Jéssica Albiach, candidata de Comunes en las elecciones catalanas: "No estamos en 2017, toca hablar de futuro"

Jéssica Albiach, candidata de Comunes en las elecciones catalanas: "No estamos en 2017, toca hablar de futuro"

La coordinadora nacional de Catalunya en Comú quiere poner en el centro del debate electoral "el blindaje de los servicios públicos" frente a una gestión de Gobierno "inexistente que no está para triunfalismos".

Jéssica Albiach, en el Parlamento de Catalunya.Europa Press via Getty Images

“No estamos ya en 2017”. Jéssica Albiach, candidata de Comuns Sumar a las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo, no quiere seguir hablando del pasado. “Frente a quienes quieren restituir el pasado, es hora ya de hablar del presente y futuro de Cataluña”, apunta. Periodista de formación, Albiach es diputada del Parlamento de Cataluña desde 2015.

La también coordinadora nacional de Catalunya en Comú, junto a Ada Colau y Candela López, ha vivido muy de cerca todo el conflicto catalán y cree que toda persona progresista debería ver con buenos ojos la aplicación de la ley de amnistía y el regreso a Cataluña del expresidente Carles Puigdemont. Lo que quiere, no obstante, es confrontar su modelo contra el de Junts, y que partidos como ERC y el PSC se comprometan a conformar un gobierno progresista. Considera “una anomalía que, teniendo el Parlamento más progresista de Europa, se siga pactando con la derecha”.

Para Albiach, “Cataluña no está para triunfalismos”. Los últimos Gobiernos, centrados más en el proceso soberanista, “han abandonado los servicios públicos”: “Hay demasiados récords que preferiríamos no tener: récord en pobreza infantil, récord en listas de espera de dependencia, récord en precios de la vivienda, récord en reducción de pediatras, récord de menos renovables...” ¿Su deseo? “Que el próximo Gobierno de Cataluña tenga en el corazón la vivienda, la sanidad, la educación y la transición justa”.

Pere Aragonès les responsabiliza de que no haya Presupuestos en Cataluña y, por tanto, del adelanto electoral. ¿Es así?

Aquí lo que ha pasado, y el tiempo nos está dando la razón, es que Aragonès quería la convocatoria electoral desde hace tiempo. Para él, los Presupuestos eran secundarios. No estaba dispuesto a mover un solo dedo para tenerlos. Ya en enero ERC lo escoge como candidato para las elecciones, más de un año antes de la fecha en la que tendrían que producirse, en febrero de 2025. Además, antes de la votación de los Presupuestos, mete a su jefe de campaña histórico dentro del Gobierno. A ERC les ha dado igual incumplir lo que les reclamamos en los Presupuestos del año 2023, cuando para nosotros era una condición importante que se descartase convertir Cataluña en el mayor casino de Europa. El Hard Rock era, sorprendentemente, la condición del PSC para votar a favor. Y ya entonces ERC dijo que no era su modelo pero no se plantó, por lo que nos llevaron a una votación con unos Presupuestos sin apoyos. Aragonès estaba más preocupado en convocar elecciones que en atajar problemas como el de la sequía. El problema de la gestión del Gobierno de ERC es que no ha habido gestión. Durante todos esos días, Aragonès se dedicó a hacer muchas propuestas, estando más activo como candidato que como presidente. ¿Por qué? Porque no puede hacer balance de Gobierno. La realidad, por ejemplo, es que Cataluña sufre una crisis educativa de primer nivel, una materia que ERC lleva gestionando desde hace más de seis años; tenemos problemas para acceder a la sanidad primaria, con citas que se alargan más de 15 días; estamos en la cola de España respecto a las renovables...

¿Por qué votaron los Comunes en contra de los Presupuestos? ¿Solo por el Hard Rock?

Pusimos tres condiciones. La primera, que se cumplieran los acuerdos de los Presupuestos de 2023, algo que no sucedía. De hecho, había incumplimientos flagrantes, por ejemplo en el tema sanitario. Habíamos hablado de invertir 40 millones para el dentista público, partidas importantes para salud mental... Nada llegó. También había mil millones de euros para vivienda y no llegaron ni a 700. La segunda, que las prioridades de los Presupuestos del 2024 tendrían que ser sanidad, educación, vivienda y transición justa. Una de las medidas que más reclamamos fue la de recuperar la sexta hora lectiva en los centros educativos públicos. Cuando Convergencia hizo sus recortes, los centros concertados se quedaron con una hora más que los públicos. Pues ERC no ha querido recuperarla. Y luego, por último, estaba el tema del Hard Rock, el casino más grande de Europa en Tarragona que, en plena sequía, supondría un consumo de agua igual al de una ciudad de 30.000 habitantes. El Hard Rock traería más inseguridad, delincuencia, blanqueo de capitales... Además de facilitar el acceso a adicciones y a la ludopatía, el principal problema de salud pública en nuestro país. El Hard Rock potencia un modelo productivo que no es hacia el que queremos ir, un modelo en el que el 58% del PIB depende del turismo, un modelo que está demostrado que trae precariedad y pobreza a los y las trabajadoras.

