Nos sobran los motivos para preocuparnos: las claves del tiempo que hará en verano

Nadie esperaba buenas noticias y, efectivamente, no son buenas noticias. Nos espera un verano "abrasador" que se suma a la sequía, ya crónica, que sacude a todo el país. Las previsiones a medio plazo adelantan las claves de una estación que puede agravar, más si cabe, una situación límite.

Superado el verano extremo de 2022, con olas de calor que dejaron miles de víctimas mortales solo en España, los expertos advertían de que posiblemente ese fuera el mejor del resto de veranos que vivamos. Y, por ahora, la sensación es que podría cumplirse.

Un informe especial de eltiempo.es para el verano basado en proyecciones a medio plazo adelanta que tanto mayo, junio y julio traerán temperaturas "muy por encima de lo normal en nuestro país". En concreto, será "mucho más cálido de lo normal" en todo el interior y "más cálido de lo normal" en el resto del país. Solamente se salva Canarias, y a medias, porque en las islas se conformarán con estar "ligeramente" por encima de la media.

La evolución es clara y a peor. La Agencia Estatal de Meteorología alertaba de que los veranos en España se han vuelto cada vez más cálidos en los últimos 40 años, con olas de calor cada vez más frecuentes e intensas. 2022 lo mostró perfectamente, con una ola, en agosto, que dejó alrededor de 5.000 fallecidos reconocidos por causa del calor. Los cálculos de eltiempo.es añaden que los veranos no solo se vuelven más extremos, sino también más largos. Actualmente, "duran cinco semanas más de lo que correspondería, incrementándose al ritmo de nueve días por década".

La gran pregunta, la de si lloverá en verano, también tiene una respuesta desagradable. No tiene pinta, según los patrones de previsión manejados por todos los meteorólogos, más allá de episodios sueltos sin demasiada relevancia a nivel ambiental.

"España atraviesa la sequía más grave desde 1970 en gran parte de su territorio", explica a El HuffPost Mar Gómez, responsable de eltiempo.es y autora de este informe. Esa sequía, prosigue, no es un fenómeno tan reciente como pudiera parecer, ya que "tuvo su inicio en 2014, pero en 2022 se ha agudizado más, y las lluvias de diciembre no la frenaron".

Tampoco lo harán las pocas que puedan caer de aquí a las próximas semanas. De momento, los cielos siguen dominados por "anticiclones y situaciones de estabilidad", algo impropio para una época más propensa a todo lo contrario. Así, no se esperan (apenas) lluvias próximamente. "Y lo que caiga será por un frente que llegará desgastado, dejando algo en el norte y poco más. Eso no es suficiente", confiesa con evidente preocupación a este medio.

En conjunto, el trimestre de mayo, junio y julio, a caballo entre la primavera y el verano, dejarán un acumulado algo menor de lo normal en casi todo el país. Más metidos en el periodo estival, incluyendo agosto y parte de septiembre, los expertos aseguran que los modelos "no muestran anomalías con respecto a años anteriores".

Esto de por sí ya es un problema, habida cuenta de que el verano no es precisamente un periodo bueno para hidratar campos y cultivos y llenar embalses. Algo lloverá, explica la autora del informe, pero ese "algo", aún imposible de concretar, será a todas luces insuficientes para compensar el déficit hidrológico, especialmente a nivel nacional.

A estos peligros climatológicos se les añade otro, cada vez más recurrente en los últimos tiempos: los incendios. Si en marzo la AEMET advertía del riesgo extremo, más propio de verano que de la primera primavera, en los meses más cálidos el riesgo se dispara. Después de un 2022 negro y un comienzo de 2023 igualmente trágico, los incendios amenazan con volver a ser protagonistas omnipresentes del verano.