Radiografía del yihadismo en España: una amenaza latente pese a la buena prevención

Radiografía del yihadismo en España: una amenaza latente pese a la buena prevención

El ataque de Algeciras, que la Fiscalía de la AN estudia como posible terrorismo islamista, devuelve al primer plano un riesgo que Interior cataloga como "alto". 

Unos policías custodian el cuerpo de Diego Valencia, asesinado en Algeciras en la noche del miércoles.AFP via Getty Images

La Fiscalía de la Audiencia Nacional investiga el ataque mortal de Algeciras (Cádiz) como un posible atentado yihadista. El Ministerio del Interior, echando mano de prudencia, insiste en que "todas las hipótesis siguen abiertas", porque "puede ser de naturaleza terrorista", pero queda mucho que aclarar sobre la radicalización, los contactos y planes de Yassine Kanjaa, el marroquí de 25 años que empuñó el machete y mató a Diego Valencia. A la espera de poder asignar la etiqueta correcta, que salte a la palestra la situación del terrorismo islamista en España es, en cualquier caso, inevitable. 

Lo que indican los informes del Ministerio del Interior, de Europol y de organismos internacionales independientes es que sigue siendo una amenaza latente, viva, activa, por más que en nuestro país se esté llevando a cabo una prevención que es ejemplo para otros estados. Se aprendió con dolor, en el 11-M, y se está trabajando en vanguardia, pero matar sigue siendo fácil. 

Interior mantiene hoy la alerta antiterrorista en el nivel cuatro sobre cinco, es decir, hay un riesgo alto de atentado, al igual que en las principales naciones europeas. Este nivel, marcado en rojo por el departamento que comanda Fernando Grande-Marlaska, supone la movilización total de los agentes especializados, que extreman la vigilancia sobre los sospechosos, así como el refuerzo y protección de infraestructuras críticas (centrales nucleares y grandes nudos de comunicación, como aeropuertos y estaciones de tren, sobre todo). Implica igualmente una mayor presencia de las fuerzas de seguridad en las calles y un preaviso a las Fuerzas Armadas para que intensifiquen la seguridad en sus instalaciones y estén preparadas para reforzar a la Policía Nacional y Guardia Civil, en caso de ser requeridas.

El nivel 4 se sustenta en pruebas: interceptación de comunicaciones que citan a España como objetivo, aparición de nuestro país en diversos medios de propaganda yihadista, detenciones en suelo español, arrestos en otros países de personas con lazos con la península...

En el Índice Global de Terrorismo que publica el Instituto para la Economía y la Paz, cuya edición más reciente es la de 2022, España ocupa el puesto 55 en cuanto riesgo a nivel mundial, lo que equivale a un peligro medio, anaranjado, con una ligera mejora desde la medición de 2020; entre los europeos, es el octavo país con mayor riesgo de amenaza yihadista. 

Y se si tienen en cuenta los datos de la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial (Europol) en su informe del año pasado, España fue escenario destacado en el terror de base islamista porque de los 388 sospechosos de terrorismo detenidos 2021 (año al que hace referencia la estadística), más de dos tercios -260 casos- provenían de investigaciones de extremismo yihadista en Austria, Francia y, también, España. En ese tiempo, se registraron 15 ataques o intentos de ataques terroristas en la UE durante 2021, de los que cuatro llegaron a completarse. Francia experimentó el mayor número de incidentes terroristas, cinco en total, seguida de Alemania (3) y Suecia (2), mientras que Austria, Dinamarca, Hungría, Bélgica y, otra vez, España, informaron de un ataque cada uno.

Ocurrió en Roldán, cerca de Torre Pacheco (Murcia), el 17 de septiembre de 2021, cuando un ciudadano marroquí embistió con un vehículo la terraza de un restaurante frecuentado principalmente por turistas extranjeros. El ataque dejó un muerto y cinco heridos. El agresor falleció tras autolesionarse. La Audiencia Nacional empezó a investigar el caso por yihadismo.

