Este verano, con los más peques de la casa, hemos disfrutado mucho con la lectura de Olili y sus aventuras. Son cuento publicados en inglés y en español donde se mezcla la aventura de leer y la de aprender inglés.
Lo que causa perplejidad y estupor es que estas alturas algunos medios difundan artículos u opiniones que critiquen el acento de una persona, puesto que se supone que los medios están a cargo de gente documentada y con algún rudimento sobre qué es y cómo funciona una lengua.
El que causa més perplexitat i estupor és que aquestes altures alguns mitjans difonguin articles o opininions que critiquin l'accent d'una persona, atès que se suposa que els mitjans estan a càrrec de gent documentada i amb algun rudiment sobre què és i con funciona una llengua.
Lejos de dominar el inglés, seguimos empeñados en inventar otro parecido, paralelo, castizo y solo entendible dentro de nuestras fronteras. Esa querencia por producir otro idioma nos lleva a llamar a la nueva tableta de Microsoft 'surfeis', y a la red profesional 'linquetin' o 'linquedin'.
¿Por qué será? ¿Tenemos acaso una incapacidad genética que nos lo impide? Desde luego que no. ¿Es nuestra inteligencia más limitada que la de los escandinavos, en cuyos países hasta los carteros suelen hablar en un digno inglés? No me lo parece.