Margarita de Dinamarca, la reina incombustible que no renunció a sus pasiones

Margarita de Dinamarca, la reina incombustible que no renunció a sus pasiones

La monarca danesa abdicará este domingo en favor de su hijo, el príncipe Federico.

Retrato oficial de Margarita de DinamarcaGetty Images

“Siempre ha sido: te quedas mientras vivas. Eso es lo que hicieron mi padre y mis predecesores. Y yo también lo veo de esa manera”. Esta era la respuesta de Margarita de Dinamarca al ser preguntada por una posible abdicación en 2016. Ni se lo planteaba.

Desde que subió al trono en 1972, los daneses habían asumido que la reina más longeva de su historia, igual que hiciera Isabel II, moriría con las botas puestas. Pero en su mensaje de Año Nuevo el pasado 31 de diciembre la monarca dejó en shock a la mayoría de sus súbtidos al anunciar que abdicaría en favor de su hijo, el príncipe Federico, el 14 de enero. El mismo día en el que se cumplen 52 de su ascensión al trono tras la muerte de su padre, el rey Federico IX.

Entre las razones que dio la soberana para abdicar estaban su salud y la “factura” que estos 52 años de reinado habían dejado en ella. Margarita II se sometió a una cirugía de espalda en 2023 que la dejó varios meses de baja y en los últimos tiempos era habitual verla caminar con bastón, algo razonable para una mujer de 83 con problemas de artritis y osteoporosis.

La reina, en el momento de anunciar su abdicaciónAP

Sin embargo, estas explicaciones no fueron suficientes para algunos, que han visto en la decisión de la monarca una manera de proteger una vez más a la monarquía cediéndole la corona al príncipe Federico antes de que su reputación pudiera verse dañada después de la publicación de las fotografías en las que el futuro rey aparecía con Genoveva Casanova en Madrid. No ha pasado desapercibido que Mary Donaldson, la mujer de Federico y futura reina consorte, viajara hasta Nueva Zelanda antes de Navidad con sus hijos para estar con su familia en un movimiento que algunos medios vieron como un ultimatum. Un ultimatum que, según algunos analistas, habría terminado con la abdicación de la reina Margarita.

Razones aparte, Dinamarca vivirá el 14 de enero un día histórico y despedirá a la que era hasta el momento de su abdicación la monarca más longeva de Europa después de la muerte de Isabel II. La vida de Margarita de Dinamarca tiene muchos paralelismos con la de la soberana británica, ya que tampoco nació para reinar. Hija de los reyes Federico IX e Ingrid, Margrethe Alexandrine Þórhildur Ingrid nació el 16 de abril de 1940 en Copenhague una semana después de que Alemania invadiera Dinamarca. Era la primera hija del matrimonio y, por aquel entonces, la ley sálica impedía a las mujeres ostentar el trono danés.

En 1953, cuando la entonces princesa Margarita tenía trece años, se aprobó la abolición de la ley sálica después de consultarlo a los daneses mediante un referéndum y la primogénita de Federico IX pasó a ser su heredera. En los años siguientes la joven desarrolló su pasión por la pintura y todo tipo de disciplinas artísticas y se instaló en Reino Unido para estudiar en Cambridge y en la London School of Economics. En la capital británica conoció a su marido, el diplomático francés Enrique Laborde de Monpezat.

  Margarita de Dinamarca en el momento de su proclamación en 1972Gamma-Rapho via Getty Images

Con 31 años, el 14 de enero de 1972, Daisy, como la conocen sus familiares y amigos, se convertía en la reina Margarita II segunda tras la muerte de su padre. Un día después era proclamada en el balcón del Palacio de Christiansborg por el primer ministro vestida de riguroso luto y con lágrimas en los ojos. “La labor que mi padre desempeñó durante casi 25 años descansa ahora sobre mis hombros. Rezo a dios para que me dé fuerza para llevar esta pesada herencia. Que la confianza que le fue dada a mi padre también se me conceda a mí”, interpeló a la multitud que se agolpaba frente al palacio.

Gran popularidad y controversias con la inmigración

Una vez en el trono, la joven reina se esmeró en afianzar a la casa real danesa poniendo su deber por encima de la crianza de sus hijos, Federico y Joaquín, que han relatado en varias ocasiones cómo se educaron con institutrices echando en falta el cariño de sus padres, y de su matrimonio con el príncipe Enrique.