Las razones de la amenaza

España puede sufrir un ataque de esta naturaleza por varias razones: porque el mensaje de los grupos yihadistas es el de atacar a cada país europeo; porque tiene un pasado de intervención en Oriente Medio, como guerra de Irak; porque tiene la propia historia nacional, con Al Andalus, muy importante en la narrativa yihadista; y porque tiene dentro un problema de todo Occidente, el de las segundas generaciones de inmigrantes procedentes de países islámicos que se radicalizan porque no se les dan buenas oportunidades de integración. Lo explicaba a El HuffPost Lorenzo Vidino, director del Programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington (EEUU), a raíz de los atentados de Barcelona y Cambrils. 

En el documento España en el mundo 2023: perspectivas y desafíos en seguridad, el Real Instituto Elcano avanza "que la amenaza de un terrorismo yihadista aún más complejo y diversificado persiste en España", al nivel de otros países occidentales. "Las fuentes de la amenaza yihadista proceden tanto de Al Qaeda como de Estado Islámico, incluyendo a sus ramas territoriales y entidades filiales. No solo son las organizaciones de referencia para quienes dentro de España se radicalizan en las actitudes y creencias del salafismo yihadista, sino que, en el marco de la pugna por la hegemonía del yihadismo global que mantienen, siguen ambicionando ejecutar algún atentado espectacular en países occidentales", indican sus expertos. 

Las fuentes de la amenaza yihadista proceden tanto de Al Qaeda como de Estado Islámico, incluyendo a sus ramas territoriales y entidades filiales

Ha bajado algo el riesgo de los hipotéticos retornados que hayan podido estar a las órdenes de grupos como el Estado Islámico, por la pérdida del autoproclamado califato, pero es un flanco que se sigue atendiendo. A la luz de las operaciones policiales desarrolladas en 2022, dice Elcano, "continúan destacando el escenario de conflicto que configuran Siria e Irak, al igual que Marruecos" pero "vuelve a adquirir relevancia Pakistán y, con el retorno de los talibanes al poder, también Afganistán". Aquí no hay tanto riesgo proveniente del este de África o del Sahel como en otras naciones europeas, "aunque su potencial es susceptible de aumentar. Y "se han constatado las interconexiones entre yihadistas residentes en España y otros establecidos en Francia, Bélgica e Italia". 

"No cabe descartar", avisa el dossier, que de nuevo "se produzca la articulación de células o redes integradas a organizaciones yihadistas con base en regiones inestables del mundo islámico, o enlazadas con ellas a través de facilitadores que operan tanto en zonas de conflicto como desde algunos países de la UE". Tampoco es descartable "la formación de células independientes inspiradas por esas entidades del yihadismo global, pero sin vínculos directos con ellas ni tampoco a través de intermediarios" y a ello se añaden los llamados "actores solitarios o individuos radicalizados, a menudo afectados por problemas de salud mental, que intentan atentar por su propia cuenta, instigados únicamente por la propaganda emitida por EI y Al Qaeda, o en general por los contenidos online que difunden los fines y los medios propios del yihadismo global". Lo que se está investigando es si el atacante de Algeciras pertenece a este último grupo. 

"El foco endógeno tiene sus principales demarcaciones en Cataluña, Ceuta, Melilla, la Comunidad de Madrid y provincias del Levante español correspondientes tanto a la Comunidad Valenciana como a la región de Murcia", añaden en cuanto a reparto territorial.

Según informa la Agencia EFE citando datos de Interior, un total de 1.088 personas han sido detenidas por las fuerzas de seguridad españolas por su relación con el terrorismo yihadista desde los atentados del 11-M en Madrid de 2004. En lo que llevamos de año, y sin contar a Yasine Kanjaa, el detenido el miércoles en Algeciras, las fuerzas de seguridad han arrestado a cuatro personas en España y una en el extranjero en dos operaciones antiyihadistas. El trabajo para evitar ataques o preparaciones de ataques es diario, de rutina para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. 

