Latin Grammy 2025: la edición del repóker, el merengue y el plot twist de Alejandro Sanz

Los Latin Grammy 2025 han vuelto a demostrar que la Academia Latina, cuando quiere, puede marcarse galas que recuerdan muchas finales de la Champions League: previsibles sobre el papel, descontroladas en la práctica y llenas de giros de guion que prueban a los community managers de medio planeta. La celebrada esta noche en Las Vegas, llegó con Bad Bunny como el gran favorito de la fiesta, con Karol G en modo diva colombiana y con un Alejandro Sanz que se frotaba las manos en la alfombra roja sin saber aún que estaba a punto de protagonizar uno de los plot twist más comentados de una gala en la que el ex del Real Madrid, Sergio Ramos, ha entregado al portorriqueño uno de los gramófonos.

Bad Bunny inauguró la noche convertido en el favorito de todas las quinielas y la terminó convertido en protagonista absoluto. Cinco gramófonos dorados se sumaron a su vitrina por su DeBÍ TiRAR MáS FOToS y su ecosistema musical: mejor álbum del año, mejor álbum de música urbana, mejor canción urbana por DtMF, mejor interpretación urbana y mejor interpretación de reguetón. Un repóker histórico para él y una confirmación de que su era, a estas alturas, no va por temporadas: va por volúmenes. 

El puertorriqueño, que no suele preparar discursos (“nunca”, admitió), enlazó una serie de apariciones y subidas al escenario -saludo incluido del español Sergio Ramos, encargado de entregarle un premio- con agradecimientos a su familia, a todo su equipo creativo y a esa idea de patria que él prefiere defender con música: “Hay muchas maneras de hacer patria y defender nuestra tierra. Nosotros escogemos la música”.

En su discurso más emotivo, Bad Bunny dedicó uno de los premios “a todos los niños y los jóvenes de Latinoamérica y especialmente a los de Puerto Rico”, y dejó claro que el álbum ganó porque muchas personas “entregaron un pedazo de sentimiento y de alma” en él. Las Vegas, acostumbrada a las fanfarrias, lo escuchó en respetuoso silencio.

Aunque lo parezca, el 'conejo malo' no monopolizó el protagonismo de los Latin Grammy 2025. Porque Ca7riel & Paco Amoroso, los argentinos del momento, decidieron igualar la marca del boricua a su manera: con seis premios que consolidan su salto definitivo a la élite de la música latina. Recogieron gramófonos por mejor canción alternativa y mejor vídeo musical corto por Tetas; mejor vídeo musical largo y mejor álbum alternativo por Papota; y mejor canción pop por El día del amigo. Además, se marcaron una de las actuaciones más comentadas de la gala con sus símbolos ya icónicos: corazones rojos, gorros azules y la energía que los hizo virales en su Tiny Desk. “Esta noche los Grammy son nuestros”, gritó Paco Amoroso, y no hizo falta más análisis.

Entre tanto rugido latino llegó la otra gran sorpresa de la noche. Alejandro Sanz se subió al escenario en una categoría que Bad Bunny tenía prácticamente firmada… y recogió el Latin Grammy a grabación del año por Palmeras en el jardín: “Benito te lo he robado, perdona”, dijo al despedirse, con el gramófono debajo del brazo.. El madrileño explicó que esta canción era parte de su regreso emocional a la música después de años intensos: “La música ha sido mi vida, así que después de tantos años me he enamorado de la misma”. Por si fuera poco, repitió con el premio a mejor álbum pop contemporáneo gracias a ‘¿Y ahora qué?’.

Karol G se encargó de encender el lado emocional de la gala. Ganó canción del año por Si antes te hubiera conocido el merengue que arrasó en el verano 2024, y también se llevó el Latin Grammy a mejor canción tropical junto a Edgar Barrera. Lo importante llegó después: un discurso que se convirtió en un pequeño manifiesto. “Lo único que quedó de todo eso fue volver a raíz y volver al propósito de que yo estoy haciendo lo que hago porque lo amo, me gusta y porque nací para esto”, dijo. Y remató con un mensaje para quienes dudan de sí mismos: “Olvídense del mundo, del ruido… queda el amor y la pasión, por encima de todo”. El público respondió como si aquello fuera un bautizo colectivo.

La colombiana también se subió al escenario para cantar y bailar con Marco Antonio Solís en Coleccionando heridas, mientras la gala seguía su homenaje a la identidad latina con actuaciones de Pepe Aguilar, Nathy Peluso, Elena Rosé, Rauw Alejandro (Carita linda, Khe?) y Carín León junto a Kacey Musgraves con Lost in Translation. Pese a que el apartado de reivindicaciones políticas ha quedado casi vacío, Los Tigres del Norte sí se llevaron imágenes de la comunidad migrante en EEUU que pusieron una nota distinta entre tanta coreografía.

También hubo espacio para nuevas caras y guiños históricos. Paloma Morphy se alzó con el premio a mejor artista nueva y lanzó un mensaje para todos los que mandan sus trabajos temblando a internet: “Algún día puedes acabar en los Grammy”. Raphael, al que han nombradoeee ‘Persona del año 2025’, volvió a hacer lo que mejor sabe: llenar el escenario entero con Qué sabe nadie y Mi Gran Noche, porque a estas alturas él es prácticamente un género musical.

La representación española siguió con Las Migas, que ganaron mejor álbum flamenco, y con Aitana, que recogió su primer Latin Grammy por el diseño del packaging de Cuarto Azul’. Rafael Serrallet sumó el gramófono instrumental y, mientras el recuento final se estabilizaba, Edgar Barrera alcanzó los 29 Latin Grammy, igualando a Residente.

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