Zonas rurales poco desatendidas y sin servicios sufren ahora repetidos temblores, sobre sus edificios hechos harina, mientras Rabat cierra la puerta a la llegada de ayuda humanitaria de países como Francia o Alemania.
Más de la mitad de los 2.122 muertos registrados por el momento fueron en esas localidades de la provincia de Al Haouz, en el sur de Marrakech, donde los testimonios se repiten: pueblos destrozados y complicadas vías de ayuda.
Diez días después del sismo que deja cerca de 40.000 fallecidos, los equipos de rescate siguen encontrando supervivientes bajo los escombros de los edificios.
Tras el rescate, el padre y su hija han sido llevados a un hospital después de recibir primeros auxilios, todo ello entre aplausos a los servicios de rescate.
Un segundo temblor de magnitud 7,6 vuelve a sacudir la tierra en plenas tareas de rescate. El Gobierno turco declara "el nivel más alto de alarma", que implica la solicitud de ayuda internacional. La alerta por tsunami que se declaró en la costa de Italia se revoca una hora más tarde.