En noviembre de 2022, el Gobierno anunció la repatriación de dos mujeres de nacionalidad española vinculadas con el Estado Islámico, junto a los 13 menores a su cargo, que todavía permanecían en los campos del noroeste de Siria. Se desplazaron a Siria en 2014 y vivieron bajo mandato de EI, hallándose en la localidad de Baguz, el último reducto territorial del califato, cuando la organización yihadista lo perdió en 2019. A su retorno, han comparecido ante la Audiencia Nacional dada la Orden Internacional de Detención en vigor contra ellas y han pasado a prisión provisional

Más allá de los datos, la gestión del fenómeno yihadista en las prisiones presenta múltiples desafíos, que incluyen la prevención de la radicalización violenta entre internos comunes, la detección del riesgo de reincidencia entre condenados por delitos de terrorismo y su efectiva reintegración social tras el cumplimiento de penas privativas de libertad.

Las pistas

Se analizan constantemente redes, mezquitas, grupos de familias (los atentados del 17-A en Cataluña, por ejemplo, demostraron que son poderosos los lazos de parentesco y amistad), centros de estudio, locutorios... Viejos y nuevos terrenos de peligro, porque la capacidad de adaptación es otra de las marcas de este tipo de terrorismo. No obstante, el terror es tan difuso a veces que, sencillamente, se oculta con la práctica del disimulo o taqiyyah, que permite a los extremistas llevar una vida disoluta, lejos de los preceptos del Islam, para dar pistas falsas a las autoridades. 

El Índice Global de Terrorismo destaca que en España es especialmente importante seguir la pista del dinero. Cita casos de grupos terroristas que usan organizaciones sin ánimo de lucro para recolectar donaciones "bajo la apariencia de colectas benéficas", que han llevado a varias detenciones en nuestro país, que es el que ponen de ejemplo en su informe. Habla de tres detenidos en 2021 que se hacían de dinero a través de una organización religiosa "bajo el pretexto de la ayuda humanitaria para los huérfanos sirios", pero los euros fueron desviados a financiar a los combatientes de Al Qaeda en Siria. 

Algunas fundaciones recaudan fondos abiertamente para los muyahidines y sus familias en zonas de conflicto o en campos de prisioneros, también. Los expertos destacan "la mayor disponibilidad de sitios web de crowdfunding, que brindan oportunidades para llegar a un gran número de donantes y recaudar rápidamente cantidades considerables de dinero", de forma "atractiva". "España informó que la mayor parte de los fondos canalizados desde el país hacia grupos yihadistas se levantó a través de campañas de crowdfunding en línea", indica el dossier, que destaca que es un medio de tener dinero usado no sólo por los yihadistas, sino por separatistas y ultraderechistas, los otros dos grandes focos de terror en España. Hasta las criptomonedas son terreno de investigación, añade el informe, con "casos de apoyo económico o solicitudes de apoyo de ISIS y Al Qaeda. "España, por ejemplo, ha informado de una cambio de servicios comerciales de dinero a criptoactivos y plataformas virtuales desde 2020, que aumentó aún más en 2021", ahonda. 

El 11-M y el 17-A han sido los dos grandes mazazos que han hecho evolucionar la persecución de estos terroristas. En los últimos años, tras la polémica en Las Ramblas sobre comunicaciones entre los distintos cuerpos policiales, las informaciones del Centro Nacional de Inteligencia y las alertas tempranas, se aprendió a concentrar capacidades y a dejar fluir mejor las informaciones. Juntos, trabajan todos en el Centro de Inteligencia sobre Terrorismo y Crimen Organizado (CITCO), la unidad nacional de Europol y hasta el Pacto Antiyihadista, donde se sientan los grupos políticos.

No sólo han tomado nota los uniformados y los gestores. La vigilancia ciudadana ha mejorado, indican desde los Centros Operativos de Servicios (COS) de la Benemérita, donde se atienden las llamadas al número 062. Se han incrementado "notablemente" los avisos de sospechas, las pistas sobre posibles terroristas, "una labor preventiva importante" que, matizan, no ha cuajado ni en alarma ni en psicosis.

