Las ficciones que recomiendo que vea la ultraderecha y sus votantes

Las ficciones que recomiendo que vea la ultraderecha y sus votantes

Lista de ficciones que te ayudan a situarte en el siglo XXI.

Cartel de 'Podría destruirte'.HBO

La extrema derecha que ya gobierna en autonomías y ayuntamientos, y que aspira a mandar en España tras el 23J, tiene en su programa varios asuntos de calado que concretó a principios de julio. El aborto (no), el colectivo LGTBIQ+ (fuera banderas), la eutanasia (tampoco), las leyes de igualdad y sus derivados (fuera también), la crisis climática y la violencia machista (no existen), la ley de memoria democrática (para qué).

Al repasar algunos de sus caballos de batalla te das cuenta de que hay decenas de series disponibles en plataformas que, digamos, los desmontarían a poco que te pusieras a verlas con la mente abierta. En este texto aparece una lista de ficciones que te ayudan a situarte en el siglo XXI, que analizan los derechos sociales, los avances democráticos, los valores que están protagonizando la conversación y los debates de estas elecciones. Sobre el aborto, por ejemplo, hay decenas de obras de ahora y de antes que cuentan cómo sus protagonistas deciden abortar porque NO desean ser madres. Supongo que pasarían desapercibidas para el sector más conservador, de lo contrario, imagino, habrían enviado al rodaje a la plataforma Hazte oír.

En La casa de papel, una de las rehenes, Mónica, que sabe que está embarazada de su amante, Arturo, que está casado y que es un idiota, pide una píldora abortiva cuando se entera de que el secuestro durará varios días. El capítulo se emitió en Antena 3 y tuvo un 25,1% de audiencia, con 4.090.000 espectadores. Nadie protestó. Ahora se puede ver en Netflix. De la cabeza de Álex Pina, creador de esta serie, salió tiempo después otra trama que tenía que ver con la interrupción voluntaria del embarazo. Fue en El embarcadero, de Movistar Plus+. Una de las protagonistas, que encarna Verónica Sánchez, decide abortar, contrariamente a lo que quiere su marido, Álvaro Morte. Cree que no es el momento de ser madre, pese a que su pareja, que mantiene por cierto una relación paralela con otra mujer, sí lo desearía. Hasta la simpática Sexo en Nueva York, 25 años atrás, abordaba el tema. Miranda decide que no va a seguir adelante con su embarazo. Samantha lo había hecho dos veces y Carrie una. Charlotte no, pero entendía que sus amigas eran libres para hacer lo que les diera la gana. Ninguna de todas estaba arrepentida, y lo mejor, ¡todas estaban dentro de la ley! La serie mostraba que abortar podía ser una buena y oportuna decisión.

Scandal, con un primerísimo plano, explica el aborto voluntario de su protagonista, Olivia Pope. Anatomía de Grey, donde se aborda el tema con naturalidad. O Girls. En la cuarta temporada, Adam le propone a su novia Mimi-Rose salir a correr y ella le suelta, tan pancha: "No puedo, ayer me hice un aborto". Él se altera, ella le explica que no tenía intención de ser madre, él le pregunta si era niño o niña y ella le dice que "era una bola de células más pequeña que una perla, no tenía pene ni vagina".

Podríamos dedicar una página entera, o varias, a las ficciones sobre violencia machista, sobre el consentimiento, el acoso, que salpican todas las plataformas (que no cadenas generalistas), pero vamos solo con un par de ellas, de estos dos últimos años, que marcan una pauta definitiva. Creedme (Netflix) es una miniserie basada en un caso real, el de la joven Marie Adler, criada en casas de acogida, y agredida sexualmente, que pone en cuestión el maltrato social, policial, judicial a las víctimas de violación. Un true crime en clave feminista (algo insólito) de relumbrón cuyo relato te resulta inconcebible y que te deja estaqueada. El libro, la crónica periodística, en el que está basada la ficción se llevó el premio Pullitzer y diría que es aún más desasosegante. Otra serie, Podría destruirte (HBO Max), que cuenta la historia real de su creadora y protagonista, serviría para cerrar este círculo, en cuyo interior se han colado y se siguen colando cientos de ficciones que cuentan, además del grueso de las historias de maltrato, acoso, agresión, todos los matices que las envuelven, algo que las hace más sólidas, más tremendas. En el drama británico Podría destruirte, su creadora Michaela Coel cuenta su propia historia: una noche de fiesta alguien colocó droga en su copa y la agredió sexualmente, algo de lo que ella solo fue consciente días después. La desazón, el relato del trauma, la complejidad de casos así está perfectamente contado en esta serie, a la que la autora dedicó dos años de su vida.

Mundo LGTBIQ+

Por molestar, molesta incluso que haya tantas letras. Y todo lo que significa: que se casen, que se besen, las banderas, que adopten, que quieran tener los mismos derechos que los heterosexuales… Así que aquí van algunas recomendaciones para ver si podemos disminuir esa inquina. It’s a Sin, que cuenta los inicios del Sida en los años ochenta en Londres. Una historia preciosa de amistad, que explica bien los estragos que causa la intolerancia en familias enteras, conservadoras o no. Luego está Transparent, qué lección tan grata de sentido común, con ese padre, ya en la vejez, que decide cambiarse de sexo, algo que siempre deseó y nunca se atrevió a contar. La película Carol, basada en una novela de Patricia Highsmith, que habla del amor entre dos mujeres, ya en aquel 1952. O la serie Queer as Folk: es imposible no sentir empatía, amor del bueno cuando la ves. O la dulcísima Heartstopper, de dos adolescentes chicos que se quieren de verdad, y que, oh maravilla, pueden vivir su amor juvenil con alegría. Aunque por resumir, pondría en las casas de los cercanos a la ultraderecha, el anuncio que lanzó esta navidad, ¡la marca de güisqui, JB! Si eso no conmueve, me retiro.

Dentro de este apartado gay, voy con una serie que tiene que ver también con la memoria histórica: Las noches de Tefía, obra deslumbrante de Miguel del Arco, que ha estrenado Atresplayer. Cuenta la historia, casi desconocida, de uno de los campos de concentración franquista para vagos, maleantes y maricones. Que sí, que existieron. Hay archivos, libros, documentos…

Sobre la crisis climática y su negación, bastaría con asomarse a la ventana y que te llegue el golpetazo de calor, pero por si acaso eso no es suficiente, recomiendo la serie Apagón (Movistar Plus+) inspirada en el podcast El gran apagón, de José Antonio Pérez. Plantea en diferentes escenarios un apocalipsis que cada vez parece más real, más próximo, más certero, como ocurre ya con los primeros episodios de las primeras temporadas de la futurista Black Mirror.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.