Si alguien pensó que con el despiece en el matadero que los socialistas se han aplicado a sí mismos se acababa la tristeza entre las fuerzas progresistas, ya puede ir abandonando sus esperanzas. Podemos no va a decepcionar en tensiones. Hasta su próximo Congreso, Vistalegre II -en enero, para aprovechar el tirón de los pablistas, no sea que se disipe el impacto- veremos de todo. Y mientras, el entorno de Iglesias deja que se extienda eso de que "Pablo puede irse".