También se ha logrado avanzar en la ley sobre precursores explosivos, en vigor desde 2014 por transposición de una norma comunitaria pero mal aplicada, revisada en 2017 y que ahora sí aumenta el celo sobre la venta de bombonas de butano, por ejemplo. Las empresas de alquiler de vehículos y las dedicadas al hospedaje en viviendas vacacionales tienen ahora igualmente la obligación de contar con un registro documental de sus contratos, con el objetivo de que las fuerzas de seguridad cuenten con información de posibles sospechosos. Y se ha creado un Registro de Ministros de Culto de Gobierno, que incluye a los imanes y puede seguir mejor su labor.

Aún así, este año España tiene en 2023 "dos compromisos de relevancia para la agenda antiterrorista", incide Elcano: debe presentarse la nueva Estrategia Integral contra el Terrorismo Internacional y la Radicalización (EICTIR), a la que le piden un refuerzo en el "entorno online con propósitos de radicalización, reclutamiento y capacitación de yihadistas o la específica movilización de menores", y ostentará la presidencia del Consejo de la UE en el segundo semestre del año. "España debe aprovechar esta circunstancia para impulsar algunos de los temas que resultan prioritarios en su acción contra el terrorismo, donde las víctimas tienen un papel central, además de favorecer el debate sobre asuntos de interés general para el conjunto de los Estados miembros, como el escenario de seguridad en los Balcanes y el Sahel",  concluyen.

Los perfiles

Actualmente, por más que el Estado Islámico haya perdido su califato, que ya no mande en sus feudos de Mosul (Irak) o Raqqa (Siria), por más que sus fuerzas estén mermadas, no ha desaparecido. Quedan bolsas de resistencia en ambos países, donde se han organizado sus miembros en forma de guerrilla, y está en proceso de cambio y reorganización, no de muerte. El ISIS no es sólo un ejército ni una administración, sino también una ideología, y esa sigue bien enraizada en zonas de Oriente Medio y fuera de allá. Su influencia aún es alta en Europa, aunque sus medios son mucho menores. Ese gran foco de peligro se ha desvirtuado en los últimos tiempos -han perdido, son menos atractivos-, pero sembraron mucho y hay que seguir vigilando si su radicalismo da frutos. 

Algo similar pasa con Al Qaeda, el otro gran grupo yihadista más reconocido en el mundo, que se teme que esté en fase de rehacerse en parte gracias al ascenso de sus aliados, los talibanes, en Afganistán

La reproducción del yihadismo global en España continúa a través de los procesos de radicalización que tienen lugar en el seno de las comunidades musulmanas, especialmente entre adolescentes y jóvenes de segunda generación

Los análisis elaborados por Fernando Reinares, director del programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, y por Carola García-Calvo, investigadora principal del mismo programa, llevan años explicando que el perfil del terrorista yihadista en España: marroquíes o segunda generación de inmigrantes. "Aunque una amplia mayoría de los yihadistas en España son actualmente marroquíes o descendientes de marroquíes, es más probable que alguien originario de Marruecos se implique en actividades terroristas si reside en España que si lo hace en Marruecos", decían. 

Y ponían el dedo en la llaga en algo en lo que la Guardia Civil, la Policía Nacional y los servicios de Inteligencia trabajan con ahínco: "que hay dificultades en el acomodo en nuestra sociedad de las segundas generaciones". Los "conflictos de identidad" a los que se enfrentan estos ciudadanos "suscitan vulnerabilidades explotables por las organizaciones yihadistas", añaden los expertos. Bajo el problema de seguridad nacional, el de la inclusión social y el encaje de las migraciones, también. 

En la previsión de Elcano para 2023 se insiste en ello: "La reproducción del yihadismo global en España continúa a través de los procesos de radicalización que tienen lugar en el seno de las comunidades musulmanas, especialmente entre adolescentes y jóvenes de segunda generación, nacidos o crecidos en España, pero descendientes de inmigrantes procedentes de países islámicos". 

La guardia no se puede bajar.