Así ha sido la actuación de Blanca Paloma en Eurovisión 2023

La nana flamenca de Blanca Paloma dejó este sábado huella en la gran final del festival de Eurovisión 2023, que este año se celebró en Liverpool (Reino Unido). La artista ilicitana derrochó un torrente de voz y maestría en su interpretación de Eaea, una propuesta auténtica, de honda raíz y de sabor español que supuso todo un homenaje a su Yaya Carmen, la persona que le transmitió su desbordante amor por el flamenco. 

Pese a la clase magistral de su interpretación y la experiencia artística que supuso su actuación, la española sólo pudo ser decimoséptima con 100 puntos, 95 del jurado y cinco del televoto. Un resultado muy por debajo de las expectativas, ya que las casas de apuestas le auguraban hasta una quinta posición. 

La representante, perfecta vocalmente durante los tres minutos de actuación, apostó por el sonido más tradicional para mostrar a toda Europa el valor de la cultura española a través de una candidatura auténtica, mayúscula y potente. Como si se tratara de una pieza cinematográfica, la actuación derrochó a través de cada fotograma puro arte. Una explosión de sensaciones al calor de la prodigiosa voz de la artista y la fuerza visual de su puesta en escena.

Manteniendo la esencia de la escenografía vista en el Benidorm Fest, que le otorgó el pasaporte a Liverpool frente a otros quince aspirantes, la representante se dejó envolver por una gran cortina de flecos que recreaba el mantón que le dejó su abuela. Un círculo de invocación en el que se encontró acompañada de sus cinco palmeras, que artísticamente se han denominado durante esta carrera eurovisiva como 'las mujeres'.

Con palmas, bulerías y momentos de profundo recogimiento, los versos legados de la tradición lorquiana crearon una narrativa poderosa y mágica, como el momento de extremo recogimiento cuando un haz de luz incidió sobre la mano de Blanca Paloma mientras cantaba "Mi niño cuando me muera / que me entierren en la luna / y todas las noches te vea". Una flecha de emociones que esta arquera flamenca de Elche disparó para transmitir a Europa el imponente desgarro de una nana que hizo volar muy alto a la Blanca Paloma.  

Hasta el prestigioso diario norteamericano The New York Times, en su cobertura en directo del festival, alabó a Blanca Paloma: "El de España es el primer número que adoro con todo mi corazón: intenso y raro. Desafía todas las convenciones y funciona completamente en sus propios términos. Esto es tan Eurovisión", señalaba la periodista Elisabeth Vincentelli.

"Let's fly together" ("Volemos juntos"), dijo la representante española tras culminar su actuación bajo la enorme ovación de los más de 10.000 espectadores que siguieron la final de Eurovisión dentro del M&S Arena de Liverpool. Para dicha cita, Blanca lució un corpiño esculpido sobre su cuerpo de color rojo intenso, muy acorde a la tonalidad de la actuación y parejo al vestido de sus palmeras. El vestuario de la española se complementó con un pantalón blanco goyesco, de cintura alta al estilo torero y confeccionado en cuero blanco, y unos botines también del mismo color.

Con esta Eaea, España decidió apostar por el sonido flamenco por bulerías, sonido insigne de nuestra cultura y tradición. Una propuesta arriesgada que, sin embargo, no caló entre la audiencia europea. "Hemos hecho una buena actuación y estoy orgullosa. Me quedo con esta experiencia para toda la vida", dijo Blanca Paloma tras acabar el festival. Según ella, queda "mucho trabajo por hacer para que el flamenco se siga exportando. "Esto ha sido una semilla para que vaya creciendo en el corazón de la gente. Esto no ha hecho más que empezar", señaló con cierto aire de tristeza por el resultado obtenido.