¿Y cuál sería su propuesta respecto al turismo?

No hay que criminalizar a ningún sector, pero sí diversificar la economía. Las ciudades no pueden ser parques temáticos ni decorados de Instagram. Con la sequía hay restricciones para la agricultura, la industria, los ciudadanos hacemos esfuerzos... Pues para el turismo hay barra libre. Debemos diversificar, es decir, generar más industria, relocalizarla... De Cataluña han marchado muchos sectores estratégicos. Debemos impulsar la formación profesional, conectar el mundo económico con el universitario y académico para retener talento, y apostar por un turismo sostenible. Por eso estamos en contra, por ejemplo, de la ampliación del aeropuerto del Prat. No pueden llegar 20 millones de personas más cada año. Con lo que tenemos ahora, estamos al límite de nuestras capacidades. Y, como te decía, el turismo actual potencia un modelo de precariedad. Hay municipios eminentemente turísticos en los que ya conocemos personas que necesitan tres trabajos para llegar a final de mes. A ello se suma el fuerte impacto de este turismo en el acceso a la vivienda, con los apartamentos turísticos o de temporada. Los precios se disparan y, en definitiva, nos expulsan de nuestros barrios.

Esta semana dijo que “la vivienda no puede seguir siendo una fuente inagotable de beneficios para fondos buitre y especuladores”, que “es un derecho que debemos garantizar y proteger”. ¿Cómo se garantiza ese derecho?

Para empezar, tenemos que abordar el precio de los alquileres, sobre todo en lo relativo al precio de los alquileres de temporada. Es un modelo que podría funcionar para casos muy concretos, pero no están sujetos a la regulación, por lo que se usan como puerta de atrás para que los grandes propietarios puedan subir los precios. Es esencial que regulemos los alquileres de temporada, que haya controles, inspecciones y sanciones para grandes tenedores que no cumplen la legislación. Y para ello es importante que no dependa de la voluntad de cada Comunidad Autónoma. Es verdad que en Cataluña hay un sentir mayoritario de ir en esta dirección, pero en otros lugares, como Baleares, donde gobiernan PP y Vox, no están dispuestos.

¿Qué perspectiva tienen de las elecciones? ¿Y qué pasa si, al final, se repite la aritmética parlamentaria?

Me gustaría dejar claro, antes, que estas elecciones, con uno de cada tres niños en riesgo de pobreza, no pueden plantearse como una competición entre ERC y Junts, entre Aragonès y Puigdemont. Van de dos modelos: uno que representa Junts, que han asumido el PSC y ERC, basado en el modelo productivo de siempre: macroproyectos, servicios públicos que da igual si son concertados o privados, cero respetuoso con el territorio y sus trabajadores... Y, luego, otro modelo, que es el que defendemos los Comunes, que pensamos que lo que se necesita es la Cataluña que viene, lo la del pasado. No podemos esperar más: tenemos que ser punteros en energías renovables, disponer de tiempos decentes para ver al médico, que la educación sea la base de la igualdad de oportunidades, que la vivienda no sea un privilegio en manos de cuatro. Tenemos que blindar nuestros servicios públicos. Y respecto a la política de alianzas, soy muy clara. Es una anomalía que, teniendo el Parlamento más de izquierdas y más progresistas de Europa, al final siempre se acabe gobernando con la derecha. Sabemos que no van a pactar con la extrema derecha de Vox o Alianza Catalana, pero lo que les pedimos a PSC y a ERC es que no pacten con el PP o con Junts. Merecemos un Gobierno progresista. Ahora mismo, cuando les emplazo a no hacer Gobierno con Junts, ERC no lo descarta y el PSC dice que lo vería difícil. Pues yo lo veo imposible. Votar a los Comunes es el único voto seguro para que Junts no esté en el Gobierno. Salvador Illa, el candidato del PSC, tiene un modelo económico muy cercano al de Junts, más al de Junts que al de Pedro Sánchez, de hecho, defendiendo la ampliación del aeropuerto de El Prat, el casino más grande de Europa... Todas las encuestas nos dicen que salen los números para un Gobierno progresista, pero no puede ser solo nominalmente progresista, tiene que hacer políticas progresistas. De ahí la importancia de que estemos en el Gobierno. Nosotros no estamos por estar, estamos para transformar, sabiendo que la mejor manera, o la más directa, de hacerlo es estando en el Gobierno. En los últimos tiempos le hemos ido dando herramientas al Gobierno de Aragonès, y no las ha sabido utilizar. Le dimos, por ejemplo, la ley de los Barrios Verdes, que consistiría en actualizar la ley de barrios de Pasqual Maragall. Pues no han puesto ni un euro para desplegarla. No sirve de nada darle herramientas, tienes que hacerlo tú.