“Dinamarca es más importante para mí que cualquier otra cosa. No creo que jamás me haya rondado la idea de poner mi matrimonio por encima del trono”, aseguró a la periodista Anne Wolden-Ræthinge en unas conversaciones para un libro sobre su vida publicado en 1989. “Por toda Dinamarca me han recibido con grandes expectativas y me han dado tanta amabilidad y respeto. Dar la espalda a todo esto sería fallar a todo el mundo que depende de mí”, añadió la reina, que tenía muy claro que el propósito para el que se preparó desde los 13 años se cumplió el 15 de enero de 1972.

“Soy vuestra. Mi tarea es mi país, para mi país, para mis daneses”, aseveró entonces la monarca, que consiguió ganarse a su pueblo manteniéndose fiel a sí misma y alejándose de la imagen rígida que se suele asociar con una gran reina. Fumadora empedernida –"fumo donde haya un cenicero", espetó cuando la acusaron de mala influencia para los daneses– y amante de los estampados y los colores vibrantes, Margarita de Dinamarca tampoco tuvo problemas en, como una madre, reprender a sus paisanos en momentos de crisis, como en la pandemia.

Margarita II, fumando en su despacho en 1992Getty Images

Como recordó el periodista danés Anders Christian Madsen en un reciente artículo en Vogue, la soberana se dirigió a la nación en un discurso excepcional en pleno confinamiento y a pocos días de su cumpleaños, del que se tuvieron que cancelar la mayoría de celebraciones multitudinarias. “Por desgracia, no todo el mundo se lo está tomando en serio. Algunos todavía siguen organizando celebraciones y fiestas de cumpleaños. Este comportamiento no es aceptable”, espetó entonces a sus conciudadanos.

Los mensajes televisados, han sido durante su reinado su forma de comunicarse con los daneses, especialmente en su tradicional discurso de Año Nuevo. En 1984, la reina aprovechó su mensaje para cargar contra el racismo que estaban sufriendo algunos inmigrantes al llegar a Dinamarca. “Tenemos la paz, la libertad política y las relaciones para hacer de nuestro país un refugio buscado por muchos. Refugiados de orígenes muy diferentes vienen aquí, en ocasiones heridos tanto física como mentalmente”, remarcó entonces, invitando a los daneses a recibirlos con calidez, denunciando que incluso se les acosaba. “No podemos permitir eso. Si queremos que el año nuevo sea mejor que el anterior, se puede empezar por aquí”, concluyó la reina.

Casi tres décadas después, en 2016, fue Margarita II quién recibió acusaciones de xenofobia por sus palabras sobre los refugiados, muchos de ellos procedentes de Siria, que llegaban en esos momentos a Dinamarca. “Vivir en Dinamarca no te convierte en danés”, sentenció entonces en una conversación con el periodista Thomas Larson. “Aquellos que vienen del sureste de Asia son los que mejor se han adaptado. Sin embargo, casi todos los demás no han podido o no han querido aclimatarse a Dinamarca. Pensábamos que si venían y caminaban por las calles de Copenhague y hacían vida aquí, se convertirían en daneses. Era muy obvio para nosotros y pensábamos que para ellos también lo sería. Pero no ha sido así”, añadió, granjeándose numerosas críticas.

A pesar de algunos pasajes controvertidos, Margarita de Dinamarca ha sido una reina extremadamente popular, rondando unos índices de aprobación del 80% y ha mejorado la percepción que los daneses tienen de la monarquía. Cuando subió al trono el porcentaje de ciudadanos que estaban a favor de la monarquía era del 42%, mientras que en una encuesta de 2018 ascendía a más del 76%.

La tensión por el título de su marido y la crisis con su hijo pequeño

Margarita de Dinamarca tiene sangre azul por los cuatro costados e iba a ser reina de Dinamarca, pero eso no impidió que se casara con un ciudadano francés sin ningún tipo de título nobiliario aunque posteriormente se le nombró conde de Monpezat. La monarca conoció a Enrique en Londres y, tal y como ella misma reveló, fue un auténtico flechazo. Se casaron en una boda celebrada en 1967 pero el matrimonio no siempre fue fácil, en parte por las inseguridades del príncipe consorte, que no soportaba no tener el título de rey consorte.

La reina Margarita y el príncipe Enrique en 1972Getty Images

Esa frustración no solo la manifestó a su familia en privado, sino que también lo hizo de manera muy pública, poniendo a su mujer contra las cuerdas. En 2002, Enrique dejó plantada a su familia en la tradicional cena de Año Nuevo ya que se sintió “humillado” porque en ausencia de la reina, el príncipe Federico, con el que nunca tuvo una gran relación por sus celos, ejercería de anfitrión. "Durante muchos años he sido el número dos de Dinamarca y he estado satisfecho con ese papel pero no quiero quedar relegado al número tres después de tantos años", declaró sin cortarse a la prensa mientras emprendía viaje al castillo que la familia tiene en el sur de Francia.

