Arde Bogotá: "Rechazar el reggaeton es como rechazar el día y la noche"

Arde Bogotá: "Rechazar el reggaeton es como rechazar el día y la noche"

La banda murciana lanza este viernes su segundo disco, 'Cowboys de la A3'.

De izquierda a derecha, Pepe (bajo), Antonio (voz), José Ángel (batería) y Dani (guitarra), los componentes de Arde Bogotá.Mónica Figueras

Arde Bogotá solo ha necesitado poco más de dos años para confirmarse como una de las bandas de rock español del momento. A golpe de guitarrazo y con un sonido y unas letras que son inconfundibles, Antonio, Daniel, Pepe y José Ángel ya han sido capaces de poner patas arriba desde las salas más pequeñas hasta la Plaza del Trigo de Aranda de Duero en pleno Sonorama. 

Este viernes, Arde Bogotá lanza de la mano de Sony Music Cowboys de la A3, su segundo trabajo. Lejos de cambiar de estilo, la banda cartagenera, tal y como cantan, ha soltado "a los perros, al elefante, al tigre, al tiburón y al galgo" para recorrer esta autovía en busca del perdón de sus pecados y de esa salvación que siempre encuentran al llegar a casa, aunque para ello primero hayan tenido que hacer un juramento de sangre propio de los mejores copilotos.

A pesar de poder imaginar que el premio y la parada más normal dentro de este ascenso meteórico es hacer en un futuro cercano un Wizink Center (dar el salto al gigante pabellón madrileño), Arde Bogotá está lejos de pensar en eso. De hecho, reconocen que se sienten más "cómodos" en las salas más pequeñas con su gente y que incluso, de tener elegir, preferirían llenar el Cartagonova y tocar en casa. 

Los cuatro componentes de Arde Bogotá tampoco tienen problemas en confesar que han movido el esqueleto con Quevedo u Ozuna en una charla con El HuffPost en la que desgranan un disco que ha resucitado todavía más al rock, aunque en su primer álbum preguntaran eso de "se ha muerto el rock ya o me lo tengo que cargar". 

Para el que no os conoce, ¿Arde Bogotá es rock? ¿os sentís cómodos con la etiqueta indie?

José Ángel: Nosotros somos una banda de rock en mayúsculas. Es lo que hemos querido ser desde el principio y lo hemos tenido siempre claro.

Daniel: Yo la etiqueta indie la entiendo más como un apellido, es decir, el rock indie. Indie es una etiqueta que no entiendo muy bien y que creo que viene de una época de inseguridad con estilos que no se definían, pero que se escuchaban en festivales. Ahí ahora hay bandas de electrónica como Livings o Second, que son rock. A las dos se le metía dentro del indie, así que al final nos dimos cuenta que se le llamaba indie a todo lo que iba a los festivales.

Antonio: Nosotros no somos una banda independiente, estamos en una major como Sony. Indie es una palabra que tenía mucho sentido para identificar a los proyectos independientes que tienen muchísimo mérito y que hay que reconocérselo con su etiqueta porque trabajan de una forma muy concreta y específica. Pero creo que por metonimia se ha ampliado a todo lo que esté en un festival. Nosotros podríamos decir que somos rock de festivales.

Daniel: Tenemos la suerte de que ya se ha roto un poco el tabú y han entrado dentro de los festivales muchos artistas que vienen de la radio comercial o incluso de lo urbano. Creo que al romperse esa barrera se puede hablar sin tapujos de 'hago urbano, hago rock o hago electrónica' y nosotros hacemos rock. Además, lo que podemos ver es que la gente que tradicionalmente se ha considerado indie es la que iba a los festivales.

¿Qué buscáis con este álbum? ¿A dónde queréis trasladar a vuestros fans?

Antonio: A nivel sonido, mi sensación es que el mensaje es que aquí tenéis un poco más de Arde Bogotá. Es un disco en el que los que se subieron al coche en La Noche lo van a disfrutar y los que lleguen ahora van a entender el proyecto, porque nos hemos mirado al espejo y nos hemos preguntado qué banda queremos ser y este es el resultado. Es la banda de rock que nosotros entendemos para el siglo XXI. A nivel mensaje es un disco sobre libertad, sobre romper con las cosas que te atan y que te pesan encima. Liberarte de ellas y echar a andar o incluso subirlas al maletero y decir que no pasa nada por tener una mochila porque todos la tenemos y eso no nos va a impedir movernos.

El disco se llama Cowboys de la A3, ¿es la A3 la autovía para conseguir esa libertad?

Antonio: Es una metáfora de casa y libertad. Cuando tú estás en Madrid y no sabes volver a Cartagena, lo que tienes que hacer es seguir los carteles de A3 y, aunque se te vaya el GPS, si la sigues llegarás a Cartagena. También es lo mismo pero a la inversa. Si tú sales de Cartagena, te pones en el carril izquierdo y te acuerdas que en Murcia hay que ir dirección Albacete por la A3 acabas llegando a Atocha. Entonces es un símbolo de libertad y casa a la vez, de que por muy lejos que estés siempre estás conectado al origen.