¿Y si el PSC o ERC buscan apoyos de investidura y gobernar en solitario?

Ese escenario no se dará, no es garantía para un Gobierno progresista. Yo quiero uno que sea estable y sólido. Basta ya de las angustias y de los equilibrios para ir encontrando aliados en cada una de las votaciones. El PP, además, ya ha descartado dar su apoyo al PSC. Y vemos cómo el PSC y ERC se han levantado el veto que tenían, aunque ya pactaran en el Estado, en diputaciones, en municipios como Barcelona... Sería absurdo que no se diese ese pacto.

¿Cómo influye el Gobierno estatal con las elecciones catalanas? ¿Puede haber pactos supeditados a lo que se acuerde en el Estado?

Me parecería una falta de respeto a los catalanes y catalanas que se jugase al intercambio de cromos. Cataluña no puede depender de un intercambio de cromos a nivel estatal o municipal. Los acuerdos que se den a nivel catalán tienen que ser en base a contenido. Queremos que el próximo Gobierno de Cataluña tenga en el corazón la vivienda, la sanidad, la educación y la transición justa. Esas son nuestras condiciones. El voto a Comunes para que no seamos el casino de Europa, para que Junts no esté en el Gobierno, para que todas las personas que quieren que el Gobierno lleve a cabo las medidas que necesitamos. Llevamos ya más de una década en la que la gestión es inexistente.

La candidata de Comunes, Jéssica Albiach, escucha al presidente de Cataluña, Pere Aragonès, en el Parlamento.Europa Press via Getty Images

¿Comparten la idea de que, tras la amnistía, deben ir a por un referéndum pactado?

Nosotras siempre hemos defendido que Cataluña tiene que poder votar para decidir su futuro. Eso sí, vemos que ERC habla más del referéndum ahora que durante estos tres años. Aragonès está recuperando como candidato la agenda que abandonó como presidente. Y lo hace básicamente por competir con Junts, por electoralismo. Lo hace porque no puede hacer balance de gobierno. Habla más del referéndum en campaña que como presidente. Y nosotros no hemos cambiado nuestra postura, que los catalanes puedan votar. El próximo Gobierno tiene que trabajar en dos líneas: primero en todas las transformaciones a nivel social y económico; y, segundo, en la reactivación de la mesa de diálogo. Es importante que esta mesa acabe de ver cómo se aplica la ley de amnistía y también aborde la reforma del sistema de financiación, caducado desde hace diez años y profundamente injusto. Recibimos como si fuésemos el 13% de la población cuando somos el 17%, y una situación de infrafinanciación complica el blindaje de los servicios públicos. Hay que profundizar también en la protección del catalán, que ya se puede hablar en el Congreso, pero aún no en Europa, y culminar el traspaso de los trenes de cercanías.

¿Cómo puede afectar el regreso de Puigdemont la perspectiva electoral?

No estamos en 2017. Las necesidades no se han reducido, se han agravado, y es por una falta de gestión de los distintos Gobiernos de la Generalitat. Creo que el regreso de Puigdemont es una buena noticia, que se pueda aplicar ya la ley de amnistía, no solo para los independentistas, también para todas y todos los que queremos hacer política desde la fraternidad y no desde la venganza o el rencor. Pero lo que queremos también es hablar más del futuro que del pasado.

Puigdemont ha dejado entrever que se irá de la política activa si no es presidente.

Es el candidato de Junts y eso se lo tendrá que explicar a sus votantes. Nosotras preferimos centrarnos en confrontar el modelo de Junts en materia económica y social. Insisto, no estamos en 2017. Ellos hablan de restituir el pasado y a mí me gusta insistir en que hay que restituir el presente y el futuro de Cataluña.

Su lema de campaña es ‘La Catalunya que ve’ (La Cataluña que viene). ¿Cuál es para usted esa Cataluña?

Es una Cataluña que ya no puede esperar más. Siempre hemos estado orgullosas de Cataluña, pero ahora hemos perdido el tren de la innovación, de la vanguardia, de los servicios públicos... En los últimos años Cataluña ha perdido su capacidad de liderazgo y de tractor. La Cataluña que viene es una Cataluña en la que confiamos, de la que nos sentiremos de nuevo orgullosas, una Cataluña referente en la atención y el cuidado de sus gentes, una Cataluña que fortalezca sus servicios públicos, entendiendo que en ningún caso pueden ser privatizados; una Cataluña con un modelo productivo diversificado, con espacio para el turismo pero también para la industria, la agricultura; una Cataluña pionera en transición ecológica justa. Es verdad que no es culpa de los Gobiernos que no llueva, pero si el no haber planificado, por ejemplo, las desaladoras. Hay algunas que se acaban de aprobar ahora y verán la luz en 2028 o 2029, pero estaban ya pensadas y proyectadas hace 14 años. Alguien decidió que no era una prioridad.