nacionalismos

¡Que hablen los mudos!

¡Que hablen los mudos!

Es una lástima que los representantes de la nueva política estén más callados que un muerto y solo se oiga y se vea la voz y la escenografía de su jefe de filas. Se podría llegar a pensar que, más que de círculos podemitas, estamos hablando de cotos, propiedad del cacique. No sé si los profesionales de la prensa tendrían algún interés en trasladar a sus lectores, oyentes y televidentes la cualificada opinión de esos diputados culiparlantes que parece que solo aspiran a hacer el caldo gordo a independentistas.
Cataluña, Escocia, Quebec: el ADN del nacionalismo

Cataluña, Escocia, Quebec: el ADN del nacionalismo

España, el Reino Unido o Canadá tienen que permitir que la gente elija el orden de su fidelidad. Yo no tengo derecho a decirle a un quebequense que tiene que amar a Canadá más que lo que ama a Quebec; eso lo decide cada uno, no se le puede imponer a nadie. Así es como sobrevive nuestra sociedad, permitiendo la libertad de la pertenencia, la libertad del apego. Esa es la justificación más importante de una sociedad multinacional, multilingüe, multiétnica, esa es la razón por la que lucho.
La gran boda eurófoba

La gran boda eurófoba

Felicidades, Marine Le Pen y Geert Wilders. Hoy estáis de enhorabuena. Pero lo que no sabéis es que mientras celebráis a bombo y platillo vuestra gran boda eurófoba, hay una enorme masa de jóvenes (y no tan jóvenes) dispuestos a aguaros la luna de miel.