¿Esa salvación de la que habláis en la última canción del álbum es Cartagena?

Antonio: El mensaje de la canción es un poco como que la salvación no está en la medalla, en los trofeos o en las grandes ambiciones. Está en las cosas pequeñas, en las caricias, en pasar tiempo con la gente que te importa y en hacer de eso un tesoro. Seguramente eso también tiene que ver con casa. Muchas veces pensamos que el objetivo y la ambición es la gran ciudad, tocar en un estadio e irte muy lejos y eso no es cierto. Los grandes momentos de felicidad que yo creo que tenemos todos muchas veces están ligados con con ratos que pasamos en casa, en los bares de tu ciudad o en los sitios que consideramos como hogar. Por eso el último viaje es el viaje a la casa, porque el viaje más importante no era el viaje para combatir a los dragones, sino cuando por fin vuelves de aquello y dices que ahora por fin puedo descansar.

Los grandes momentos de felicidad son en los sitios que consideramos hogar

¿Tenéis algún juramento de sangre que no vais a olvidar, como decís en Copilotos?

Antonio: El juramento de sangre de esa canción representa a ese copiloto que no se puede dormir para cuidar del que conduce. Yo deposito todos los días de mi vida toda la confianza en Daniel, José Ángel y Pepe, en la gente que forma el equipo y ellos en mí también. Todos confiamos en que representaremos bien el proyecto que tenemos en común y en que tomaremos las mejores decisiones para que siga adelante y camine hacia el sitio al que queremos ir. Es un juramento de sangre como el que hacen los pilotos del Dakar con sus compañeros, en el sentido de confiar ciegamente en que el tipo que va diciendo curva, ras porque sabes que te va a guiar por el camino correcto para llegar al destino. Aquí hay un juramento de sangre que seguramente sea de los más importantes que hemos hecho en nuestra vida, aunque luego tenemos otros personales.

¿Han cambiado desde que empezasteis en la música hasta hoy?

José Ángel: Creo que desde el primer ensayo en el que se compuso Antiaéreo se entendió que había algo por encima de nuestras cabezas que había que intentar conseguir y respetar y sobre lo que había que comprometerse. Con el paso del tiempo han pasado muchas cosas, pero reforzar ese juramento es algo muy bonito.

Daniel: Cuando todavía no había salido ni siquiera una canción, en 2018, Antonio se va a estudiar a Alicante. Recuerdo muy bien que nos reunimos y nos dijo que no nos preocupáramos porque no iba a dejar la banda e iba a seguir viniendo todos los fines de semana a ensayar y a componer. Luego ese juramento se repitió cuando él se fue a Madrid, cuando vino Sony, etc, pero desde el primer momento hubo un compromiso y se ha mantenido intacta esa mentalidad.

¿Sois conscientes de que habéis creado en tres años un sonido muy propio y reconocible?

José Ángel: Ese es el mayor cumplido que nos pueden decir y no sabemos explicarlo el cómo. Cuando dicen 'este sonido es Arde Bogotá' puede ser por la voz de Antonio, por cómo componemos, etc, pero nosotros no tenemos una guía. Hemos hecho sacrificios que nos han atado más al grupo porque lo haces en pos de la banda y de tus amigos y estos te hacen estar más unidos. Esto no es vamos a hacer un hobby, es una cosa de familia, de banda, es una cosa muy seria en donde se ha volcado toda tu vida y gran parte de tus preocupaciones. No tiene una explicación lógica sino que todos sabemos lo que buscamos.

Dani: Con el sonido, por ejemplo, más allá de la voz de Antonio, que es muy característica, también creo que hay una suerte de apuesta porque durante años muchas bandas intentaban imitar el sonido de otro grupo y se iban con su productor. En cambio, nosotros cogimos un productor local y una persona que había producido pocos discos en su vida y que venía del género del metal y nos dio un sonido nuevo e hizo las cosas diferentes. Entonces creo que también hay que reconocer que ahí lo hicimos bien. Aparte nosotros componemos y tenemos nuestras influencias, pero en ese momento supimos distinguirnos de lo que venían haciendo las bandas, que era que quiero sonar a Sidonie o a Viva Suecia y me voy con sus productores y me hacen una copia a ver si así entro en el mercado. Por ejemplo, yo recuerdo el momento en el que que me llegó Antiaéreo, que fue la primera canción producida, y me acuerdo en un primer momento de rayarme y decir que esto no iba a entrar nunca en el mercado en el que a lo mejor queremos movernos. Entonces, Antonio me mandó un audio diciéndome que era increíble porque no tenía nada que ver con lo que sonaba en este país. Ahí es cuando dije vamos a por ello.

