Dentro de la marea de la Falange para el 'homenaje' a Primo de Rivera: "Su propia familia le ha traicionado"

Dentro de la marea de la Falange para el 'homenaje' a Primo de Rivera: "Su propia familia le ha traicionado"

Muchos de los concentrados frente al cementerio de San Isidro lamentaban que los familiares hubieran "pactado" con el Gobierno su exhumación del Valle de los Caídos

Falangistas muestran banderas preconstitucionales en el cementerio de San Isidro.PATRICIA DONOHOE / EL HUFFPOST

Banderas preconstitucionales, camisetas con el escudo de la Falange y saludos con el brazo en alto. La concentración para homenajear a José Antonio Primo de Rivera durante el traslado de sus restos del Valle de Cuelgamuros al cementerio de San Isidro, ubicado en el distrito madrileño de Carabanchel, ha devuelto por unas horas al presente el enaltecimiento de la dictadura y los cánticos del 'Cara al sol' en pleno Madrid.

Unas trescientas personas han acudido este lunes a los alrededores del camposanto para rendir tributo al Fundador de la Falange entre un importante dispositivo policial que, sin embargo, no ha impedido que una buena parte de ellos acabara rompiendo uno de los cordones de seguridad y se aproximara a las puertas del cementerio para gritar "gobierno genocida" o "primero asesináis y luego profanáis", entre otros cánticos, al tiempo que exhibieron de forma impune símbolos franquistas o de ideología nazi.

Una decena ya se encontraba desde primera hora de la mañana en los alrededores de San Isidro esperando pacientemente el vehículo que trasladaría los restos de Primo de Rivera. Ignacio Menéndez, uno de los rostros más conocidos del movimiento, ejercía de primer portavoz ante los medios para expresar su rechazo a la exhumación. "Aquí estamos muchos que no tuvimos ningún privilegio durante el régimen de Franco pero que nos enamoramos de José Antonio al leerle", explicaba. En su conversación con El HuffPost, no dudó en tildar de "villanía" dicha decisión y sostuvo que quienes "lo asesinaron están llevando a cabo ahora su profanación". Además, con la salida de Primo de Rivera del Valle de los Caídos, el complejo monumental que Franco ordenó levantar tras la Guerra Civil dejaba de tener sentido para él. "Yo no voy a volver nunca más", se mostraba rotundo. 

Ignacio es el único de los que dialogó con El HuffPost que consideraba que la familia del fusilado en 1936 había querido adelantarse a la voluntad del Gobierno para reubicar sus restos, dado que la Ley de Memoria Histórica impide que ninguna tumba se encuentre en un lugar preeminente dentro del templo. Eva Lobato, otra 'ilustre' del falangismo, afirmaba en cambio que fue "más digno el comportamiento de la familia de Franco en su exhumación" que la mostrada en esta ocasión por los Primo de Rivera. "Si se hubieran molestado en conocer a su antepasado sabrían que su José Antonio no es sólo de ellos", señalaba.

Una misma idea que compartía Jesús Muñoz, otro de los concentrados. "Nunca han dado la batalla por su familiar y han pactado con el Gobierno sin contar con quienes somos los herederos de José Antonio", explicaba. Otro grupo de septuagenarios, uno de ellos con un pin de la Falange en la chaqueta, tachaba a la familia "traidora" por haber acordado con el Ejecutivo la exhumación. "No es una profanación porque ha sido una exhumación de cadáver a petición de la familia. El Gobierno sólo ha cumplido con lo que se le ha pedido. (...) José Antonio era de todos", se lamentaban.

Aunque el inusual calor de este mes de abril apretaba, poco a poco más simpatizantes se fueron acercando a lo largo de la mañana a los alrededores del cementerio de San Isidro. Muchos de ellos eran jóvenes, de apenas veinte o treinta años, pero reacios a hablar en público de su ideología. Dos mujeres se aproximaron con sendos ramos de rosas rojas y amarillas. Su deseo era depositarlas ante la nueva tumba de Primo de Rivera una vez se produjera la inhumación, aunque la Policía ya les alertaba de que el cementerio muy probablemente permanecería cerrado a las visitas durante todo el lunes.

La tensa calma que se vivía en la zona se rompía cuando la Policía comenzaba a ampliar su despliegue ante la llegada de la comitiva desde Cuelgamuros. En ese momento, proliferaron los lemas a favor de "José Antonio" y muchos de los presentes alzaron su brazo derecho para emular el saludo fascista.

Pero el momento de mayor tensión se vivió una vez pasaba el coche con el féretro, ya que parte de los concentrados se saltaron el primer cordón policial para aproximarse a la calzada. Eran ya las 13.30h. de la tarde. La Policía intentó contener a la masa de forma dura pero sin llegar a cargar o hacer uso de las porras. En ese momento, concentrados y periodistas se mezclaban mientras algunos gritaban "prensa manipuladora" o "para estar aquí había que tener el carné comunista". Pese al choque, no hubo que lamentar heridos aunque sí se registraron tres detenciones y varias identificaciones por parte de la Policía.

Un rato después, una vez que los restos de Primo de Rivera ya descansaban en su nueva ubicación, los 'espontáneos' concentrados comenzaron a abandonar la zona al darse cuenta de que sería imposible accede al cementerio durante toda la jornada. "Usted me habla a mí de buenas maneras", increpaba una de las mujeres con las rosas a un agente cuando éste le impedía avanzar hacia la puerta del camposanto. 

Subido a un montículo del parque de San Isidro, uno de los erigidos como líderes daba por finalizado el homenaje denunciando con la Policía como testigo la "sed de aporrear y perseguir a patriotas". Además, arengaba a los suyos asegurando que la decisión de exhumar a Primo de Rivera es "de imbéciles" porque no se termina con su ideas "moviendo su cuerpo". "Lo importante es el legado, su pensamiento. Y ahora vamos a poder homenajearle en San Isidro todas las veces que nos apetezca. No vamos a tener que pasar por la humillación de entrar a escondidas en el Valle de los Caídos", exclamó ante los vítores del resto. 

Tras su intervención, todos los presentes se pusieron a entonar el 'Cara al Sol' con el brazo en alto mientras permanecían rodeados de agentes. Una estampa más propia del blanco y negro que, sin embargo, ha vuelto a resucitar por unas horas muy cerca del corazón de Madrid.