Margarita II y sus dos hijos se desplazaron hasta Francia para intentar convencerlo de que volviera, aunque fue en vano y el príncipe consorte tardó meses en volver. Regresó cuando se dio cuenta de que las quejas no lo convertirían en rey, ya que la Constitución establece que el marido de la reina debe tener el título de príncipe consorte.

En 2017 la tensión volvió al matrimonio cuando Enrique rechazó públicamente ser enterrado en el mausoleo que la propia Margarita estaba diseñando en la catedral de Roskilde. Según él, se negaba porque no tenían el mismo rango y denunció que su mujer lo tomaba por tonto. "Mi esposa no me ha mostrado el respeto que una esposa ordinaria debe mostrar a su cónyuge. Mi mujer decidió que ella quería ser reina, y estoy muy contento por eso. Sin embargo, como persona, debe saber que si un hombre y una mujer están casados, son iguales. Si ella quiere que me sepulten a su lado, tiene que nombrarme rey consorte, eso es todo", chantajeó. La reina no cedió y Enrique murió como príncipe consorte,  fue incinerado y sus cenizas reposan en el palacio de Fredensborg y no en Roskilde.

  Enrique y Margarita, en su castillo del sur de Francia en 2004AP

La crisis con su marido no ha sido la única fricción familiar que Margarita de Dinamarca ha tenido que gestionar durante su reinado. En 2022, la monarca decidió retirar a los hijos del príncipe Joaquín, su hijo menor, los títulos de príncipes en un esfuerzo para reducir el número de miembros de la familia real y, según ella, para liberar a sus nietos de los compromisos y obligaciones reales. La decisión creó un cisma familiar y el príncipe Joaquín no dudó en manifestar su malestar en público, tanto que la soberana tuvo que disculparse por no haber tenido en cuenta los sentimientos que podía despertar su decisión, aunque no se retractó ya que considera que era lo mejor para la monarquía.

  La reina, con sus hijos Federico y Joaquín el pasado abrilGetty Images

Sobre por qué decidió tomar la decisión, la propia Margarita explicó que no quería que el príncipe Federico tuviera que enfrentarse al ‘problema’ de reducir los miembros de la familia real cuando ascendiera al trono. A pesar de que ya no tienen el título de príncipes, los nietos de la reina seguirán manteniendo su puesto en la línea de sucesión, son condes y reciben el tratamiento de excelencias.

La pintura y las artes, su verdadera pasión

A pesar de su sentido del deber con la Corona, Margarita de Dinamarca no dejó de lado sus verdaderas pasiones durante su reinado. Entre los intereses de la soberana están la arqueología, la filosofía o el bordado y ella misma elaboró decenas de tejidos para iglesias dentro y fuera de Dinamarca. Famoso es su chubasquero amarillo con flores que elaboró utilizando un hule y que ha vestido en infinidad de ocasiones. 

  La soberana, con su extravagante chubasquero en 2017Patrick van Katwijk/Getty Images

Especialmente notable es su interés por la pintura, que ha desarrollado durante toda su vida, ya que no ha dejado de pintar en sus ratos libres y sus obras han llegado a exponerse en museos de todo el mundo. En los setenta y bajo el pseudónimo de Ingahild Grathmer ilustró las portadas de la trilogía de El señor de los anillos en Dinamarca. 

La reina también ha trabajado como guionista en varias películas y, siendo bilingüe en francés, alemán, ingles y sueco, traducido a la filósofa francesa Simone de de Beauvoir, y ha sido especialmente prolífica como diseñadora de vestuario y escenógrafa. En sus años de reinado, Margarita II ha trabajado mayoritariamente con el Ballet Real de Dinamarca o el Teatro Tivoli, pero también en algunas películas. La última Ehrengard: The Art of Seduction (Netflix) para la que preparó 51 piezas de vestuario por las que ha sido nominada en los Robert Awards, considerados los Oscar de Dinamarca. 

Qué hará después de abdicar

Una vez Margarita de Dinamarca firme la abdicación y su hijo Federico sea proclamado oficialmente, la monarca seguirá manteniendo el título de reina y el tratamiento de Majestad. Eso sí, al contrario de lo que sucedió con Juan Carlos I en los primeros años tras su abdicación, la reina no tiene pensado seguir participando en actos oficiales.

La monarca pretende centrarse en vena artística, pasar temporadas en el castillo familiar del sur de Francia y estar más tiempo con sus hermanas, Benedikte y Ana María —cuñada de la reina Sofía—, ambas viudas.