Sobre vuestras influencias, ¿qué escuchan los componentes de Arde Bogotá? ¿qué habéis oído hoy?

Antonio: Esta mañana me he duchado con Alegrías, de Camarón.

Dani: Yo lo hago todos los días con Boulevard of Broken Dreams, de Green Day. Me he dado cuenta que esa canción es la que me metió en esta movida y siempre vuelvo a ella.

Pepe: Yo al rapero Nova Mejía.

José Ángel: Yo he escuchado Kasabian, que es una de mis bandas de cabecera.

Antonio: Tenemos muchas influencias y cada uno escucha lo suyo, pero luego hay influencias comunes. Ni Camarón ni Nova Mejía se cuelan casi en el local de ensayo, entran más Artic Monkeys o Foo Fighters, pero es interesante saber lo que escuchamos en este momento para entender la pluralidad de la banda.

¿Entonces entiendo que habéis bailado el Quédate de Quevedo este verano?

Antonio: Claro, es mi mayor ídolo jajaj somos la primera generación de músicos de guitarra que abraza eso en vez de repetir lo que dicen los señores estos que dan un poco de vergüenza y que odian el reggaeton. Nosotros nos hemos criado escuchando eso y bailando eso y nuestras primeras relaciones están provocadas gracias al reggaeton y a ese tipo de música en una discoteca. Rechazar eso es como rechazar el día y la noche, tienes que abrazarlo y entender la genialidad que es.

José Ángel: Eso no todos, pero sí, en este disco hay algunas partes que son latinas mezcladas con la guitarra. Y eso mola.

¿Cómo veis el tema de los festivales, de que hay polémica de que muchos carteles se repiten y no se terminan de apostar por nuevos grupos?

Antonio: Es difícil entrar en la rueda de los festivales. Somos muy afortunados de haber entrado, pero cuando empezamos era un misterio el pensar qué hay que hacer para entrar ahí. Habrá mucha gente en locales de España preguntándoselo, pero no hay una receta clara. Mucha gente tiene que confiar en ti para que entres en el cartel de un festival y luego que esa confianza se refleje, empiece a contagiarse y aparezcas en más festivales, pero es realmente difícil. Ojalá con el tiempo sea más fácil porque significará que hay más opciones, pero es complejo que pase.

Daniel: Un escritor hizo un libro sobre la posibilidad de limitar el número de veces que un artista pueda ir a un festival porque vemos que un artista está en todos los festivales, pero es algo utópico porque es un mercado capitalista, pero sí que es un debate interesante a tratar.

José Ángel: Que entres en un circuito de festivales tampoco te garantiza nada, lo único que te garantiza es que quieres seguir teniendo la motivación de seguir y no caer.

Limitar a los artistas en festivales es algo utópico. Es un mercado capitalista

¿Pondríais zonas vip en vuestros conciertos? Especialmente tras la polémica de Lory Meyers en el Wizink Center.

Daniel Las bandas creo que están ajenas a esos temas, pero los artistas sí tenemos que ser más conscientes de saber qué hacen los promotores y los mánager porque si causan polémica es por algo.

José Ángel: Hay que valorar todos los ejes y las tuercas de la maquinaria porque lo que no puede ser es limitar el precio a uno concreto y que mi técnico no coma, pero siempre sin abusar del público.

Daniel: En mi opinión, yo creo que hay una magia del que hace la fila desde las 10 de la mañana porque es muy fan o porque quiere, yo sí lo seguiría respetando.

Empezasteis a daros un nombre con la pandemia, ¿temisteis que se alargara más todavía y que no pudiera seguir adelante Arde Bogotá?

José Ángel: Nunca tuvimos miedo, nuestra situación fue muy privilegiada. Pudimos sacar temas, LP, y nuestros primeros conciertos de gira como banda fue con gente sentada. A pesar de la pandemia, tuvimos suerte.

¿Cuándo tenéis pensado anunciar un Wizink?

José Ángel: La pregunta es ¿dónde gusta más escuchar a Arde Bogotá, en una sala o en un gran estadio?

Daniel: Sería una muy buen señal hacer un Wizink y no sé si la banda está en ese punto, pero yo creo que aspiramos a otro tipo de recintos, porque lo del Wizink lo veo hasta en la sopa.

José Ángel: A mí lo que más me gustan son las salas porque es donde de verdad estás en comunión con tu público.

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Alfredo Pascual es redactor de Virales en El HuffPost en Madrid. Escribe sobre noticias de televisión, política, redes sociales, deporte, etc. Estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y un máster en Periodismo de investigación, datos y visualización en la UNIR. Antes de entrar en El HuffPost estuvo en la Cadena Ser y en el Heraldo de Aragón. Puedes contactar con él en alfredo.pascual@huffpost.es