Si los mendrugos que nos gobiernan tuvieran un poco de buen sentido estarían estudiando de manera muy seria el impacto que Airbnb y Uber pueden tener en la tasa de paro y en el ICOR antes de lanzarse a prohibir nada, pero para que ello ocurra deberemos quizás obligarles a bajar del coche oficial primero, y hacerles pagar los taxis de su bolsillo después.